Cuarto es el flamante nuevo disco de Diego Presa, cantautor que desde hace más de 20 años integra Buceo Invisible. Es el cuarto disco que lanza como solista, mientras que con la banda editó cinco álbumes. Por cantidad se podría pensar que ambas carreras están teniendo el mismo peso, pero Presa dice que no piensa en esos términos: “Es una cuestión de ritmos de trabajo: Buceo Invisible es un grupo de mucha gente y nos lleva más tiempo terminar los discos, hay otras dinámicas y complejidades en juego. Cuando encaro un proyecto de disco solista me lleva menos tiempo”.
Más allá de los tiempos de trabajo, Presa dice que a veces las razones por las que termina eligiendo una canción para alguno de los distintos proyectos en los que trabaja “también integra El Astillero, con Garo Arakelian y Gonzalo Deniz” son líricas: letras que le parece adecuado defender solo, porque tienen relación con cuestiones más íntimas. Otras veces, las razones son puramente musicales, porque, por ejemplo, los desarrollos instrumentales largos se adaptan mejor a lo que hace Buceo Invisible.
En Cuarto, además de buenas canciones, hay una variedad de instrumentos –acústicos, eléctricos y electrónicos– que no se encontraba en los tres discos anteriores de Presa. El músico amplió la paleta de timbres porque buscaba un paisaje distinto al de El Astillero –esencialmente acústico– y al de Buceo Invisible, que si bien su estilo no es de rock clásico, sí lo es su instrumentación.
Así las cosas, en el nuevo disco –que ya se puede escuchar en Spotify– nos topamos con “Adolescencia”, con un piano que por su sonido la melodía que desprende da una sensación de canción de cuna siniestra. Presa dice que, justamente, la adolescencia tiene algo de eso y por tal motivo incluyó múltiples voces –hay una masculina grave, otra aguda y una femenina–, para dar una idea de “la complejidad de la identidad adolescente”.
Todas las canciones del disco fueron compuestas en 2019, por lo que Presa no tenía manera de saber –al menos, en forma consciente, dice– la que se venía en 2020, pero algunos de los versos se ven resignificados a la luz de la pandemia y toman otro sentido. Por ejemplo, en “Hoy la casa se abrió” canta “hoy el sol golpeó el perfil / de otro edificio gris, / y aunque el mundo va a explotar / esta luz nos va a durar”. Pero la que más adquiere otro sentido es “Lila rara”, que en una parte dice “afuera de la normalidad” y, por la forma de cantar de Presa, que a veces alarga las últimas letras de alguna palabra, parece que cantara “afuera de la (a)normalidad”.
El músico cuenta que le interesa ir más allá del cliché del cantautor a solas con su guitarra y explorar otros sonidos. Por ejemplo, en “Maratonista”, que tiene un pulso electrónico, buscó acercarse al sonido de bandas alemanas de los 70 como Neu! y Can. Además, recuerda que el músico y poeta canadiense Leonard Cohen, que era “el prototipo de cantautor con guitarra, y además con cuerdas de nailon”, a partir del disco Various Positions (1984) empezó a componer en un teclado Casio y cambió su sonido. “No necesariamente implica algo nuevo, pero para mí es un aire fresco”, agrega.
Presa presentará su disco el martes a las 21.00 en la sala principal del Teatro Solís (las entradas están a la venta por Tickantel, van desde $ 500 a $ 1.000 y hay 2x1 para suscriptores de la diaria). Presa ya ha tocado allí con sus dos proyectos, pero esta será la primera vez como solista. Dice que el Solís tiene “un peso simbólico” que implica un “tremendo desafío”, porque aunque el aforo esté reducido por los protocolos de la pandemia, es “un número importante” para él. “Es el desafío más grande de mi camino solista. Aparte, es un escenario precioso y hay una resonancia de la gente que ha pasado por él y ha hecho cosas maravillosas”, agrega.
El músico subraya que si bien 2020 ha sido un año “jodido en pila de aspectos”, para él fue productivo, no sólo por su nuevo disco sino también porque por estos días publicará su primer libro de poesía, lanzado por la editorial independiente Pez en el Hielo, que se interesó por lo que viene escribiendo hace varios años y ahora verá la luz. Por último, Presa acota: “Este año tomé la decisión de compartir todo lo que tenía entre manos. No sé si es muy estratégico, pero es lo que quería hacer”.
Virginia Martínez
La cantante uruguaya Virginia Martínez propone “revivir los éxitos de algunos de los grandes protagonistas de la música afroamericana del último siglo, reinventándolos en cada pieza”, se anuncia en la gacetilla de prensa. En el show visitará obras de Gloria Gaynor, Amy Winehouse, Aretha Franklin, Stevie Wonder y Louis Armstrong, entre otros. La cita será hoy en El Callejón (Soriano y Zelmar Michelini).
Hablan por la Espalda
“Somos el caos, siempre estamos volviendo. Tu vida es una foto. Estamos vigilados. Montevideo es un desierto. ¿Qué será lo que nos va a resucitar? De noche va a empezar el sacrificio. Guitarras, trueno y sed. Tienen la idea de robarse almas y con ellas explotar. Cuando suba la canción y empecemos a sudar”. Con todo esto la banda Hablan por la Espalda anuncia el toque que hará el jueves a las 20.30 en Plaza Mateo. Las entradas se venden por RedTickets y valen $ 500. Hay 2x1 para suscriptores de la diaria.
Festival de Jazz de Montevideo
Hoy y mañana en la sala principal del Teatro Solís tendrán lugar las últimas dos jornadas de la edición número 13 del Festival de Jazz de Montevideo. Hoy a las 20.00 se presentará Erika González Cuarteto, con su propuesta de “mostrar las raíces del flamenco, los palos (estilos) más antiguos y tradicionales utilizando la instrumentación tradicional para luego ir evolucionando en la fusión con estilos y músicas de otras partes del mundo”. Una hora después se presentará Ósmosis, el proyecto del pianista Nacho Labrada, formado en 2018, que toca jazz fusión con influencias afro. Por último, mañana a las 20.00 tocará Martín Muguerza y a las 21.00 cerrarán Alejandro Luzardo y La Candombera. Las entradas se venden por Tickantel y valen $ 600.