Coincidentemente con el famoso y endulzado día de San Valentín, Netflix lanzó una serie de drama italiana de seis capítulos acerca de un matrimonio que parece derrumbarse debido a la falta de comunicación y la desconfianza. Fidelidad está basada en la exitosa novela homónima de Marco Missiroli y es dirigida por Andrea Molaioli (conocido por la serie Suburra, también de Netflix) y guionada por Alessandro Fabbri, Elisa Amoruso y Laura Colella.

Ambientada en Milán, narra la historia de Carlo (Michele Riondino) y Margherita (Lucrezia Guidone), una pareja de treintañeros, en una época en que la monogamia está puesta en discusión casi a diario y la cuestión del matrimonio está marcada por una abrumadora estadística de divorcios que no parece muy amable con la idea del amor duradero.

Conocer personas es cada vez más sencillo y rápido, y esa inmediatez vertiginosa es la que lleva a muchas parejas a encontrar dificultades para mantenerse juntas a largo plazo. De eso trata esta interesante serie; un matrimonio que parece haberse fracturado por un evento en particular: Carlo, un respetado escritor y profesor, fue encontrado en el baño de la universidad con una estudiante llamada Sofía (Carolina Sala). Los relatos de lo que pasó en ese baño no están del todo claros y esto genera diferencias en su matrimonio y los lleva por un camino bastante complicado, que oscila entre intentar seguir juntos y la desesperanza de la desconfianza y el recelo.

Entre ellos todo parecía funcionar con complicidad y pasión hasta que el “malentendido” siembra la semilla de la infidelidad, haciéndolos dudar hasta de ellos mismos. El evento del baño es el punto de inflexión en la pareja: mientras ellos disfrutan de una poderosa vida afectiva en la que el sexo no es el problema, la honestidad y la transparencia sí empiezan a serlo.

A medida que la historia avanza, se instala con más fuerza eso que parece estar en las leyes de la naturaleza: todo lo que vive está en constante crecimiento, y a veces cuando cambia, muere. Como seres emocionales, Carlo y Margherita intentan detener ese crecimiento porque lógicamente le tienen miedo a la separación. Pero ese cambio, ese proceso en el que ellos han entrado, encuentra hasta el más pequeño de los huecos para prosperar y los mete en ese lento e indefectible deterioro de la relación en la que ni los propios protagonistas se han dado cuenta que están.

Fidelidad es una serie dinámica que cuenta con actuaciones a la altura, pero sobre todo es genuina y creíble. La felicidad en la pareja, los celos, el deseo, la fidelidad como una concepción cultural, los desafíos que enfrentan las relaciones actuales y el arduo trabajo que eso conlleva y el hacerse cargo de nuestras decisiones son algunas de las aristas que se tocan.

Nos muestra un contrapunto constante entre el deseo y el deber que muchas veces sentimos en los vínculos amorosos como dos polos opuestos e incompatibles: reprimir un deseo pasajero en pro de un compromiso y la construcción de una pareja, con el dramatismo justo entre la complejidad de las relaciones humanas y lo esperanzador de recomponer un vínculo que parece haberse roto.

Fidelidad. Seis episodios de 40 minutos. En Netflix.