En 1804 la fragata Nuestra Señora de las Mercedes regresaba desde las Américas (había partido del puerto en Montevideo) a España acompañada por otras tres embarcaciones con un cargamento de oro, plata, telas de vicuña, quina y canela. Aunque entonces España e Inglaterra no estaban en guerra, la flota española fue emboscada por una inglesa y la nave fue hundida en la batalla, con enormes bajas (250 de sus 300 y pocos tripulantes) y pérdida total de carga. El barco se hundió allí, en la zona conocida como Cabo de Santa María.

Los imperios de Inglaterra y España entrarían en guerra luego (lo que desembocaría en la mítica Batalla de Trafalgar), pero lo que aquí nos importa en realidad es la carga que trasladaba Nuestra Señora de las Mercedes: 590.000 monedas​ de plata y oro, por lo que se considera uno de los mayores tesoros hundidos en el mar, si no el más grande.

En mayo de 2007 la empresa cazatesoros estadounidense Odyssey Marine Exploration hizo un importante descubrimiento en la zona, del que brindó datos bastante vagos. El gobierno de España inquirió si no se trataría de Nuestra Señora de las Mercedes, pero la empresa lo negó. Los españoles no compraron la respuesta y el litigio que se plantearía a partir de entonces sería uno de los más importantes en los últimos 20 años en materia de patrimonio cultural y rescate. Ese es el punto de partida para la ficción que da cuerpo tanto a la serie La fortuna como a la novela gráfica de Paco Roca y Guillermo Corral El secreto del Cisne Negro.

Una de Tintín a lo Paco Roca

Hoy es muy difícil llamarse a sí mismo “lector de historietas” sin entusiasmarse desmedidamente ante cada ocasión en que Paco Roca edita un nuevo libro. El valenciano se ha transformado en pocos años en uno de los verdaderos imprescindibles dentro del noveno arte, y obras como Arrugas, Los surcos del azar, El invierno del dibujante o La casa son verdaderos referentes de la mejor historieta actual.

Confeso fan del belga Hergué y su personaje Tintín (cuya línea clara se adivina como principal influencia en el trazo de Roca), era de esperarse que su aproximación a este tema con El secreto del Cisne Negro fuera antes que nada una gran novela de aventuras que rindiera homenaje al dinámico periodista trotamundos y su perro Milú.

Algo de eso hay en el libro, pero, ya sea por tomar al pie de la letra los sucesos verídicos en su narración –realizada a partir del guion del diplomático Guillermo Corral, quien asistiera en primera fila a los hechos reales que dan origen a esta historia–, es al mismo tiempo otra cosa. Porque si bien hay aventura y barcos hundidos y buscadores de tesoros –con referencias directas a El secreto del Unicornio y El tesoro de Rackham el Rojo, acaso el mejor díptico de aventuras de Tintín–, también hay una concienzuda recreación de lo que significa hoy buscar tesoros, encontrarlos y defender el patrimonio de un país a más de 200 años de hundido.

El enfrentamiento que se da entre el cazatesoros Frank Stern y funcionarios y diplomáticos españoles cobra principal relevancia a medida que Roca y Corral van desenvolviendo el hallazgo del “cisne negro” –que no es un barco llamado así, sino el nombre proverbial que se utiliza para cualquier gran tesoro submarino– en la extensa y agotadora partida de ajedrez diplomática que se dará entre aquellos que encontraron el tesoro y el Ministerio de Cultura español, que lo reclamará como propio.

Volando mucho más cerca del documental basado en hechos reales que de la aventura decimonónica –más cerca de Arturo Pérez Reverte que de Julio Verne–, Roca y Corral se despachan con una entretenida historia, tensa por momentos, aderezada con romance y thriller en otros, que si bien no rankea dentro de lo mejor que ha hecho este magnífico historietista español, es una gran lectura. No sorprende que haya sido recogida por Alejandro Amenábar y la cadena Movistar Plus.

Elegancia y distinción

La fortuna recoge la novela gráfica de Roca y Corral, con tiempo (seis capítulos) para desarrollar más la historia y profundizar en los personajes. La trama es esencialmente la misma recogida, con la salvedad de algunos nombres cambiados y un mayor protagonismo para algunos personajes que eran meramente secundarios. De hecho, a la pareja protagónica del libro, el diplomático Alex Ventura y la funcionaria de patrimonio Lucia (Lara en el libro), se acompasan el ministro de Cultura, Moliner, y Jonas Peters, el abogado estadounidense que representa a España en el juicio. Frank Wild gana muchísimo espacio en esta adaptación y se descarta de plano (de manera tan inteligente como agradecida) su rol de villano unidimensional, y pasa a ser un personaje con muchas aristas.

Lo anterior se ve beneficiado por la labor del elenco. Aunque los jóvenes Álvaro Mel y Ana Polvorosa gozan de mayor presencia y metraje, relucen los roles menos maniqueos y más complejos: Clarke Peters (veterano de The Wire, nada menos) como el abogado Peters; el siempre inmenso Stanley Tucci como Wild, y, con un personaje inmenso y querible, el gran Karra Elejalde como el magnético ministro Moliner.

La adaptación de Amenábar, director de los seis episodios (van tres estrenados al momento de esta nota) y coguionista junto con Alejandro Hernández, es sobria, elegante y austera. Acaso un poco fría por momentos pero no por eso menos valiosa. Un relato moderno de cazadores de tesoros, de piratas burocráticos, de aventureros de escritorio, narrado con brío, humor y grandes momentos de emoción.

La fortuna, dirigida por Alejandro Amenábar. Seis episodios de 40 minutos. En el canal AMC de TCC y DirecTV.