En la eterna discusión de las redes sociales, nos hemos acostumbrado a encasillar el humor “políticamente incorrecto” como aquel que ofende a colectivos, que utiliza el racismo y el sexismo como si nada hubiéramos aprendido en estos años, o utiliza este conocimiento para saber dónde pegar más fuerte. Pero hay humores que ofenden y humores que ofenden. Existe el humor que los estadounidenses definen como raunchy, que vendría a estar entre “atrevido” y “obsceno”. Por allí aparecen obras como Porky’s (Bob Clark, 1981), La venganza de los nerds (Jeff Kanew, 1984) y Loco por Mary (Peter y Bobby Farrelly, 1998). Más cercanas en el tiempo, se puede mencionar Damas en guerra (Paul Feig, 2011) y Una noche fuera de control (Lucia Aniello, 2017).

En estos últimos títulos vemos cómo las mujeres ya han tomado el control (a veces sólo para perderlo) de estas narrativas subidas de tono, que no evitan el humor con fluidos y el lenguaje soez, pero que son menos permisivas a la hora de retratar, por ejemplo, encuentros sexuales no deseados (véase La venganza de los nerds).

Siempre habrá viejas para espantarse y conservadores que se sientan ofensivos, sin necesidad de golpear hacia abajo y convertir en punching balls a quienes están acostumbrados a serlo. Esto no significa que lo logren en un 100%, y el porcentaje dependerá de con quién conversen.

En 2017 se estrenaba, por medio de Hulu, una comedia que llegaba de la mano de Seth Rogen junto con Evan Goldberg, uno de sus tradicionales colaboradores. Y si bien es cierto que Rogen por momentos parece firmar los cheques con el mismo sello que utilizaba Homero Simpson cuando era comisionado de Limpieza, al menos en esta ocasión la apuesta rindió sus frutos.

I’ll be back... to the future

La primera temporada de Future Man nos presentaba a Josh Futterman (Josh Hutcherson), un humilde conserje de un laboratorio especializado en investigar enfermedades de transmisión sexual. Fanático de los videojuegos, logra “dar vuelta” uno que parecía imposible y con esta acción resulta elegido por dos guerreros del futuro para convertirse en salvador de la humanidad.

Estos dos sobrevivientes de 2162, Tiger y Wolf (Eliza Coupe y Derek Wilson, respectivamente), llegan cuando Futterman terminaba de celebrar la victoria en forma increíblemente sexual y solitaria. El guion se encarga de que un contingente de “Pequeños Joshes” termine en el uniforme de uno de los recién llegados. Esta quizás sea la prueba de ingreso de la serie, que luego de un par de episodios bajará el atrevidómetro, sin perder las ganas de divertirse.

Durante la primera temporada, la acción y la comedia toman elementos de sagas como Terminator y Volver al futuro, ya que la misión consiste en alterar circunstancias de ese presente para evitar una catástrofe que condenará a los humanos a un futuro de cloacas y alimentación a base de alimañas.

Con grandes momentos de humor, el trío protagonista visitará diferentes épocas relacionadas con los responsables del laboratorio (de donde saldrá el virus que nos destruirá a todos), viajando hacia atrás o adelante para corregir sus propios errores.

Entre las actuaciones secundarias se destacan las de Haley Joel Osment (el que veía gente muerta) y Keith David (el inventor de la realidad virtual en Community), y entre las locaciones temporales, los locos años 80.

Días del futuro pasado

La segunda temporada, estrenada en 2019, transportó la acción a 2162, que fue modificado por las acciones de Josh, Tiger y Wolf, pero que seguía lejos de ser una utopía. Mientras un sector de la sociedad vivía al estilo Mad Max (George Miller, 1979), otros la pasaban bomba planificando un viaje a Marte para huir del calentamiento global.

Esta temporada toma unos cuantos riesgos, incluyendo separar durante demasiado tiempo a los tres actores. Con sus subtramas descolgadas de lo anterior (hay un solo personaje destacado que regresa) generan momentos graciosos, pero nos obligan a encariñarnos con Future Man como si se tratara de una ficción nueva.

Lo mejor llega en la recta final, con un plan que incluye la utilización frenética de un dispositivo de viajes en el tiempo. Esto concluye en un cierre que dejaba la puerta abierta para una interesante temporada final: un animador de 3491 llamado Susan (Seth Rogen) les advierte que jodieron demasiado con las líneas de tiempo y que deberán pagar por sus crímenes.

El día de los muertos vivos

Hace poquitas semanas se estrenó la última tanda de episodios, que bajó de 13 a ocho y por momentos se nota. Hay momentos en los que uno se toma la cabeza pensando si se habrá perdido una escena que conectaba dos acciones, pero en general es más pareja que la segunda.

Todo comienza con los protagonistas participando en una suerte de Juegos del hambre, algo curioso, ya que Josh Hutcherson interpretó a Peeta en las cuatro películas de la saga, que debieron ser tres. Seth Rogen es ideal para esta clase de humor y lo demuestra en los primeros episodios, mientras Josh (Josh) busca una manera de escapar de esa versión demoníaca de Hechizo del tiempo (Harold Ramis, 1993).

Con una ayuda misteriosa, los tres bandidos del tiempo huyen a distintos momentos del pasado en distintos lugares del mundo, generando situaciones reideras que en ocasiones se terminan justo cuando uno se estaba acostumbrando. Mientras tanto, y al mejor estilo de Doctor Who, sus perseguidores buscan pistas en los libros de historia para darles captura.

El grueso de la historia girará alrededor de un refugio en el que viven muchísimas figuras históricas muertas de manera “no natural” e interpretadas por un montón de actores que no se parecen en nada a dichas figuras. Con trazas de Bill y Ted (Stephen Herek, 1989), cuya tercera entrega se está preparando en estos momentos, tiene momentos en los que uno hubiera preferido que cortaran minutos y los usaran antes.

Para cuando todo termine, habremos disfrutado de una comedia que se fue pasteurizando un pelín, o quizás fuimos nosotros los que nos acostumbramos a ella, que nos dejó al menos un gran personaje (Wolf) y que jugó con las convenciones de varios géneros. Para pasar el rato y más.

Future Man es una producción de Hulu que llegó a la región por intermedio de Fox, por lo que puede verse en streaming en Fox Premium o servicios de televisión para abonados que incluyan el paquete Fox (en mi caso, NS Now).