Mientras que en algunas industrias las mujeres continúan luchando por recibir el mismo salario que un hombre al que se le encomendó la misma tarea, en el mundo de los asesinos a sueldo el techo de cristal no parece existir. De pronto fue destrozado a balazos.
En la serie Killing Eve, la persona más peligrosa que recorre Europa liquidando empresarios, políticos y mafiosos es una joven conocida como Villanelle (Jodie Comer), que cual villano de Ciudad Gótica empieza a desarrollar un gusto por lo rimbombante. Esto, por supuesto, siempre hace que algún paladín pare la oreja.
Aquí la luchadora contra el crimen que le sigue los pasos es Eve Polastri (Sandra Oh), integrante de los servicios de inteligencia británicos que logra atar algunos cabos, colocar cuerditas rojas en un corcho y descubrir que detrás de varias muertes llamativas debe estar la misma persona. La misma mujer.
Durante tres temporadas emitidas hasta el momento, seremos testigos de un juego de la gata y la ratona, con ambas damas obsesionándose con su contraparte y recorriendo los más hermosos parajes del viejo continente intentando detener crímenes (una) o cometerlos (la otra).
Esta serie cuenta con una particularidad, y es que cada temporada tiene a una encargada diferente de comandar al grupo de guionistas. En la primera fue la enorme Phoebe Waller-Bridge (Fleabag), la segunda estuvo a cargo de Emerald Fennell y la tercera, de Suzanne Heathcote.
Así que tenemos tres tandas de ocho episodios que van contando una gran historia, pero que además tienen tufillo propio. El comienzo se caracteriza por los diálogos redondos, la segunda temporada lleva la relación entre Eve y Villanelle a niveles casi patológicos, mientras que los últimos episodios estrenados hasta ahora tuvieron un viraje notorio hacia la comedia.
Todo está apoyado en grandes actuaciones, especialmente la de Sandra Oh, que arranca con una fuerza arrolladora y con el correr de los episodios deja un poco el lugar central a Comer, quien funciona mejor cuanto más villana de historietas se vuelve su Villanelle. Pero hay que mencionar a la majestuosa Fiona Shaw como directora de inteligencia, que supo ponerle calor al final de la Guerra Fría. Y en el papel de superior inmediato de la villana está Kim Bodnia (The Bridge), que dota a su Konstantin de una de las mejores risas de la televisión mundial.
Claro que al final del día todo vuelve a girar en torno a la buena y la mala, aunque la primera empezará a no ser tan buena y la segunda... bueno, la segunda es bastante irredimible, aunque la serie intente lo imposible para que simpaticemos con ella.
Sabiendo que estamos siendo testigos de una relación bastante tóxica, podremos disfrutar de “una de espías” con ciertos clichés del género, como la asesina que siempre logra sorprender a la víctima en lugares vacíos y escapa a último momento. Luego apostarán a cierta intriga psicológica, que no llega al nivel del Hannibal de Bryan Fuller, para finalmente abrazar el absurdo de Villanelle, mezcla del Joker y Harley Quinn, y hacer que el resto del elenco tampoco se tome muy en serio. Mientras tanto, cae gente muerta por todas partes.
Killing Eve es transmitida en América Latina por Paramount y está disponible en plataformas que tengan la programación de esta señal en streaming, como por ejemplo DirecTV.