Steve Carell es oro puro. Fue, por ejemplo, quien dio vida al asquerosamente genial Michael Scott en la versión estadounidense de The Office, uno de los mejores personajes cómicos de la historia de la televisión. Pero su enorme carrera no se limita al humor: ha demostrado ser un brillante actor todoterreno en films y series como Little Miss Sunshine y The Morning Show o en la nominada al Oscar Foxcatcher. Carell es versátil, discreto y sin estridencias, pero es uno de los mejores actores de su generación.
Ahora en el thriller de suspenso The Patient nos ofrece la mejor actuación dramática de su carrera interpretando a Alan Strauss, un terapeuta que enviudó recientemente y es secuestrado por un paciente con un extraño pedido: que lo ayude a frenar sus impulsos homicidas.
Esta miniserie fue creada y dirigida por un equipo de especialistas en éxitos: Kevin Bray (The Morning Show, Succession), Chris Long (Smallville, El mentalista) y Gwyneth Horder-Payton (The Walking Dead) y su guion estuvo en manos de la dupla creadora de The Americans, Joel Fields y Joseph Weisberg.
A diferencia de otras historias de asesinos, como la emblemática El silencio de los inocentes (con Jodie Foster como la detective que intenta ayudar a Hannibal Lecter) o Blackbird, en la que el cometido es obtener la confesión del homicida, aquí vemos a un terapeuta que transita por el miedo y la resignación para finalmente empatizar con la vida y los retorcidos pensamientos de su paciente y ayudarlo a que deje de matar. El personaje que construye Carell genera una increíble tensión en aumento y su relación con Sam resulta claustrofóbicamente intensa y cargada de enigmas psicológicos.
Con flashbacks que nos llevan a la vida familiar de Alan y a la conexión de su pasado con su actual confinamiento, podemos entender mejor sus luchas internas. Se plantea inteligentemente una inversión de los roles naturales de la relación terapeuta-paciente: será Strauss quien se enfrente a sus miedos para poder salir de allí, y su psiquis la que sea puesta a prueba para que, al intentar ayudar a Sam, sane su propia historia.
Como una pieza teatral en la que casi todas las secuencias se desarrollan en un mismo espacio, El paciente transmite una genuina atmósfera de suspenso e inquietud, pero a la vez va a lugares profundos: el dolor, la culpa, las enfermedades mentales, el abuso y el trauma familiar. Excelentemente ejecutado por su dupla protagónica, este thriller psicológico hurga en lo más sombrío de la psique humana y sus cortos capítulos hacen que no pierda ritmo y nos mantenga ansiosos por saber más. Carell brilla en un papel oscuro y en una trama con giros inesperados y bien resueltos, que consigue un perfecto equilibrio entre la tragedia de la violencia intrafamiliar y un gran suspenso al mejor estilo David Fincher.
El paciente. Diez episodios de entre 20 y 25 minutos.