De un tiempo a esta parte, el cincuentón de aspecto vulgar y vida sin relevancia que revela ser en verdad una verdadera máquina de matar se ha vuelto protagonista de una especie de subgénero que algunos definen como dad movies, no tanto por ser efectivamente protagonizadas por padres, sino porque son los padres la franja de público buscada.

El punto indiscutible de partida para este subgénero es la ya mítica Taken (Pierre Morel, 2008), en la que inesperadamente Liam Neeson –hasta entonces un actor “de carácter” y eterno secundario de registro serio– asumía el rol de repartidor de hostias incansable al partir en busca de su hija secuestrada.

Con el éxito (bastante desmedido) de Taken se rompió el dique. Ya sea en clave seria –muchas protagonizadas por el mentado Neeson, tanto en la saga de Taken como en variaciones indiferenciables entre sí– o en clave de acción salvaje, como la saga de John Wick (y sí, Keanu Reeves, a pesar de ser un traga años, pertenece a esta categoría), en menos de 15 años tuvimos una seguidilla de películas en las que un personaje en apariencia retirado o anodino debe volver a las andadas con eficacia mortal.

Nobody aporta, si se quiere, la pata de comedia que el subgénero hasta ahora no tenía, y lo hace con eficacia. No estamos, hay que aclarar, ante una parodia: el cincuentón de turno tampoco deja títere con cabeza.

El papá impasible

Nuestro nobody (nadie) del título es Bob Odenkirk (el de Better Call Saul y Breaking Bad). Interpreta a la nada misma: un padre de familia de pocas palabras, cero aspiraciones y rutinas fijas. Obviamente, hasta que entran unos ladrones a su casa y encienden la mecha de una vida que mantenía escondida ante los ojos del mundo. A partir de entonces, el hombre baraja muñecos con mortal eficiencia al tiempo que enfrenta a un mafioso ruso que, pobre de él, nunca tendrá chances.

Con el mismo equipo de John Wick detrás (parte de la producción y Derek Kolstad, uno de sus guionistas), Nobody parece una porción del mismo tipo de torta, apenas con frutillas en vez de duraznos: el esquema es bastante parecido, la secuencia de hechos similar y hasta la (espectacular, cómo no) resolución de las escenas de acción es idéntica.

Odenkirk cumple de lo lindo y es, por lejos, lo mejor de la película, con su impasibilidad y gestos mínimos ante la violencia que provoca (acaso la mayor pata humorística del asunto), pero al mismo tiempo tomándose muy en serio las escenas de acción. Basta con ver la secuencia en el ómnibus adelantada en el tráiler donde, entre otros, amasa a los especialistas de acción Alain Moussi y Daniel Bernhardt (coordinador de todas las peleas de la película).

Hay apoyo también de un extenso elenco secundario (Connie Nielsen, RZA, Christopher Lloyd, Michael Ironside, Colin Salmon), pero nada destaca demasiado a Nobody por encima de la media que ya tiene el subgénero. Es, eso sí, una dinámica película de tiros, sangre y algún que otro buen chiste, que hubiera impresionado muchísimo 15 años atrás. Hoy califica como un rato entretenido para despejar la cabeza y con pocas pretensiones (todo lo cual se agradece, cómo no).

Nobody, dirigida por Ilya Naishuller. On demand en servicios de cable.