Cinemateca nos trae una película movilizante: Las siamesas (2020). La directora argentina Paula Hernández (Los sonámbulos, 2019) hace una adaptación del cuento homónimo de Guillermo Saccomano para abordar la problemática relación entre una madre y su hija que tras muchos años de convivencia han llegado casi a mimetizarse, física y emocionalmente.

La película retrata de manera vívida el vínculo a veces enfermizo entre madres e hijas y ha sido nominada a los premios Goya como mejor película de habla hispana, mientras que su directora fue galardonada con el Premio Flow al cine argentino del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata 2020.

La historia es la de Clota (Rita Cortese), una mujer grande y con problemas de salud que parece inerte en una realidad rutinaria. Vive con su única hija, Estela (Valeria Lois), en Junín. Estela se ocupa por completo de su madre y soporta estoicamente sus cambios de humor, su desconfianza ante todo y su impertinencia. El padre de Estela (exmarido de Clota) ha muerto y le dejó como herencia dos apartamentos en Costa Bonita, un balneario cerca de Necochea. Para ella, quien ha destinado gran parte de su vida a cuidar de su desencantada madre, es quizá la última oportunidad de lograr independencia. Ambas deciden viajar para ver qué hacer con esas propiedades, y ese viaje cambiará su simbiótica relación.

Las siamesas narra un vínculo asfixiante y es una enorme virtud de su directora la de recrear con veracidad la atmósfera creada por una madre manipuladora y castradora que acosa a su hija y se ha encargado, con quejas y exigencias, de bloquear su emancipación. El vínculo se ha mantenido a flote gracias a silencios que ambas decidieron prolongar hasta este revelador viaje, en el que aflorarán sus rencores.

Con acertados primeros planos se logra transmitir la sensación de enclaustramiento en el espacio del ómnibus donde viajan, que es el principal escenario de la película. Hernández representa con efectividad ese agobio mutuo y una tirantez en constante aumento. El ritmo que impone la directora es agradablemente lento, y los diálogos muestran la paciencia infinita de parte de Estela y el gran resentimiento entre ambas.

Las relaciones familiares, nos recuerda Las siamesas, son complejas por excelencia, con sus laberintos de tristezas, toxicidades y cuentas que cobrar. La unión casi parasitaria que ata a esta madre e hija desnuda un cúmulo de miserias y un pasado triste, pero también muestra que son en definitiva dos soledades que se acompañan y retroalimentan.

Cortese y Lois soportan bien el peso que recae en ellas: el agotamiento emocional de ambas por un denso pasado y su espinosa relación es representada con crudeza y honestidad. Las siamesas parece una película simple, pero cada plano, fotografía y diálogo están pensados con rigurosidad para mostrarnos lo sinuoso de los lazos de sangre.

Las siamesas, de Paula Hernández. 81 minutos. En Cinemateca a las 18.15, sábado y domingo.