Bicho con suerte es el nuevo libro de Susana Olaondo. La autora es una de las principales exponentes de la generación que renovó y dio aire fresco a la literatura infantil y juvenil en la década de 1990, con propuestas que aventaban el didactismo y apuntaban al disfrute en la lectura. La trayectoria de Olaondo se ha mantenido vigente desde entonces con una presencia constante, unos cuantos títulos que son verdaderos clásicos y que han pasado de una generación a otra en las bibliotecas, y, sobre todo, estableciendo una conexión instantánea con sus lectores.
Esta particular química se basa en un estilo de ilustración que apuesta a la cercanía con los más chicos y en una manera de decir que equilibra humor y ternura. Por otra parte, podríamos decir que su narrativa apela al ritmo en la medida en que suele basarse en la repetición de estructuras, una forma tan cara a los más pequeños y a su manera de vincularse con los textos.
En este nuevo título, los protagonistas, un oso panda y una mariposa, hablan sobre otros animales, a los que les encuentran ventajas y desventajas. En cada caso es la mariposa la que comienza el intercambio con un consabido “bicho con suerte…” al que el oso responde “¿y por qué?”, pregunta paradigmática en la manera de conocer el mundo y que forma parte del cotidiano de los niños, en particular los de cuatro o cinco años.
Aunque la fórmula presentación-pregunta-ventaja-desventaja-conclusión que parecía estructurar el relato al inicio se deshilacha por la mitad del libro, esto no afecta al pacto de lectura y, por el contrario, refuerza el tono de charla sobre bueyes perdidos, de deriva inesperada, entre los dos amigos.
Si bien, por otra parte, la lista –que permite a la autora dar un panorama colorido de una serie de animales más o menos conocidos, más o menos cercanos, incluso las no tan apreciadas moscas– podría ser infinita, la conversación finaliza de manera tan natural e intempestiva como empezó –como suele ocurrir con las charlas de este tipo–, con el oso pensando en su propia suerte.
Contar ovejas
Contar ovejas es una misteriosa recomendación que se suele hacer a los niños cuando no consiguen conciliar el sueño. Presente en los más diversos libros para los más chicos, se ha convertido en un tópico por el que se asocia infaltablemente a las ovejas con el sueño. En 1, 2, 3, ¡a dormir! Susana Besio explora este tema para dar un conjunto de postales de un peculiar rebaño que se dispone a saltar al otro lado de la valla para propiciar el sueño de un niño.
Estos animalitos, que “se mueven en la hermosura de la noche sin nada arriba ni nada abajo; todas del lado de acá de un alambrado largo, largo, largo y plateado”, tienen esa tarea que se lleva de mil amores con el libro que la madre o el padre leen al pequeño en la cama.
En verso y con rima, Besio relata 14 saltos diferentes en los que cada oveja se separa por un instante del rebaño para mostrar su singularidad: está la oveja elegante, el carnero siempre dispuesto a trabajar y a dirigir el rebaño, la dormilona a la que tienen que despertar, el que salta sin parar de bailar… La consigna, que se refuerza en la ilustración, es contar e ir desbrozando lo que las hace distintas e iguales, aquello que las define como parte del grupo. Cada una tiene nombre, cada una es un individuo. Y cada una tiene su forma de saltar, que se describe en detalle apelando al humor.
Bicho con suerte, de Susana Olaondo. Alfaguara, 2021. 24 páginas. $ 440. 1, 2, 3, ¡a dormir!, de Susana Besio Licio. Alfaguara, 2021. 34 páginas. $ 400.