Un lunes de mañana, después de dos funciones, las dos cantantes eligen un cordón de vereda para saber de la otra por primera vez en el día. Charlan con notorio entusiasmo y cierto apuro mientras desayunan algo de chocolate, sobre un papel sin mesa, antes de charlar con la diaria.
“Una amiga que fue a vernos me dijo una cosa que me dejó re pillada: ‘Esto es re Michel Gondry’”, dice Papina, orgullosa del piropo que la compara con el cineasta que dirigió Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.
Inés también siente que después de agotar los nervios del estreno de Tanto nos queremos vivió la siguiente función tal como imaginó: una sucesión de momentos de su vida de amigas, compartida y también soñada. “Por ejemplo, en el afiche estamos nosotras tiradas en una cama rodeada de lucecitas; eso remite a un momento que vivimos juntas”, explica Papina, “pero cuando lo volvimos a recordar nos imaginamos desde una toma cenital”.
Al comienzo de esta aventura, la escena podría partirse al medio, con una habitación y un teléfono a cada lado –Inés vive en Buenos Aires, Papina viajó a Europa–, y un diálogo en el que se cruzan muchas ideas sueltas.
La escena del afiche ahora forma parte de la obra, pero mucho antes tuvieron que buscar un teatro como el Odeón para cortar esos minutos de realidad y pegarlos en una ficción: “Necesitábamos un lugar con el escenario por debajo de las butacas”, relata Inés.
“Lo primero que sabíamos era que queríamos hacer un show donde pudiéramos contar nuestra historia juntas Y así empezamos a pensar en cosas que nos hayan pasado y también en cómo representarlas en teatro. Después todo se fue transformando en un delirio que se iba sosteniendo entre recuerdos e ideas nuevas. Era como: ‘¡Ya sé! ¿Y si agregamos esto otro?’”, sigue Papina.
El comienzo de la amistad
“No sabemos cuándo pasó exactamente. Hubo un momento en el que estábamos saliendo un montón”, rememora Inés. Las dos tomaron clases con la cantante Carmen Pi y, tiempo más tarde, junto a su docente y otras artistas, formaron el grupo Coralinas.
Algo de aquella etapa nocturna está retratado en su espectáculo, pero “hay que verlo”, avisan antes de revelar mucho más, aunque dan alguna pista. “Todas las Coralinas tocábamos como solistas en cualquier restaurante” y nos íbamos a ver entre nosotras. Ponele, una armaba un recital tributo a Rita Lee. A veces éramos cuatro en una mesa compartiendo una botella de agua en un bar cheto”, evoca Inés sobre sus comienzos musicales.
Hoy se consultan con frecuencia a la hora de tomar decisiones importantes en reuniones por Zoom a las que llaman Manija profesional. Las dos desarrollaron sólidas carreras solistas y múltiples proyectos. Se invitan a cantar en sus discos y sus shows, y lo más normal del mundo es que salga cada una por el mundo sola con su guitarra.
De todos modos, a pesar de lo bien que suenan la melancolía con pequeños fragmentos de felicidad de las canciones de Papina y las ráfagas poéticas y algo deformes de Inés, las dos aseguran que el camino en solitario es difícil. “Hacen falta amigas”, dice Papina, que vive este espectáculo a dúo como “un descanso”, a pesar de todas las horas de trabajo que le dedicaron hasta llevarlo a escena.
“Esto lo vivimos re distinto a cualquier otro show que hayamos hecho en la vida”, reconoce Inés. “Tiene una puesta muy teatral y si lo conseguimos fue porque nos dimos el permiso de decir: ‘Hagamos otra cosa. Podemos ir mucho más allá de las canciones’”.
A la hora de mencionar alguna referencia inspiradora no dudan en traer nuevamente hasta estas calles montevideanas a David Byrne con su espectáculo American Utopia. De hecho, cuenta Inés, “hay dos pequeños momentos del show que se nos ocurrieron viendo cosas de él”. En la lista repentina también vienen a su memoria Rosalía, Louta y Britney Spears.
Las colegas
“Ine es tremenda maestra. Ella ve los espectáculos de forma integral con todas sus dimensiones; admiro lo obsesiva que puede ser con el trabajo. Yo me voy para el otro lado de relajada. Siempre pienso: ‘Esto va a salir bien, tranquilos todos’”, dice Papina. “Confío demasiado en el proceso creativo que se va dando, y eso para algunas cosas está bueno pero para otras precisás a alguien que diga: ‘No, vamos a tocar esta canción 150 veces y se terminó’”.
“A mí me hace re bien que vos seas más tranquila porque me baja un montón”, le dice Inés. “La fluidez con la que se maneja Papina me permite soltar y confiar en la otra; eso fue un gran aprendizaje. Creo que entre las dos se dio un diálogo creativo que nos permitió llegar a lugares a los que nunca hubiéramos llegado solas”.
Tanto nos queremos en el teatro Odeón (Cerrito 750) va el domingo 13 y el viernes 25 de noviembre a las 20.30. Entradas en Redtickets a $ 750.
El Cuarteto en Antel Arena
Arranca este sábado la gira internacional del Cuarteto de Nos, que presenta su flamante disco Lámina Once, que en realidad es el número 17 de una carrera que comenzó hace más de cuatro décadas. Entradas desde $ 1.150 a $ 2.250 por Tickantel.
Buitres en La Trastienda
La banda de Parodi, Peluffo y Rambao brinda este sábado a las 21.00 la segunda de sus noches en La Trastienda (Fernández Crespo y Paysandú). Entradas en Abitab a $ 950 y $ 1.200.
Batalla rapera en el Teatro de Verano
Este sábado desde las 18.00 se juega la final nacional de la Red Bull Batalla Uruguay, en su primera edición con público presente. Se enfrentan los finalistas del año pasado (el campeón Hammer, más Way2freshh y Jeyem) y Naicen, Enty, Crown, Alexunder, Klauw, Emete, Spektro, Sok, Tinten, Zero, Zion, Droid y Zodis. Entradas gratis, pero se deben tramitar a través de Abitab o Redpagos.