Es lógico que los clips con apariciones y monólogos de Norm Macdonald se hayan popularizado después de su muerte el 14 de setiembre, a los 61 años. Si hasta el canal de YouTube de Conan O’Brian volvió a subir en buena calidad algunos de sus mejores momentos, como el chiste de la polilla o la intromisión en la entrevista a Courtney Thorne-Smith (ambos sumamente recomendables). Sí, muchos están descubriendo por primera vez al comediante canadiense por ese famoso tema de la muerte y el esponsoreo. Pero al menos tienen la suerte de estar descubriendo a Norm Macdonald.
Netflix tiene un par de títulos protagonizados por este emperador del humor incómodo, ese hombre capaz de hacer un chiste que no funciona y luego pasar varios segundos pinchando con un palito al cadáver del chiste, hasta arrancarle sonrisas nerviosas a los presentes. El escritor Casey Boyd lo resumió como nadie en Twitter: “Norm fue el primero que me enseñó que a veces la audiencia está equivocada”.
La recomendación de esta semana es para Norm Macdonald tiene un show, un programa de entrevistas estrenado en 2018 en el que los invitados pasarán un buen momento... siempre y cuando compartan el código del tipo que tienen enfrente. Figuras como David Letterman, Drew Barrymore o David Spade pasaron por el modesto estudio en el que se desarrolló una única temporada de diez episodios de poco más de media hora cada uno.
Allí nada funciona bien. Mejor dicho: nada funciona como debería funcionar en un talk show. Adam Eget, el ladero de Norm, es ridiculizado en todo momento. Las preguntas no son las clásicas de esta clase de entrevistas “livianas”. Las respuestas pueden ser interrumpidas por algún pensamiento lateral del conductor. Y si alguno de los presentes comienza a seguirle el juego a Norm, este busca alguna forma alternativa de ponerlo un poco nervioso.
No hay elementos de cámara oculta. No hay intenciones reales de que alguien pase mal. Lo que sí hay, en muchas oportunidades, son momentos en los que los entrevistados se sacan el casete y se comportan de manera más natural, aunque más no sea como instinto de supervivencia.
Norm Macdonald no era un genio incomprendido. Sí era un genio y sí era comprendido, pero no tanto como se lo merecía. Sabiendo que los resultados pueden variar, los invito a tratar de entender a este humorista y quizás, quién les dice, a hacer que repasen todos los clips de su vasta producción que encuentren en YouTube.
Norm Macdonald tiene un show. Disponible en Netflix.