Con la ayuda del bolsillo infinito de Jeff Bezos, Prime Video ha venido ampliando su catálogo de series para maratonear en streaming. Además de clásicos como la recién agregada Malcolm in the Middle, cuenta con varias producciones originales y también con las llamadas “Amazon Exclusives”, es decir, producciones actuales de servicios que no están disponibles en nuestra región. Como Hulu, que a comienzos de año estrenó la miniserie Little Fires Everywhere, que en el resto del mundo (salvo India) fue distribuida por Prime Video.

Estamos ante uno de esos dramas ambiciosos, en el buen sentido. Con un elenco encabezado por intérpretes consagrados, una producción acorde y una historia que combina temáticas actuales con ingredientes de telenovela. ¿El resultado final?

Gracias por preguntar. Quizás lo “telenovelesco” pueda espantar a parte del público, pero se perderá una obra que cuenta con actuaciones arrolladoras y un guion que se toma el trabajo de mostrar lo bueno del personaje más malo y lo malo del personaje más bueno.

La acción transcurre en 1997, en una comunidad que, lejos de ser ideal, se ve bastante bonita. Allí viven familias dizque perfectas, con sus futuros planeados desde la niñez y sin ninguna clase de problemas económicos. Como la que encabeza Elena (Reese Witherspoon) junto a Bill (Joshua Jackson), padres de cuatro jovencitos.

Algunas caretas comenzarán a tambalearse con la llegada de Mia (Kerry Washington) y su hija Pearl (Lexi Underwood). Elena y Mia no podrían ser más diferentes: una es caucásica y la otra afroamericana, una tiene una posición acomodada y la vida resuelta, mientras que la otra tiene una existencia nómade, y carga todas sus pertenencias en su vehículo.

La relación entre estas dos mujeres será tensa, salpicada de microrracismos por parte de Elena, quien se mueve entre la culpa de clase y la incapacidad de reconocer ciertos privilegios con los que cuenta. El papel de Witherspoon tiene puntos de contacto con el que desarrolló en Big Little Lies, pero aquí tiene un rango mayor y el beneficiado es el espectador. Da gusto verla devorarse cada escena, a veces sólo con una mirada.

Washington también se luce, aunque sus emociones quizás sean más “fáciles”. El gran descubrimiento de esta serie es la joven Underwood, quien dentro de un elenco en el que los adolescentes están interpretados por adolescentes, se destaca y parece llamada a convertirse en figurita repetida de la televisión. Lo leyeron aquí primero.

Cuando parece que los ocho episodios girarán en torno a las dos familias y cómo algunos miembros parecen llevarse mejor en la vivienda opuesta, se introduce el gran conflicto, que termina de establecer a la maternidad como enorme leitmotiv.

Habrá tiempo para preguntarse cuáles son los elementos necesarios (o suficientes) para que una persona sea considerada madre de otra. Maternidad subrogada, sanguínea, adoptiva, deseada e interrumpida serán algunas de las variantes que atravesarán a los protagonistas.

Varias de las preguntas, sobre ese y otros temas, tendrán respuestas difíciles. En algunos casos ni siquiera las tendrán, sino que el público podrá discutir quién tenía más razón en una escena en particular.

Con flashbacks que, lejos de frenar la acción, le dan frescura a la trama, y un final con luces y sombras, vale la pena darle una oportunidad y descubrir las luces y las sombras dentro de uno mismo.