Producida por Monica Lewinsky y Max Joseph, 15 Minutes of Shame (15 minutos de vergüenza) da vuelta la frase de Andy Warhol (“En el futuro, todos serán famosos mundialmente por 15 minutos”) para adentrarnos en el universo del escarnio y el acoso cibernético. Su intención es mostrar cómo las redes sociales se alimentan de viejos mecanismos del escarnio público y del surgimiento de la “cultura de la cancelación”, y cómo esas oleadas de juicios morales son tan crueles que resultan devastadoras para la psiquis de personas comunes, ya sea que hayan cometido un error o simplemente estén en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Lewinsky, una de las precursoras en lo de padecer lapidaciones sociales (se autodenomina la “paciente cero” por su episodio con el expresidente estadounidense Bill Clinton), sí que sabe cómo pasar de ser un ciudadano anónimo al centro de un escándalo de la noche a la mañana. Max Joseph es cineasta y conocido como cocreador y presentador de Catfish, un programa de MTV sobre personas que entablan relaciones por internet mientras ocultan (o les ocultan) su verdadera identidad.

El documental narra historias de desconocidos que de un momento a otro, sin tener mucha idea de cómo llegaron hasta ahí, están en el centro del linchamiento público. Varias de estas historias parecen una película de terror que tiene como protagonistas a simples mortales. De las más resonantes es la de un vendedor externo de Amazon que terminó fundido y con 17.000 botellas de alcohol en gel en su casa: cuando la covid-19 explotó, se dio cuenta de que ese mercado se encarecía y como una medida preventiva para que su negocio no cayera compró miles de botellas. Fue entrevistado por The New York Times y todo explotó: lo catalogaron de “monstruo” por especular con un producto de salud en medio de una pandemia, y fue cancelado y amenazado.

También impacta la historia de un trabajador de una empresa de energía que fue captado haciendo una seña que se interpretó como el símbolo de los supremacistas blancos. La imagen se viralizó y la empresa lo despidió, pero luego se sabría que sólo estaba haciendo ejercicios para relajar la tensión luego de manejar durante horas.

Lo más significativo de todos los relatos es cómo la comunidad internauta sanciona a personas sin hacer averiguaciones ni buscar evidencias. Lo que empieza por posteos de odio escala en pedidos de despidos, divulgación de direcciones y amenazas a la familia. La sentencia es inmediata y la horda enfurecida actúa.

El documental no pretende dar soluciones, sino simplemente hacernos reflexionar. Relata cómo la cultura de la cancelación produce efectos devastadores en nuestra vida cotidiana. La acción de anular a otro, así como sus ideas o ideología, representa un riesgo para la libertad de expresión. También nos muestra cómo las redes sociales se han vuelto una versión moderna de las viejas máquinas de tortura medieval, donde se exhibía a los pecadores para el regocijo del pueblo deseoso de rectitud social. La humillación pública causa mucho placer en aquel que la ejerce y refuerza ideas de bienestar propio y de justicia. Hay placer no sólo en humillar y ver a otro humillado, sino en hacerlo bajo una premisa donde parece que el otro merece el castigo: la hoguera y la picota se sustituyen por posteos, insultos, memes y otras formas modernas de condenar y ajusticiar. Mientras, las grandes compañías tecnológicas engrosan sus ganancias con nuestro odio mutuo y la vergüenza pública.

15 Minutes of Shame, dirigida por Max Joseph. 85 minutos. En HBO Max.


Charla sobre ciencia-ficción

Este sábado, tras la exhibición de Soylent Green (Cuando el destino nos alcance, Richard Fleischer, 1973), Marcelo Pereira y José Gabriel Lagos, de la diaria, estarán conversando sobre la relación de algunas obras de ciencia-ficción (Blade Runer y Brazil también fueron programadas en Cinemateca) y la concepción del tiempo, en el marco de la consigna que este año lleva adelante el Día del Futuro. La cita es a las 21.00 en el complejo de Cinemateca (Bartolomé Mitre y Ciudadela, Ciudad Vieja).