Quizá decir que Facundo García fue el director de la murga La Mojigata hasta 2020 sea la forma más fácil de presentarlo. Pero, por supuesto, no es una etiqueta que cubra por entero su vínculo con la música, en el que tiene además una larga trayectoria como docente; desde hace 15 años da talleres de música en educación inicial, desde colegios hasta lugares más periféricos en el programa Esquinas.
A fines de ese año en que se declaró la pandemia de covid-19 y toda la actividad se detuvo o se enlenteció –una pausa que sufrió particularmente el ámbito de la cultura y las artes– estaban dadas las condiciones para que decidiera aprovechar ese pausa difícil en la grabación de un disco para niños con un material que tenía bastante masticado. Así, en un lapso breve, entre fines de noviembre y la Nochebuena de 2020 grabó, mezcló y masterizó Musiquero en el estudio del técnico de sonido Gustavo Ruvertoni, en un impulso que aunó la posibilidad y la necesidad.
“Justo ese año, en octubre, dejé de formar parte del colectivo de La Mojigata, en la que había estado 20 años, y tenía cierta rutina de trabajo diario de producción artística, de arreglos de letras, de ensayo, que en ese momento, por la decisión de dejar el grupo y por la situación del momento de suspensión de la vida artística en Uruguay, me generaba un vacío tremendo. Grabar el disco fue una forma de canalizarlo, de ponerme una meta que no se iba a ver truncada por las disposiciones sanitarias. Fue una válvula de escape: nos metíamos en ese mundo de música, cables y perillas que fue terapéutico, sanador”, explica el músico.
Pero el disco no fue un trabajo solitario, sino de un equipo en el que cada uno aportó su parte. Además de García y Ruvertoni, participaron Gabo Navarro en percusión, Stefani Solari y Soledad Volonterio en el arte de tapa y el díptico, Florencia Bonavita en voz y coros, Ana Paula Chujman en acordeón y flauta traversa, Mateo Magnone y Diego Moncho Licio en las introducciones de los temas, Sandra Maciel en fotografía, y Salvador García, Marcos Machado y Nico Ruvertoni, los hijos de músico y sonidista, hicieron sus intervenciones en algunos pasajes.
Canciones para conectar
Las diez canciones que componen Musiquero plantean un universo sonoro rico, variado tanto en los instrumentos que entran en escena como en los géneros. Inscripto en una tradición de música para la infancia de enormes exponentes que abarcan distintas generaciones –desde Canciones para no dormir la siesta y las carreras solistas que desarrollaron algunos de sus componentes hasta Cantacuentos, en el que Nancy Guguich tejió el vínculo con la generación posterior–, García menciona algunos artistas contemporáneos con cuyas propuestas se identifica: Marcelo Ribeiro, Eduardo Yaguno, Melania D’Acosta.
Con respecto al hacer que sustenta la música para niñas y niños, cuenta: “He hablado mucho, por ejemplo, con la argentina Coqui Dutto sobre cómo generar una propuesta auténticamente para niños y niñas, y estábamos de acuerdo en que para plantear un espectáculo o un disco para la infancia es importantísimo e invalorable encontrar la voz propia: tener claro qué es lo que querés decir, saber que estás brindando una visión tuya de las cosas. Evidentemente uno no inventa nada demasiado nuevo, pero se trata de qué uso hacés del lenguaje y de que con esas cosas preexistentes podés hacer otras que resulten novedosas. Todos esos proyectos musicales, esas bandas, esa historia, la tradición de la música infantil, tienen en común eso: una voz propia”.
En escena
El disco se puede conseguir en formato físico y está previsto que en la segunda quincena de marzo esté disponible en las plataformas digitales; como adelanto, en estos días subieron la canción “Todo al revés” a YouTube. Para ir haciendo diente es una buena oportunidad la presentación de hoy en la sala Lazaroff.
“La propuesta para el sábado es tocar los diez temas del disco más uno nuevo, con intermedios que conectan una canción con otra y que a veces tienen que ver con las canciones y otras son bloques que buscan ser humorísticos. No son bloques de humor porque hasta que la gente no se ríe el humor no existe. Se busca el humor y hay también un poco de ironía”, resume García, y agrega: “La idea es hacerlo con toda la banda. Busqué que el disco fuera rico musicalmente: hay acordeón, flauta traversa, bajo, coros, percusiones, arreglos de voces. Vamos a hacer un uso discrecional de la pantalla, pero apostando más que nada a lo que pase con la gente y a que sea muy participativo”.
García es claro al definir desde qué lugar se dirige al público infantil y defiende la autenticidad: “La idea es divertirse y todo el tiempo tratar de estar desde el papel del adulto, no querer hacer chistes como si uno fuera niño. Muchos espectáculos tienden a hablar por la voz de los niños y eso es algo contra lo que combato, porque digamos que es lo más fácil pero no lo más sincero. Creo que la manera más práctica de ser auténtico es mostrarse como es uno, que se pasa equivocando todo el tiempo, mostrar esas imperfecciones desde el humor. La propuesta es divertirse con los chiquilines, reírnos juntos y que los chiquilines se rían de nosotros y con nosotros, que canten mucho y jueguen. Que sea una tarde musiquera, un universo musiquero en el que la música sirva para jugar, para divertirse y para comunicarnos”.
Musiquero, de Facundo García. Este sábado a las 16.00 en sala Lazaroff (Intercambiador Belloni, primer piso). Entradas en venta por Tickantel a $ 250.
Leer y jugar
Este sábado a las 16.00, en El Árbol Lejano (Luis de la Torre 1026), Lorena Hugo y Luisa Sabatini presentarán ¿Qué querés inventar? En clave lúdica, contarán los dos cuentos que componen el libro y que se encuentran justamente en el medio. La actividad es gratuita y es necesario inscribirse en @elarbolejano.