Bubble Comics es actualmente la mayor editorial de historietas en Rusia. Fundada en 2011, es la única editorial en el país que se sostiene con producciones nacionales y publica media docena de títulos con personajes originales.

Uno de los que acompañan a la editorial desde su nacimiento es el Mayor Grom, creado por Artem Gabrelyanov y protagonista de tres series (Major Grom, Igor Grom y Major Igor Grom) que se han ido enganchando y rotando a sus dibujantes.

Ya en 2017, el propio Gabrelyanov, junto al guionista y director Vladimir Besedin, llevaron al cine al personaje, en un corto muy sencillo y divertido, en el que Grom detiene el robo a un camión blindado por parte de tres ladrones con máscaras de payaso. Para el largometraje de 2020 ese corto sirvió de enganche y nos presenta en los primeros minutos de película al Mayor Grom en acción, para luego adaptar el primer arco de la historieta: el Doctor Plaga.

Folletín pulp con vodka

Igor Grom es el policía más duro de San Petersburgo: inteligente, recto, hábil con los puños. Prefiere hacer las cosas a su modo y vive como el protagonista de una película de acción de los 80: continuamente al límite de ser despedido por arrasar media ciudad durante un arresto, al tiempo que sus compañeros lo idolatran y los criminales le temen.

Sin embargo, pronto aparece en la ecuación el Doctor Plaga, un vigilante enmascarado que persigue a aquellos criminales que se libraron de la prisión para asesinarlos, que pronto recibe aclamación popular. Grom tratará de detenerlo –aunque en un punto lo admira–, al tiempo que el caos y la anarquía tomarán la ciudad.

Y si es cierto que en los papeles nada destaca a esta película de acción que sigue de manera puntual cada decisión que ha vuelto paradigmático al propio género, todo está muy bien puesto en el lugar. Desde el protagónico tremendamente carismático de Tikhon Zhiznevskiy pasando por los secundarios de Lyubov Aksyonova y Sergei Goroshko, la película asume una velocidad y una contundencia que no se detienen nunca, así como un ritmo de piñas, porrazos y persecuciones que la vuelven muy divertida.

Su guion, por completo dentro de los códigos del género, tiene bien armadas las suficientes vueltas de tuerca como para llegar al final de sus más de dos horas siempre enganchados. Respira continuamente un aire pulp que se siente incluso fresco, acaso por apartarse de los caminos ya recorridos por el cine de superhéroes occidental –Grom no es exactamente un superhéroe, pero camina cerca– y por presentar un personaje, una historia y un contexto original y novedoso.

Igor Grom contra el Doctor Peste, dirigida por Oleg Trofim. En Netflix.