Le alcanzan pocos minutos a I Know This Much Is True, basada en un libro homónimo de Willy Lamb, para meternos de cabeza en la historia.

Mark Ruffalo interpreta brillantemente a los gemelos de origen italiano Thomas y Dominic Birdsey, quienes se enfrentan a sus traumas cuando el primero queda detenido en un hospital psiquiátrico de máxima seguridad tras sufrir un episodio de delirio místico en una biblioteca pública.

Ambientada en Connecticut en los años 90, la miniserie (seis capítulos) relata el presente y pasado de Dominic, un pintor de casas que parece ser quien lleva adelante la familia, y de Thomas, esquizofrénico que insiste en su lucidez. Ambos hermanos comparten un pasado de abandono y mentiras, criados en una casa con una madre sumisa y un padrastro violento y machista. Su mundo navega en una secuencia de secretos y verdades ocultas con un relato desgarrador sobre la supervivencia humana y con un pasado que está ahí, siempre, listo para volver una y otra vez.

Clave para Dominic es la aparición de Nedra Frank (Juliette Lewis), una traductora que él busca para poder comprender unos papeles familiares y descubrir el pasado de su abuelo italiano, armando un puzle familiar no muy agradable (a Juliette Lewis, dicho sea de paso, los personajes de inestable le caen perfectos). También la trabajadora social Lisa Sheffer (Rosie O’Donell) y la doctora Patel (Archie Panjabi), psiquiatra, serán determinantes en la aceptación de la enfermedad de su hermano y de su propia historia. Por otra parte, la relación de Dominic con Leo, su único amigo, que es quien parece decirle las cosas como son, resulta esperanzadora y aporta relajantes toques de humor.

Hay tramos difíciles de tragar por su crueldad. No sólo es la salud mental de Thomas la que se expone, sino también la del propio Dominic, que se pone a prueba durante todo el transcurso de la serie. Muchos pasajes son relatados en primera persona, flashbacks incluidos, y acompañados por una banda sonora hermosa que nos traslada a esa infancia en los años 50.

Dominic está totalmente consumido por la vida de su hermano y no vive su propia vida. Thomas, además de ser su gemelo “enfermo”, es una especie de ancla, y aunque hace intentos por recomponerse y seguir, parece fallar. Es interesante ver cómo los hermanos construyen un vínculo pendular en el que uno parece ser el sano y el otro el enfermo, pero por momentos parecen unirse. La narrativa de la serie no transforma a Dominic en una pobre víctima al estilo dramón, sino que lo muestra verosímil, de forma que podemos identificarnos con él.

Capítulo aparte merece la soberbia actuación de Ruffalo (que además es productor de la miniserie) en el quizá el papel de su carrera. Les da vida a estos dos hermanos (subió más de 20 kilos para interpretar a Thomas), que con su vínculo en conflicto constante y sus matices nos muestran cómo los sistemas carcelarios y hospitales no están listos para tratar ciertas patologías.

Obviamente, la actuación de Ruffalo está ayudada por la dirección magistral de Derek Cianfrance (Blue Valentine y The Place Beyond The Pines), quien pone su estilo al servicio de esta historia.

Moldes familiares, karma, mala suerte, elecciones erradas, carencias y perdón. I Know This Much Is True es de esas sagas en que cada tramo supone un golpe de KO emocional.

I Know This Much Is True, con Mark Ruffalo. En HBO.