En el maremágnum de plataformas de streaming y sus catálogos en constante renovación, incluso el algoritmo más perfecto es capaz de ocultarnos series que seguramente veríamos. Así que hay que utilizar otros trucos.

Muchos apelan al clásico “recomiéndenme una serie, plis” en las redes sociales, seguido de una catarata de títulos que gustaron a cada uno de los que responden, pero que quizás no gusten a quien pidió ayuda.

Con la llegada del fin de año se habilita una nueva herramienta, que son las listas con lo mejor del año. O, en este caso, una lista que reunía aquellas series que tenían puntaje perfecto en el sitio Rotten Tomatoes. Que no quiere decir que todo el mundo le haya puesto un 10, pero sí que todo el mundo le puso al menos un 6.

Una de ellas, disponible en Netflix, se titulaba Feel Good. En seis episodios de menos de media hora (eso fue lo que me conquistó), esta ficción británica cuenta la historia de Mae (Mae Martin), una adicta en recuperación que se gana la vida como comediante de stand up, así que tampoco es que se gane una vida de lujos.

En el primer episodio conoce a George (Charlotte Ritchie) y ambas comienzan una relación. Pero las conductas adictivas de la primera y los problemas de la segunda por aceptar su primer romance con otra mujer son obstáculos para la felicidad.

Mae hace un gran esfuerzo por no recaer en las drogas, pero solamente para no perder a George. Mientras tanto, desde Canadá su madre no hace más que alimentar sus inseguridades. Este papel recae en Lisa Kudrow, que es perfecta como la perra que se niega a reconocer el problema de su hija, pero por momentos su personaje bordea lo caricaturesco y horada el realismo imperfecto sobre el que está construida la ficción.

Todo es muy orgánico en Feel Good, desde el consumo de drogas por parte de algunos personajes hasta la intimidad sexual y los vaivenes emocionales de las dos protagonistas. Los errores son los mismos que cometemos a diario, relacionados muchas veces con la falta de comunicación.

Sin puntos altísimos que queden en la memoria, exceptuando una conversación en el último capítulo, pero con todos los elementos en aceitado funcionamiento, vale la pena echarle un vistazo. E incluso sugerirla cuando alguien diga “recomiéndenme una serie, plis”.