Las películas y series navideñas están destinadas a hacernos llorar o hacernos reír; no hay término medio, y si no consiguen alguna de las dos cosas, directamente pasan al olvido. Las producciones nórdicas, por su parte, nos tienen acostumbrados a buena calidad y sólidos guiones. No es la excepción Tormenta de Navidad, una comedia dramática noruega en la que el primer sustantivo del título fundamenta todos los reveses e inesperados giros argumentales. Y que, además, cumple con la premisa navideña de hacer reír y emocionar.
La miniserie está dirigida por el reconocido Per-Olav Sornesen (The Playlist, Quicksand) y, rememorando la emblemática La terminal, de Steven Spielberg, narra las historias de los 20 protagonistas que van apareciendo a lo largo de sus seis capítulos y que, debido a una tormenta de nieve, quedan varados en el aeropuerto de Oslo antes de Navidad. Todos están destinados a conocerse e interactuar y, también, a resolver su abanico de problemas y traumas. Ágilmente construida, es presentada desde una atmósfera de humor y entrañable calidez, esa calidez que sólo las comedias de fin de año nos dan.
Desde pasajeros hasta trabajadores del aeropuerto, algunos de los protagonistas no pueden esperar a llegar a su casa mientras, que otros quieren escapar de sus familias. El aislamiento forzado disparará sus miedos, conflictos, tristezas y verdaderos deseos. Fin de año puede ser la época más feliz de todas o la más solitaria, y una de las virtudes de la serie es la de capitalizar, a través de las emociones y el excelente desarrollo de sus personajes, este vaivén casi psicótico en el que amamos y odiamos a la vez a nuestras familias y todo lo que las fiestas nos generan.
Tormenta de Navidad es una hermosa mezcla de problemas familiares, romances, grinchs navideños resistentes a los festejos y traumas del pasado que tocan fibras sensibles. En todo momento, las historias entrelazadas transmiten la sensación de ayuda comunitaria y comprensión de realidades ajenas, pero, a la vez, de reconsideración y modificación de las conductas individuales. Y aunque no la mueve un espíritu aleccionador, nos muestra la importancia de levantar la vista más allá de nuestra existencia y observar las historias de aquellos con quienes el azar se encarga de cruzarnos como reflejo de nuestra propia vida.
El relato fluye con una hermosa naturalidad porque sus personajes son creíbles y fácilmente podemos identificarnos con alguno de ellos (o con varios). Madres saturadas, señores gruñones que no soportan a nadie, empleados agotados de trabajar, parejas en crisis, una romántica empedernida, una famosa cantante en conflicto familiar, un Santa malhumorado y anticapitalista, y hasta un perro abandonado. Todos forman parte de este puzle que parece muy dispar pero que en el fondo se asemeja en la necesidad más simple de los humanos: ser amados y aceptados.
Tormenta de navidad es una serie sobre la amabilidad, la complacencia y la empatía humana. Sin grandes sofisticaciones pero con muy buenas interpretaciones y una justa dosis de emoción, logra llegarnos al corazón con una fórmula realmente efectiva: historias conmovedoras y divertidas de personas que se encuentran en las circunstancias más improbables y logran sacar lo mejor de cada uno.
Tormenta de Navidad. Seis capítulos de 40 minutos. En Netflix.