“Las emociones son aspectos profundamente internalizados e irreflexivos de la acción, pero no porque no conlleven suficiente cultura y sociedad, sino porque tienen demasiado de ambas”, escribió Eva Illouz en su ensayo Intimidades congeladas, donde proponía, como un asunto cardinal, tomar esto en cuenta para analizar las disposiciones sociales y las maneras en que hombres y mujeres se organizan. La autora Naomi Ackerman condensó en su monólogo No más flores el calvario de una muchacha de clase media, sumida en una relación desigual, sumamente tóxica.

La obra cuenta cómo su pareja, un abogado exitoso, va cerrando poco a poco su círculo social, haciéndole cambiar su aspecto y sus hábitos. A partir de historias reales y echando mano a la ironía e incluso el humor, la autora va entretejiendo las voces de otras muchas que buscan escapar a esa trampa que en principio niegan, a raíz de la culpa, la vergüenza y el miedo.

A la actriz Leonor Svarcas la invitación para protagonizar este unipersonal le llegó por intermedio de la productora Lourdes Moreno y del director Félix Correa, quien se embarcó en la traducción y en la versión local.

Cuenta Svarcas que Ackerman basó su pieza en entrevistas a víctimas de violencia doméstica: “Por lo tanto, si bien está ficcionada y refiere a la vida en pareja de un personaje de ficción, pone en escena situaciones reales que tuvieron en común todas estas historias con las que ella tuvo contacto. La obra está declarada de interés por el Ministerio del Interior y ya nos ha pasado en las dos primeras funciones que nos convocaran docentes para llevar alumnos de liceos públicos y privados a verla. Es una obra que se estrenó en varios países y especialmente en Estados Unidos y España se hace en liceos, además de en salas teatrales. Creo que tiene, de una manera muy sencilla y dinámica, la virtud de mostrar lo complejo y duro del tema de una forma muy sensible y universal. Y cuando pienso en su universalidad también pienso en que la manera en que muestra estas dinámicas que aparecen en un entorno inicialmente amoroso puede verse tanto en una relación de pareja como en la crianza. Creo que hay zonas que toca la obra sobre el amor y el amar en las que cualquiera puede sentirse espejado, con respecto a sí mismo y a distintos tipos de vínculo que haya tenido a lo largo de su vida”.

Ackerman es fundadora y directora de The Advot Project, que utiliza el teatro para la transformación. Trabaja como consultora para organizaciones, utilizando técnicas dramáticas para abordar cuestiones de género y educativas, así como explorando la identidad, promoviendo la tolerancia y el diálogo.

Svarcas, a quien muchos identificarán como la protagonista de la película Gigante (Adrián Biniez, 2011) o por la conducción de programas de televisión, tiene una larga trayectoria teatral en la que más de una vez le tocó interpretar monólogos, aunque dentro de espectáculos corales. Enfrentar el escenario de una manera tan visceral es un nuevo escalón, admite: “Es un desafío enorme no sólo por estar sosteniendo la escena sola y haciendo valer el trabajo del director y de todo el equipo técnico, sino por la entrega que me implica dejarme atravesar profundamente por este tema tan duro que nos interpela como sociedad, como padres y madres, y que necesita reacciones contundentes y siempre urgentes. Durante todo el proceso creativo y en el último instante antes de tocar el escenario me recuerdo que en la platea puede haber alguien o muchos que vivieron la violencia en su cuerpo y en su psiquis, y eso me genera un respeto profundo y me obliga, de una manera hermosa, a intentar contar de corazón a corazón”.

No más flores. En la sala Vaz Ferreira de la Biblioteca Nacional (18 de Julio y Emilio Frugoni), el 2, 3, 4 y 5 y 9, 10 y 11 de setiembre a las 20.30. $ 480 en Tickantel.