En el marco de Jarana, el ciclo que nuclea la oferta cultural para niños y niñas durante todo el año, la sala Zitarrosa ofrece ahora el espacio Creciendo, dirigido específicamente a los más chiquitos: bebés de seis a 24 meses.

Este fin de semana y el próximo se presentará Piú Música Viajera con Bebés en la Zitarrosa, una experiencia lúdico-musical que se desarrolla en el escenario de la sala, en una gran ronda que invita al encuentro entre grandes y chicos. Los participantes serán protagonistas de la trama, guiados por canciones y el juego con instrumentos musicales en el marco de un día de playa.

Natalia Goldberg y Lili Ramos integran Piú Música Viajera. Las dos formaron parte de Ajó Experiencias Musicales Oportunas, son licenciadas en Musicoterapia y se dedican a la pedagogía musical. Con respecto a esa trayectoria trabajando en primera infancia y, en particular, con bebés, contaron a la diaria: “Justamente lo que nos ha dado es aprendizaje, muchísimo aprendizaje. De alguna manera fuimos encontrando dispositivos que ya sabemos que funcionan; sabemos con qué elementos trabajar, con qué tiempos, con qué tipos de propuestas. Inevitablemente todas las cosas que planteamos están atravesadas por una mirada de la música, cómo concebimos el lenguaje musical y la importancia que tiene en esta etapa de la vida: por qué la música y para qué la música. Nuestra propuesta no tiene un fin artístico y estético solamente, sino que concebimos la música como un lenguaje y un puente para vivir esa experiencia”.

El trabajo con la primera infancia es peculiar en tanto implica dirigirse a un público mixto, porque los bebés no van solos, sino con un adulto (o más de uno). “Trabajar en primera infancia es trabajar con una díada, con una tríada, con una familia, no es trabajar sólo con bebés. El desafío justamente es que trabajamos con los adultos, y que la propuesta logre convocar a esos adultos que son fundamentales en esa etapa del desarrollo. Una experiencia vivida por un bebé en los primeros años de vida inevitablemente está mediada por un adulto. Nosotras promovemos experiencias, habilitamos vivencias, juegos, canciones, situaciones, pero son los referentes de esos bebés quienes median esas experiencias y las cargan de sentido y de amor. Ahí es cuando realmente esas experiencias dejan una huella en el bebé”, explican.

El ida y vuelta con el público, la participación y la apertura sensible a captar la recepción y las necesidades son centrales en esta propuesta. “Nosotras trabajamos con objetos, con materiales, con instrumentos musicales. En general elegimos objetos sonoros que sean intermediarios en el juego. Muchas veces, tanto en los talleres como en los espectáculos, el modo de participar de un bebé puede ser pasivo, pero esto no significa que no esté haciendo nada, sino que está recibiendo, porque es un montón de estímulo que le llega en muy poco tiempo. Justamente la apuesta es a que los adultos vivan esa experiencia con la intención de replicarla, de volverla a hacer, de llevarse ideas para jugar en casa”, cuentan.

En la sala Zitarrosa el escenario va a ser en este caso el lugar que reciba al público además del lugar donde ocurra la acción, porque la experiencia escénica no se produce sin el público. “Trabajar en la sala Zitarrosa nos implica el mismo desafío que cualquier sala que esté pensada como sala de teatro con una platea y un escenario, porque es una edad en la que trabajar en el formato platea no es oportuno y no es el mejor plan. El hall ya va a estar intervenido para que sea un espacio que reciba a esas familias; vamos a atravesar el pasillo de la platea, y el encuentro se va a dar en el escenario, donde va a haber un piso oportuno para bebés. Trabajamos con una iluminadora y con una artista plástica que están generando situaciones lumínicas y con los objetos que aparecen para que sean bien oportunos, cálidos, para esa población. El escenario va a estar protegido para que no haya ningún peligro al jugar en el escenario”.

