Luego de aquel revés en taquilla que fue Solo (Ron Howard, 2018), la franquicia Star Wars se llamó a retiro, dispuesta a reflexionar y lamerse las heridas. Algo en su faceta cinematográfica no estaba funcionando bien y había que cambiar el encare. Así, de todos los proyectos fílmicos que se habían anunciado por esa época tan sólo nos quedó Rogue Squadron (dirigida por Patty Jenkins y todavía prevista para 2023), mientras que todos los demás se fueron al banco de suplentes y se reconvirtieron en series de televisión.

La consolidación de la plataforma Disney+ fue también importante, dado que allí las series encontraron su canal de exhibición directa, con público y éxito inmediato. Lógicamente, al poblar en poco más de tres años este universo hubo productos de todo tipo: la efectiva El mandaloriano, la algo más dispersa El libro de Bobba Fett, la directamente mala Obi Wan Kenobi, la áspera Andor, etcétera, pero entre todo esto –y reenganchando con la producción anterior de series animadas–, un nombre se fue consolidando y transformando en el heredero por derecho propio de la conducción de todo este universo: Dave Filoni.

¿Dónde radica la eficacia de este hombre? Sus bases están claras desde el principio, cuando en 2014 presentó la que sería –hasta hoy– su obra maestra: Rebels. En esa serie animada, que se prolongaría durante cuatro temporadas, Filoni expandió verdaderamente el universo Star Wars mientras se negaba a limitarse a los Skywalker y sus endogámicas apariciones. Si este era un relato ambientado en una galaxia muy, muy lejana, Filoni iba a aprovecharlo.

Durante esos años nos contó cómo la rebelión contra el imperio se iba gestando desde la periferia, con personajes nuevos como protagonistas, rescatando algunos secundarios para volverlos centrales en su relato, y con apariciones puntuales y específicas de los grandes personajes de las películas. Así, sentó las bases de una narración efectiva, que amplía el lore conocido y, por encima de todo, no redunda en el núcleo fundacional.

Tuvo menos suerte con Resistencia, su segunda serie como creador, que nunca enganchó bien con el público, quizá por la calidad de su animación, pero luego –y asociado a Jon Favreau– hizo el salto a la acción real siendo el cocreador de El mandaloriano y El libro de Bobba Fett. Pero no descuidó el lado animado, puesto que desarrolló (y sigue: la segunda temporada se estrena en diciembre) la entretenida The Bad Batch.

Ahora, en estas Historias de los Jedi, parece que Filoni se saca las ganas de completar historias que siente que pueden beneficiarse de aspectos, detalles y construcción, encarando relatos del pasado de dos personajes importantes dentro de la saga: los jedis Ahsoka Tano y el hasta ahora muy secundario Conde Dooku.

Contando con seis episodios breves, Filoni reparte tres y tres. Por un lado, asistimos al “despertar de la fuerza” en Ahsoka cuando es poco más que una bebé; la vemos en una difícil (y continuada) sesión de entrenamiento que recorre gran parte de su formación como padawan y, por fin, cuando opta por volver a la lucha contra el imperio, en lo que suena como un enganche para la serie de acción real que se estrena el año que viene con el personaje como protagonista, aunque esté ambientada varios años después (en la que repetirá la actriz Rosario Dawson, que encarnó ese personaje en El mandaloriano).

Los tres episodios dedicados a Ahsoka son correctos, entretenidos, pero no mucho más. La verdadera joya está en los dedicados a Dooku. El personaje, apenas un villano secundario de la trilogía de precuelas, poco desarrollado y bastante olvidable (aunque lo interpretaba nada menos que Christopher Lee), es uno de los primeros jedis que se pasa al lado oscuro, pero poco y nada se sabía de él. Aquí, en los tres episodios que le dedica Filoni, entendemos sus razones para hacer todo lo que hace y –en una resolución sorprendente y valiente, poco común hoy día– empatizamos con sus decisiones, en gran parte porque por los ojos de Dooku asistimos a la decadencia, en una palabra, de la sociedad jedi y percibimos que su caída es en gran parte provocada por ellos mismos.

Esto, más allá de que suma al completismo que Star Wars parece anhelar una y otra vez, le da verdadero valor propio y aporta algo absolutamente distinto. Filoni entiende como nadie estos personajes y su universo. Saberlo involucrado y comandando los próximos productos de la franquicia es, en todo caso, una de las mejores noticias para la saga y sus espectadores.

Historias de los Jedi. Seis episodios de 25 minutos. En Disney+.