Pixar puede utilizar un batallón de supercomputadoras para que cada uno de los pelos de un personaje se mueva justo como lo haría en la vida real, pero no debemos creer que esa es la única manera de hacer animación.

saturnocartoon_ es el ejemplo opuesto. En lugar de largometrajes que cuestan millones de dólares, nos presenta cortos animados de menos de medio minuto, que sorprenden por su sencillez, aunque eso no significa que no hayan llevado trabajo.

Allí puede verse a un pelirrojo divagando sobre la papa frita, una copa que pregunta a una botella si no tiene cambio más chico, un astronauta que manda saludos de cumpleaños o un coro embotellado, con un humor absurdo y una animación que a veces solamente mueve bocas y cambia los planos.

Estos cortos son obra de Camilo Ferrando Trenchi, y aquellos lectores atentos habrán relacionado su apellido con el de otro creador de contenido que combina el esfuerzo arduo con la aparente simpleza: Agustín Ferrando, de Tiranos temblad.

Camilo tenía (tiene) una cuenta de Instagram en la que sube fotografías. Un día quiso compartir sus ilustraciones, y para no mezclar los tantos fue que nació saturnocartoon. “No tenía muy claro si los dibujos le iban a gustar a alguien o si iban a recibir los clásicos tres _likes de siempre, así que me abrí una cuenta paralela. Como para poder borrarla tranquilamente en caso de que me diera vergüenza”, contó a la diaria.

Entre mayo y junio del año pasado subió esos dibujos “así, quietos”. Los vio su hermano Agustín y le dijo: “Tenés que ponerles voz. No importa lo que digan, no tiene que ser gracioso, pero tenés que hacerlos hablar”.

“Es que yo me paso poniendo voces. De hecho, algunas salen en Otra semana en Cartoon”, explicó Camilo haciendo referencia a otra de las creaciones de su hermano. “También me paso haciendo videos, porque soy realizador audiovisual, y me paso haciendo humor, porque soy un pavo. Entonces, como que ya tenía todo lo que se necesitaba para darles vida, pero no me había dado cuenta”.

La responsabilidad de que el resultado fuera “gracioso” era lo que le daba pánico. “Así que fue fundamental la parte de ‘no tiene que ser gracioso’. Me sacó un peso de encima”.

Sobre el proceso, confirmó que es “100% un one-man show”, donde él solito se encarga de todo. “Por ahora trabajo sobre dibujos que ya están hechos; calculo que en algún momento haré nuevos. Los miro y me imagino más o menos de qué podrían estar hablando. Agarro el Whatsapp y me empiezo a mandar audios a mí mismo. Mis vecinos deben pensar que estoy loco, lo cual es cierto, pero no necesariamente por esos audios”.

Trabaja sin guion, improvisando. “Hasta que algo me cierra. Subjetividad pura. Ahí voy y lo meto en el After Effects para moverle la boquita, le meto unas luces, un movimiento de cámara y lo paso a Premiere, donde hago la edición final, ya con música, efectos de sonido y efectitos en la voz. Porque todos los personajes soy yo mismo, pero tienen que escucharse diferente”.

“Trato de que las animaciones no duren más de 15 o 20 segundos. Soy un fanático de los contenidos cortos. Me muero de pereza de sólo pensar en hacer una película. Pero, quién te dice, capaz que uniendo cientos de animaciones llegamos a la hora y media, me gano un Óscar y hacemos otra entrevista, pero desde la Luna”. Le tomo la palabra.

Camilo “anda” por Londres, donde trabaja como Creative Producer para WarnerMedia EMEA, lo que traducido significa que hace publicidades para las señales Cartoon Network y Boomerang que son vistas en Europa, Medio Oriente y África. Además, junto a sus hermanos y algunos amigos forma parte del mencionado Otra semana en Cartoon, programa de Cartoon Network para América Latina. “Como verás, los dibujitos animados son parte importante de mi vida. Me ayudan a no madurar nunca, lo que me encanta”.