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Foto: Difusión

En ese espacio cuidadísimo ocurre la experiencia musical, que reunirá un total de 50 personas entre bebés y adultos: “Transformamos una situación, no invitamos a una platea sino a formar una gran ronda. Porque el tipo de experiencia que planteamos, al ser interactiva, nos gusta que sea participativa. Igual que en los talleres, se arman grupos con las familias, y en general en todas las funciones pasan cosas diferentes”.

Goldberg y Ramos hacen especial hincapié en la importancia de la música como lenguaje expresivo, fundamental para todas las personas, de todas las edades. “Culturalmente la música ha ido ocupando un lugar vinculado con la productividad y se ha perdido el quehacer musical como una experiencia necesaria, como un lenguaje que necesitamos para desarrollarnos como seres humanos: así como necesitamos hablar, necesitamos cantar, movernos, bailar. Son lenguajes que el ser humano necesita para desarrollarse de manera integral, porque hay cosas de la interioridad que no pueden ser dichas sino a través de esos lenguajes porque son formas únicas de expresión. Desde Piú nos gusta pensar que tenemos la posibilidad de potenciar y de despertar esos lenguajes, y que esto sea más cotidiano: no es sólo el tallerista de música quien va y presenta una situación musical, sino que todas las personas tenemos una musicalidad a desarrollar, todas podemos cantar y generar situaciones musicales”, plantean. Y sostienen: “A un bebé no le importa cómo canta su mamá, le importa que cante, lo que circula en ese canto, el afecto, que es donde esa experiencia tiene sentido. Por eso el lenguaje musical es tan importante en los primeros años de vida, porque es un puente directo al mundo de los afectos: escuchamos una canción y enseguida pasan cosas que no podemos controlar. Ese es parte de nuestro fundamento de por qué estamos convencidas de que el lenguaje musical tenemos que recuperarlo en nuestro cotidiano, apropiarnos de él, vivirlo, sentirlo, hacerlo, recibirlo y desarrollarlo”.

Bebés en la Zitarrosa, de Piú Música Viajera. Sala Zitarrosa, sábado y domingo a las 15.00 y a las 17.00, sábado 15 y domingo 16 a las 15.00. Entradas en venta por Tickantel y en la boletería de la sala.


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Vuelo a Guinea

Este sábado a las 15.30 en el Parque de la Amistad (Rivera 3254) se presenta el libro Volando hacia la tierra roja, de Paola Georgeff, Lucía Valetta y Vanina Moreno, que reúne relatos surgidos como resultado de viajes, experiencias y encuentros de las autoras en el oeste africano. “Con la mochila cargada de experiencias, fantasías y vivencias tradicionales, con aire cálido y aroma a keke, estos relatos nos harán sentir el corazón de esta región del mundo que nos habla con voz propia y generosa”, sostienen. La invitación es a conocer el libro en una actividad de lectura y expresión corporal y plástica.

Castillito del Parque Rodó.

Castillito del Parque Rodó.

Foto: Pablo Vignali / adhocFOTOS

Para agendar en el Castillo

El sábado 15, de 11.00 a 13.00, en el Castillo del Parque Rodó (Julio Herrera y Reissig y Gonzalo Ramírez), tendrá lugar el taller de creación musical dibujada “Animal grupal”, a cargo de MoM Lab. Está dirigido a niños y niñas de seis a nueve años y la propuesta será dibujar ritmos con ruidos de animales. Divididos en grupos, los participantes trabajarán a partir del cuento de Horacio Quiroga “El loro pelado”. Los participantes deberán llevar su tablet o laptop y audífonos. La actividad es gratuita pero hay que inscribirse escribiendo a [email protected].

Ese mismo día pero a las 16.00 y también en el Castillo, el Instituto Cultural Uruguay Suecia festejará el cumpleaños número 50 de Alfons Åberg, el célebre personaje creado por la escritora Gunilla Bergström en 1972 y que es un ícono de la literatura del país nórdico. Las talleristas Lara Di Matteo y Sylvia Zuccolo serán las anfitrionas del festejo, para niños y niñas de cuatro a siete años, en el que se compartirán cuentos y juegos. La actividad es gratuita con inscripción previa en el formulario en el Instagram de Tierra de Historias.