Existen personas imprescindibles para la historia de un país. En Colombia, una de ellas fue Héctor Abad Gómez; médico, profesor e incansable activista por los derechos humanos, fue asesinado a balazos por paramilitares de extrema derecha en la puerta del sindicato de maestros en Medellín en 1987. La década de 1980 fue de extrema violencia en el país y el narcoterrorismo se llevó la vida de miles, especialmente de militantes de izquierda, entre ellos Abad Gómez. Terror, persecución y violaciones a los derechos humanos marcaron estos años en una sociedad fraccionada.
La conmovedora El olvido que seremos, dirigida por Fernando Trueba (La niña de tus ojos) y ganadora de cinco premios Platino 2021 está basada en la novela homónima de 2006 de su hijo, el escritor Héctor Abad Faciolince, y narra la increíble vida de este especialista en salud pública que hizo todo lo humanamente posible por cambiar el rumbo de su arrasada Colombia. Su título es tomado del poema de Jorge Luis Borges “El epitafio”, que Abad Gómez guardaba en su bolsillo la tarde en que fue acribillado.
Al momento del asesinato de su padre, Abad Faciolince tenía 28 años y aún no era escritor (estudiaba periodismo y medicina). Dos décadas, después escribiría estas memorias autobiográficas como homenaje a la enorme vida y figura de su padre. La novela está narrada desde la dulce mirada de un hijo que adoraba profundamente a su padre: “Yo amaba a mi papá con un amor animal. Me gustaba su olor, y también el recuerdo de su olor sobre la cama cuando se iba de viaje, y yo les rogaba a las muchachas y a mi mamá que no cambiaran las sábanas ni la funda de la almohada”.
El español Javier Cámara (Benigno, el inolvidable enfermero en Hable con ella, de Pedro Almodóvar) es quien interpreta magistralmente a Héctor Abad Gómez, un hombre amado por su familia, por sus alumnos y por la comunidad local de Medellín, donde es un referente que milita por lo que él llama “las cinco A” humanas básicas: aire, agua, alimento, abrigo y afecto. A Héctor las autoridades lo acosan constantemente por sus ideas progresistas y por sus denuncias, realizadas en su programa radial y su columna en el diario El Colombiano, contra la violencia de los paramilitares, ensañados particularmente con los estudiantes y las organizaciones sociales.
La entrañable película representa un relato brillantemente ambientado desde la visión del único hijo varón de Abad Gómez, de su feliz infancia y difícil juventud. Es la fotografía de una vida hogareña con sus luces y sombras, con recuerdos construidos desde las emociones y con una memoria sentimental cargada de añoranza y afecto. Es la narración de la más pura admiración de un hijo a su padre; un padre que abrazaba, besaba, educaba, contaba cuentos y creía fervientemente en la diversión como base de las infancias. Pero también un padre que luchó en las calles por una sociedad más justa y que fue perseguido, censurado, exiliado y víctima de organizaciones armadas.
El olvido que seremos es una película necesaria. Habla de un hombre valiente y solidario con su pueblo, de espíritu inquebrantable y coherente con sus ideas hasta las últimas consecuencias. Parafraseando la canción “El necio”, de Silvio Rodríguez: “Caminando fui lo que fui, allá Dios que será divino, yo me muero como viví”.
El olvido que seremos, de Fernando Trueba. 136 minutos. En Netflix.