La serie británica Black Mirror se especializó en mostrarnos calamidades que a los ojos de 2020 parecen juegos de niños. A fines de 2018 estrenó un especial dedicado a un juego de niños. Más específicamente, a la serie de libros de Elige tu propia aventura.

El episodio “Bandersnatch”, reseñado en su momento, se aprovechaba de la tecnología del streaming para que el usuario de Netflix eligiera el destino de nuestro protagonista, que, al estilo Black Mirror, era un programador que quería adaptar un libro interactivo en forma de videojuego interactivo. Porque siempre tienen que hacer una moña de más.

Este experimento, repleto de guiños filosóficos (¿existe el libre albedrío?) y con varias rajaduras a la cuarta pared, resultó un éxito. La plataforma produjo otros títulos, en su mayoría destinados al público juvenil, como Carmen Sandiego: ¿robar o no robar? y Minecraft: modo historia.

En mayo de este año se estrenó Unbreakable Kimmy Schmidt: Kimmy vs. El Reverendo, que tardaría unos meses en llegar a América Latina porque un pícaro virus complicó el trabajo de las empresas de doblaje en todo el mundo. Pero ya está disponible para disfrutar preferentemente en su idioma original.

Females are strong as hell

A diferencia de “Bandersnatch”, aquí no se aprovecha el formato para reflexionar sobre el destino y la toma de decisiones, sino para hacer humor. La historia es sencilla, pero rodeada de una catarata de chistes, algo que siempre caracterizó a Unbreakable Kimmy Schmidt.

En medio de los preparativos de su casamiento con un miembro de la realeza británica (Daniel Radcliffe), la pelirroja más optimista de la televisión encuentra un libro que la llevará una última vez ante su peor enemigo: el reverendo Richard Wayne Gary Wayne (Jon Hamm), quien la mantuvo 15 años en un búnker subterráneo, de donde fue liberada al comienzo de su serie.

Las muy recomendables cuatro temporadas, estrenadas entre 2015 y 2019, mostraban a Kimmy como una adolescente en animación suspendida, que intentaba sobrevivir en Nueva York con la misma fuerza de voluntad que había utilizado durante su encierro. Pese a tratarse de una comedia que podríamos definir como light, esta creación de Tina Fey y Robert Carlock volvía una y otra vez al estrés postraumático de la protagonista.

El tiempo pasó y en esta ocasión, de nuevo, la excusa del reencuentro es la diversión. Una nueva oportunidad de reír con el narcisista y miserable Titus (Titus Burguess), la delirante Lillian (Carol Kane) y la superflua Jacqueline (Jane Krakoswki), además de apariciones de personajes secundarios y terciarios del “Springfield” creado con el correr de los años.

En cuanto al elemento interactivo, está todo pensado para que nos reventemos contra algunas paredes y sigamos jugando, con gags que cambian la segunda vez que elegimos una misma opción. Alcanzan un par de pasadas para pasear por la mayoría de los escenarios, aunque los créditos de cierre incluyen a varios actores y actrices que todavía no logré que aparecieran.

Un complemento perfecto para seguidores de la serie. Los que no la vieron... no sé qué están esperando.