Hay canciones de Portillo que te llevan al campo, cerca del alambre (la electricidad es adentro), cerca del asfalto (la ruta es la casa). Hay otras canciones –los pájaros cantan parecido pero no hay mirlos– que son como 8 de Octubre un sábado cualquiera: el murmullo de una parada de bondis –casi igual que entre semana pero con otra pilcha–, un viejo al que el bar escupe –hay bares que te albergan siempre–, una frenada, una moto que espanta las aves, un verso que las trae de nuevo como un patio sin perro, unas pibas que toman vino, el susurro de las casas bajas, “el otro que despierta”.

Llegué a la altura de la calle Smidel y bajé los auriculares al cuello. Sonaba “Por tu barrio”. Con ellos cayeron imágenes como caspa, como el rocío prematuro de un cielo pequeño y negro.

Volvió a entonar Zitarrosa cuando Toto Méndez emprendió el viaje interdepartamental. Eso inexplicable que te pasa en el alma es Alfredo cantando “otra vez vuelvo a buscar boliche viejo en tu ayer”. Hay formas de hacer homenajes sin saberlo. Quienes hacen música hacen homenajes todos los días.

Toto Méndez se fue casi al mismo tiempo que Portillo y Niña Tormenta probaron sonido el sábado pasado. No hay orfandad si hay alguien probando cómo suena.

El bar Smidel es una isla. Supo ser un cementerio donde ir a acostarse para siempre (“Mala muerte va, amigo paria”, dijo Portillo). Cuando entro al bar Smidel no hay nadie, soy “el erizo”. Los auriculares cuelgan como medallas sin podio. Se apaga el neón, unas luces cálidas bajan desde el techo donde se queda la grasa de los pensamientos de la gente. Otra luz azul ilumina el cartel de “Bar Smidel” en la pared del fondo. Sonarán covers de Janis Joplin sobre la medianoche y el bar se acomoda para el ritual: un vitraux original sobre las heladeras de roble y el botellero, un mármol ornamental para soportar los vicios, la cantora tosiendo cuando se apaga el partido y se corre el dial, un código en el nomenclátor pregonado de lo que pido.

Niña Tormenta se cuela por las rendijas; “que entre el frío”, le digo al reflejo de la ventana. “Va a llover hasta el domingo”, me contesta. Atrás, 8 de Octubre como una canción interminable.

El recital empieza pronto. Apuro la cerveza y eso pega; de la sala me separan unas cuadras, “lo que dejo” es el recuerdo de que estuve, un almita con sus penas en un bar que no te escupe.

Concluyo que es buena previa el bar Smidel antes de ir a la sala Lazaroff, hay algo casero en el renovado bar Smidel. En la calle siguiente, que es Piccioli, cierra La Franja, ese folclore frito del mar, atiborrado de fotos de Danubio con formaciones olvidadas y otras para siempre. Concluyo entonces que es también un asidero para el después del bar Smidel.

La Curva de Maroñas se pronuncia, “somos la tormenta”. Hay una duda en esa curva: cuándo terminó la Unión, dónde empezó Flor de Maroñas, y a cuánto estamos de Piedras Blancas. Entre esos barrios, la sala donde Portillo y Niña Tormenta hacen pequeños homenajes fundamentales: una canción de Violeta Parra para que Chile nos suba por las venas (el dolor de la boca de Chile, el sudor de los barrios de Chile, las urnas) y una de Mena, un “disco rayado” que nos suspende, una estampita del under.

“Vamos a habitar un planeta nuevo”, dice Niña Tormenta. Afuera, en la plaza del intercambiador de la calle Belloni, todavía juegan a la pelota. Los bondis que empiezan la centena chiflan antes de comerse a la gente. No se sabe a ciencia cierta si 8 de Octubre termina en el intercambiador y empieza Camino Maldonado, pero sí se sabe que ambas avenidas son de la misma familia que la ruta 8. No se sabe tampoco si la ciencia es cierta. Pero “el tiempo me acercó a sus ciudades”, dice la chilena, y hay Montevideo en los márgenes. Hay un valor en habitar los márgenes. Hay arte al margen en Montevideo. Ese es otro homenaje.

Este sábado a las 21.00 tocan Excelentes Nadadores y Deforma en la sala Lazaroff (primer piso del intercambiador Belloni, 8 de Octubre 4849 y José Belloni). El ciclo del sello Feel de Agua continúa el sábado 17 con Lucas Meyer e Isla de Flores y termina el sábado siguiente con las actuaciones de Barro y Mux.