Calma (2010), Más calma (2012), Calma 3 (2014) y SimpleMente (2017) son los cuatro discos como solista que lleva editados el guitarrista Gustavo Ripa, que en la década de 1980 supo poner sus cuerdas a disposición de Rumbo y de Canciones Para No Dormir La Siesta. En su proyecto solista cultiva una estética bien definida, que crece en el terreno de la música instrumental, con versiones acústicas de clásicos de nuestra tierra (“Príncipe azul”, “Por ejemplo”, “Vientos del sur”, “El instrumento” y muchos más) interpretados en una forma que remite, obviamente, a la calma.
En estos momentos Ripa está trabajando en un disco que todavía no sabe si saldrá en formato físico, pero lo seguro es que seguirá trayendo calma y ampliará el terreno donde cultiva sus versiones, porque no serán sólo de canciones vernáculas, sino también de Argentina y Chile. El nuevo disco se llamará Calma Sur y ya se pueden escuchar tres adelantos en Spotify. El último lanzamiento fue “El cautivo de Til Til”, del chileno Patricio Manns, compuesto en honor al héroe libertario Manuel Rodríguez Erdoíza: “Dicen que en la guerra fue / el mejor y en la ciudad / lo llaman el guerrillero de la libertad”.
Además, como adelantos del nuevo disco ya se pueden escuchar dos versiones de canciones que también pertenecen al cancionero popular chileno: “El cigarrito”, de Víctor Jara, y “Los momentos”, de Eduardo Gatti. Ripa acota que está por subir una canción de Violeta Parra y luego empezará a grabar versiones argentinas, pero no de folclore ni de tango, sino más que nada de rock: León Gieco, Fito Páez y Luis Alberto Spinetta. “Pero siempre llevándolo a mi estilo”, subraya el guitarrista.
Para el nuevo disco Ripa grabará versiones de algunas de las canciones uruguayas que ya había versionado en discos anteriores. La revisita al repertorio se debe, en parte, a que desde SimpleMente empezó a tocar con una guitarra de ocho cuerdas, “dos más que una ‘normal’, por si alguien está distraído”, que obviamente le brinda una amplitud de registro hacia las notas más graves. “Yo nunca toco igual, siempre improviso un poco, y les encontré otras vueltas en materia interpretativa, en la manera de hacerlas”, cuenta.
El hilo que une todas las canciones que Ripa elige tocar es que básicamente forman parte de su historia personal, pero también de una generación. Entre los artistas que más versionó se destaca Fernando Cabrera, ya que en sus cuatro discos hay una canción del cantautor. “He tratado de evitarlo, pero no puedo”, bromea el guitarrista, que en la actualidad suele acompañar a Cabrera en algunas canciones en sus presentaciones en vivo. Ripa agrega que si bien en sus discos toca música instrumental, tiene muy presente las letras de las canciones, que son como un fantasma que merodea la música.
Ripa se presentará por primera vez en esta “nueva normalidad” el viernes y el sábado a las 21.00 en la sala Zitarrosa, con entradas en Tickantel a $ 850. Es una oportunidad que vale la pena aprovechar porque el músico toca pocas veces en el año, porque en general es el productor de sus propios shows y además está muy dedicado a la docencia; de hecho, tiene entre manos un gran proyecto de escuela de música online.
La pandemia trajo con más fuerza que nunca las clases “virtuales”, y Ripa cuenta que no solamente se adaptó a esa modalidad sino que incluso le creció mucho la cantidad de alumnos, porque ya venía preparado. “No me agarró de sorpresa. Vengo con la postura de que es muy importante la formación online, porque democratiza mucho más. En este momento tengo alumnos del interior del país, por ejemplo, y en la situación presencial sólo pueden estudiar los que geográficamente están cerca. Yo soy del interior, y en mi época, que ni se pensaba en internet, no tenías chances de estudiar. Todo el mundo tenía que venir a Montevideo”, recuerda.
Ripa subraya que con las clases de música online “se derribaron varios mitos”, como que el aprendizaje es menor en forma “virtual” que presencial, y alega que con sus alumnos obtuvo el mismo rendimiento que antes. Una de las quejas más comunes sobre las clases de guitarra por Zoom, por ejemplo, es que el delay no permite la sincronización. Ripa dice que obviamente no se puede tocar en simultáneo ni en grupo, “pero eso no quiere decir que no se puedan hacer otras cosas”. “Si uno traslada mecánicamente las clases presenciales a lo virtual corre peligro, hay que adaptarlo”, finaliza.
Pitufo Lombardo
El músico tocará el jueves a las 20.30 en Blast (Uruguay 960). Las entradas se venden por RedTickets a $ 750.
Spuntone & Mendaro
El dúo sigue festejando sus diez años. El jueves y el viernes a las 21.00 se presentarán en el Centro Cultural La Experimental de Malvín (Decroly 4971). Las entradas se venden por RedTickets y valen $ 580, hay 2x1 para suscriptores de la diaria. “La idea nuestra es no irnos al carajo con las entradas, porque la gente tampoco tiene plata. La crisis nos golpeó a todos y no vamos a pretender ganar lo mismo, vamos a tener que trabajar muchísimo más para ganar lo mismo, pero eso a mí y a Guzmán no nos molesta. No hay muchas opciones, es esto o no tocar”, le había dicho Alejandro Spuntone a la diaria hace dos meses.
Sebastián Casafúa y Romina Peluffo
Ambos músicos tocarán el lunes a las 21.00 en el Teatro El Galpón, con entradas a $ 400 por Tickantel y a $ 300 para verlo por streaming (www.passline.com). Casafúa se presentará en trío de guitarras junto con Daniel Noble y Diego Varela, mientras que Peluffo, con Laura Gutman y Santiago Peralta, combinará canciones de Obsesa (2018), su disco debut, y el próximo álbum, que saldrá en noviembre. “Un show de transición entre el pasado obsesivo y rojo de su debut y el futuro algo más luminoso, expansivo y verde de su camino musical actual”, se publicita.
Buceo Invisible
El colectivo artístico de música y poesía se presentará el viernes y el sábado a las 21.00 en la Sala Hugo Balzo del Auditorio Nacional del SODRE. Las entradas se consiguen por Tickantel, valen $ 600 y hay 2x1 para suscriptores de la diaria. Se anuncia que, como suele pasar en los toques de Buceo Invisible, “el énfasis escénico y conceptual” estará puesto “en el trabajo de iluminación y sus conexiones íntimas con la palabra y el sonido”.