Con el título del espectáculo lo dicen todo: la propuesta invita a levantarse del asiento y bailar, jugar, en definitiva, ser protagonistas. Integrado por Enzo Ordeig en guitarra y voz, Pablo Echaniz Sáez en bandoneón, guitarra y voz, Esteban Argentini en bajo y coros y Ezequiel Quinteiro en percusión, esta banda argentina para niñas y niños combina música, teatro y un repertorio de ritmos variados en los que dicen presente el humor y la poesía. Tanto la instrumentación como la amplitud rítmica dan cuenta de las raíces rioplatenses y latinoamericanas que sustentan su trabajo.

“No es un proyecto que esté pensado de una forma aniñada. Es música, van a escuchar un montón de ritmos. El hecho de que sea para las infancias nos permite ampliar y jugar un montón con el lenguaje musical, porque todo es a partir del juego. Nosotros jugamos con el lenguaje musical para buscar la canción, entonces estamos todo el tiempo viendo qué hacer, cómo buscar una interacción o algo que sea divertido”, sostiene Ordeig, y Echaniz agrega: “Todo el tiempo charlamos de qué temas tratar y de qué manera, cómo si un tema que de repente es más serio podemos ponerlo en un juego para abordarlo y que eso llegue al escenario y a la canción de una manera lúdica. En cuanto a la instrumentación, tener el bandoneón es un sello característico de Nilocos, más allá de que hay de todo: muchos ritmos latinoamericanos, pero también tocamos rock o algo más pop”.

“En 2018 empezamos a salir a los escenarios y creció muy rápido. Es un proyecto que enseguida tuvo mucha aceptación de la gente, las familias, los chicos y las chicas. La impronta que tiene lo que hacemos es que incluye muchas canciones para jugar en vivo, es muy participativo. Es un show desde lo musical, desde la actitud, con mucha energía. Las canciones invitan a jugar, a participar, no sólo a los chicos y las chicas sino también a las familias. Todo el tiempo estamos buscando esa interacción. A los adultos les gustan las canciones más allá de que están pensadas para interpelar a las infancias”, cuenta Ordeig, y comenta que en el origen de Nilocos está la circunstancia personal de la paternidad: “Si tengo que decir por qué empezamos con el proyecto o qué es lo que le da origen, para mí, en lo personal, fue la llegada de mi hija, empezar a hacerle canciones a ella”. Ese primer paso se transformó en el germen del grupo cuando se sumó Echaniz: “Yo no soy padre, pero siempre laburé con infancias dando clases, talleres. Cuando Enzo me comentó que estaba grabando música infantil le dije que quería estar y le empezamos a dar forma”.

Cuando se disponían a emprender una gira para dar a conocer su trabajo, llegó la pandemia y debieron adaptarse a esa situación: “Al principio, como para todo el mundo, fue un bajón. Teníamos un año con una agenda re linda, íbamos a empezar a viajar. Hicimos un video de una canción que se llama ‘El rap del esqueleto’ y convocamos a varias familias amigas a que lo bailen y se filmen, y con eso armamos un video medio entre todos, haciendo participar. Tuvo mucha repercusión, refleja mucho ese momento del encierro, en el que estaban las familias pero jugando”, cuenta Echaniz.

Foto: Martín Berra

Foto: Martín Berra

Después de mucho andar en su país, donde en apenas cuatro años de trayectoria recorrieron diversos escenarios, entre ellos el Festival Internacional Lollapalooza, República de los Niños, el Centro Cultural Kirchner, Tecnópolis, llegan por primera vez a Montevideo, donde el 29 de setiembre, a las 10.00 y a las 14.00, se presentarán en la sala Zitarrosa para instituciones educativas y para público general. Ese primer encuentro en vivo con el público de esta orilla del río, en el marco del programa Crece desde el pie, incluye talleres en escuelas y jardines el 27 y 28; el contacto en Montevideo, por más información y reservas es por los teléfonos 098 950 520 y 099 123 380.

Con respecto al show en la Zitarrosa, Ordeig comenta: “Tenemos las expectativas muy altas. Queremos que esté la sala llena porque es una sala divina, emblemática de la ciudad, que nos da mucha ilusión. También sabemos que es la primera vez que vamos y no nos conocen mucho. Sabemos que es una construcción; es la primera vez que cruzamos el charco, vamos a dar lo mejor, va a estar buenísimo, vamos a divertirnos. Por otra parte, consumimos mucho la música uruguaya, nos gusta lo que sucede musicalmente allá, hay referentes muy grosos. Entonces está bueno meternos un poco ahí”.

“Hemos creado canciones para jugar con los sonidos, las palabras, las rimas, pero sobre todo para jugar con el cuerpo. ¡Nuestro cuerpo será el vehículo que nos conducirá por sensaciones y experiencias maravillosas, pero eso sí, hay una sola condición que deberán cumplir para poder ingresar a este torbellino lúdico y sorprendente: quienes se atrevan a subir a este juego electrizante no podrán bajo ningún punto de vista, detenerse jamás!”, advierten en su invitación a la fiesta.

El show que presentarán en la Zitarrosa será una oportunidad de conocerlos. No faltarán canciones como “Yo tengo un amigo” y “Cumbia de los animales”, que se suman al nuevo material del disco que están por terminar. “Hay coreografías para hacer, hay juegos de manos para copiar, hay juegos de palabras. Muchas canciones incluyen propuestas lúdicas corporales, y otras son canciones-juego”, destaca Echaniz. Con respecto a la llegada que tienen tanto entre los más chicos como entre los adultos, apunta: “También hay algo desde lo musical: los arreglos están pensados en que la banda esté buena, en que suene bien. La idea de que vamos a menos porque es música para chicos ya fue”. Y Ordeig remata: “El espectáculo está claramente pensado para las infancias. Lo que tiene a favor es que el público adulto no se siente fuera del espectáculo, se siente parte de lo que está sucediendo y se pone a jugar. Pero no es que nosotros estamos pensando cómo lo conquistamos. Estamos pensando cómo captamos la atención del niño o de la niña, pero a la vez sucede que los padres y madres están incluidos en la movida”.