Como quien no quiere la cosa, el año que viene se cumplirán cuatro décadas del primer disco de El Cuarteto de Nos. Aunque en realidad no fue un LP completo sino compartido con Alberto Mandrake Wolf (seis canciones de uno y la misma cantidad de los otros), por lo que el debut discográfico con todas las letras –y las canciones– se dio con Soy una arveja, en 1987 (la discografía completa de la banda está disponible en Spotify, por si todavía queda alguna persona neófita del Cuarteto).

Sea como fuere, el tiempo viene haciendo lo suyo y, sin darnos cuenta, no falta tanto para que El Cuarteto de Nos actual, es decir, el 2.0 (de éxito internacional, hiperproducido, sin guarangadas y sin Riki Musso), tenga la misma cantidad de años que el grupo primigenio (de éxito nacional, no tan producido, con muchas guarangadas y con Riki Musso), que supo escandalizar a viejas, viejos, no tan veteranos, censores amateurs –y profesionales– y marcar un hito tras otro como algo único dentro del rock uruguayo.

Pero, como decía Borges en uno de sus mejores poemas, no hay otro tiempo que el ahora (“este ápice del ya será y del fue”), y en este ahora es donde El Cuarteto de Nos va a tocar en el Antel Arena. Será este sábado a las 21.00 y hace rato que no queda ni media entrada, porque la banda se hace cada vez más multitudinaria, acá, allá y en todos lados donde entiendan el idioma español. El recital será en el marco de la gira de presentación de su último disco, Lámina once, editado a mediados de 2022.

Se trata de un álbum que va al grano –en música y letra–: ocho canciones (poco más de media hora), en las que Roberto Musso (que ostenta el monopolio de la composición de la banda desde hace varios discos) sigue con su plan de crítica y descripción del mundo actual (la “posmodernidad”), sobre todo por la maraña infinita de (des)información y la evidente insatisfacción que todo esto le genera. A diferencia de discos anteriores, en los que el grupo coqueteó con algunos estilos bailables de moda y estéticas electrónicas, Lámina once se centra mayormente en un rock-pop sin muchas vueltas –para los cánones del grupo, claro está–.

La Sociedad del Espectáculo

La que abre el disco, “Flan”, es un rock-pop de clásica dinámica binaria, con estribillo para saltar en estadios y que va directo a la cuestión: “Aquí estoy, esperando que cambie el mundo, / todos tan nerviosos hoy, / que se calmen los ánimos un segundo, / todos temblorosos hoy. / Pero no hay un refugio adonde correr / ni una voz transparente en la que creer, / y para colmo, aguantar la publicidad / del tipo que se ríe mientras come un flan”.

La segunda canción, “Rorschach”, es la que marca la cancha del álbum –y de allí sale su nombre–, a caballo del concepto del famoso test homónimo, ampliamente usado en psicología, en el que el profesional de turno le muestra al paciente una serie de láminas con manchas para que diga lo que ve, y así trazar el mapa de obsesiones, traumas y afines. Esta canción es, sin duda, de lo mejor que sacó el Cuarteto 2.0, sobre todo por la fuerza de su estribillo, en el que Musso dice que, por más que lo intenta, ese test –que podemos interpretar como metáfora de una visión del mundo– no funciona con él: “Sólo veo, sólo veo, veo, / sólo veo, sólo veo manchas”.

La más popera “Frankenstein posmo” materializa de forma explícita la obsesión de Musso: “Sabía que en algún momento iba a terminar así, /absorbiendo todo lo que veo, escucho y leo por ahí, / con la cabeza inmersa en tanta contaminación, / basura que algunos expertos le llaman ‘información’”. Y esa canción se emparenta con la siguiente, “Maldito show”, una crítica al “vale todo” para entretener de la televisión (“noticias de arte, muertes, deportes, importes, reportes de casos sangrientos, aumentos, descuentos”), con un Musso tirando frases como una metralleta de cargador infinito.

Foto del artículo 'Lámina once, el disco que El Cuarteto de Nos presenta este sábado en el Antel Arena'

En “Chivo expiatorio” hay un empuje más hard, con un riff de distorsión podrida –pero controlada– seudozepellinero –y un solo de guitarra corto, pero afilado y acorde–, en la que se desarrolla el título de la canción, repitiendo que “alguien siempre cargará la culpa”, y la necesidad del sistema de que haya alguien que lo cargue, porque “sin un tonto, no hay un listo, / sin un Judas, no hay un Cristo”, etcétera.

En la juguetona, bailable y más plástica “Cinturón gris”, vuelve un Musso introspectivo –aunque siempre con relación a su posición dentro de las coordenadas de la sociedad–. El disco cierra con “La ciudad sin alma”, una canción más canónica dentro del estilo Cuarteto 2.0, en la que el cantante sigue mostrando su malestar: “En la ciudad sin alma vale menos el contenido que el embalaje”.

En varias de estas canciones de Lámina once hay –como pudieron comprobar en las citas de esta nota–, más allá de alguna vuelta de tuerca creativa de Musso, una buena cantidad de descripciones o críticas razonables –cuando no, obvias– al mundo en el que vivimos, así como también las hubo en álbumes anteriores del grupo, por ejemplo, en “Mario Neta”, la que abre Jueves (2019). Por eso no es descabellado preguntarse si la música –sea rock, pop o el género que sea– o el arte en general no debería ser algo más que un compendio de conceptos que podríamos leer en una página seleccionada al azar en cualquier libro de Jean Baudrillard –o, mucho antes, de Guy Debord–. Sí, sabemos que casi todo está mal, pero ¿hace falta escuchar música para recordarlo?

Lámina once, de El Cuarteto de Nos. En plataformas. Porfiado Records, 2022.


Tabaré Leyton

El cantante de tango se presentará este sábado a las 21.00 en el Auditorio del Sodre junto a los guitarristas Jean Pouyé y Rafael Bramuglia. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 800.

Zita de Tango

Este sábado desde las 20.30 en la sala Zitarrosa tendrá lugar la sexta edición del festival Zita de Tango, en el que se presentarán Paola Larrama y Javier Toledo, Natalia Bolani y Álvaro Hagopián, y Proyecto Caníbal Troilo. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 500 y hay 2x1 para suscriptores de la diaria.

Raza Oriental

“Los cuadros son los diferentes caminos que llevan al pueblo, cada canción es una historia, una senda diferente que lleva al armado de la identidad de quien habita ese lugar, sus colores y su forma de ver su mundo”. Así se anuncia el espectáculo de Raza Oriental, Vientos de norte a sur, que tendrá lugar el domingo a las 18.00 en la sala Lazaroff (intercambiador Belloni, primer piso), con entradas por Tickantel a $ 250.