La filmografía de M Night Shyamalan tiene aciertos y errores, pero incluso en sus películas menos redondas pueden aparecer momentos que permanezcan en las retinas de los espectadores para siempre. Señales (2002) no suele quedar al tope de las preferencias, aunque motivó los mejores momentos de Scary Movie 3, pero una escena en particular tiene tanta o más recordación que Haley Joel Osment diciendo que ve gente muerta.

Cuando los protagonistas se enfrentaban a un enemigo desconocido y el director retaceaba la aparición de sus antagonistas del espacio exterior, un noticiero emitía imágenes filmadas en un cumpleaños infantil en Brasil. “Lo que verán a continuación podría perturbarlos”. Y vaya si lo hace. Un montón de niños señala hacia alguna parte. Acaban de ver algo. Pero nosotros esperamos que sea un nuevo retaceo, una sombra que desaparece en un rincón de la imagen. ¡El personaje de Joaquin Phoenix les pide a los niños que se corran para poder ver!

En ese momento pasa el extraterrestre, caminando con parsimonia como en esos videos de Pie Grande, y a uno se le paran los pelitos de medio cuerpo. De hecho, me volvió a pasar mirando la escena para escribir la nota, y eso que sabía perfectamente lo que estaba por ocurrir.

Como si intentara sostener ese momento durante 93 minutos, Brian Duffield escribió y dirigió Nadie podrá salvarte (No One Will Save You), película de ciencia ficción con toques de miedito disponible en el catálogo de Star+. Claro que no es tan sencillo mantener una atmósfera de ese tipo por tanto tiempo, pero en general, y a opinión de quien escribe, el resultado es exitoso. Además de que logra una voz muy particular, irónicamente prescindiendo de ella.

La protagonista es Brynn (Kaitlyn Dever), una joven que vive sola. La mayoría de la historia transcurrirá en su casa, y por eso la película carece casi por completo de voces. Antes de que lo digan: hay personas que viven solas y se la pasan hablando solas, y no me pregunten cómo lo sé. Solamente con lo que le contesto al televisor los vecinos deben pensar que mi casa es un hostel.

Para peor, el resto de los habitantes del pueblo evita a Brynn, así que la chance de que haya diálogos es muy baja. Quienes no tienen problema en cruzarse con ella, y de hecho la visitan en su domicilio, son unos extraterrestres que pasarán muy poquito rato ocultos y muchos minutos paseándose con toda impunidad por delante del lente de la cámara.

Nadie podrá salvarte es, claro, una de esas historias sobre invasiones al hogar, pero con delincuentes llegados del espacio exterior que por momentos convierten esa vivienda en una escena de Poltergeist (1982). Y Brynn, como una versión adulta pero igual de aterrorizada que Kevin McCallister en Mi pobre angelito (1990), deberá ser más lista que ellos para poder sobrevivir. Pero basta de citar otras películas, que esto no es Babylon (2022).

Hay una trama secreta que explica el lugar en el que se encuentra la protagonista y el vacío que le hacen los demás terrícolas, pero esta es una película sobre lo que nos genera cada una de las escenas de enfrentamientos, de luces malas que bajan desde el cielo y de una persona conflictuada que se les plantará firme. Con una fotografía efectiva y un sonido que ayuda a construir esos momentos, que recuerdan a algunos momentos de La dimensión desconocida y antologías similares.

Más allá de algunas decisiones narrativas que atentan contra la verosimilitud, la sensación de déjà vu dentro de la misma película y el final cliché (dentro de los finales), es una experiencia recomendable para ver con la luz apagada y las puertas bien trancadas. Por las dudas.

Nadie podrá salvarte. 93 minutos. En Star+.