Hace pocas semanas, el 15 de noviembre, se cumplieron siete décadas de la venida al mundo de Eduardo Darnauchans (que lo dejó el 7 de marzo de 2007). Además de recitales varios en su honor, se acaba de editar un álbum que incluye 11 canciones del repertorio del legendario cantautor, versionadas por músicos para todos los gustos.

Hasta este álbum, los discos en homenaje a Darnauchans habían sido grabados en vivo. Por un lado, Ana Prada, Laura Canoura, Mónica Navarro y Maia Castro en 2015 realizaron el espectáculo Las canciones del Zurcidor, que hace un mes vio la luz por primera vez como disco, en plataformas digitales, y consta de 19 canciones del fallecido músico. A su vez, está el de Fernando Cabrera –también grabado en vivo–, Canta Mateo y Darnauchans, editado en 2015, que incluye nueve canciones de Darnauchans.

Ahora, El no viento de la luna, álbum recién lanzado por Little Butterfly Records en plataformas digitales, tiene el detalle no menor de que fue grabado en estudio y de que en cada canción cambia parte de la formación –sobre todo, las personas encargadas de la voz–, lo que lo convierte en un disco homenaje más variado y en línea con lo que suelen ser este tipo de álbumes. El disco arranca con “Canción del tiempo y el espacio”, de Sansueña (1978), a cargo de Camila Ferrari, que sigue esa atmósfera misteriosa y amenazante de la original, pero más sobrecargada. Al final, la voz queda casi sola por unos segundos, apenas con percusión, dándole un viento tribal a una canción de esas que se hacen más enormes con cada escucha.

Pedro Dalton con su voz y Luciano Supervielle con su teclado logran hacer más melancólica la grisura de “Nieblas y neblinas” (del disco homónimo, lanzado en 1985), en una versión que alterna entre la calma atmosférica del piano y el empuje de la guitarra eléctrica y la batería. Sea en la altura de la dinámica que sea, la letra sobresale de las nieblas y neblinas por las imágenes concretas del Darno: “Altavoces alejados, / soplando música fría, / de violines mejicanos / y palabras como avispas”.

Las guitarras acústicas de “El trigo de la luna” son cambiadas por eléctricas en la versión incluida en este disco, a cargo de Lipe Gómez y Orfelia, con la batería de Diego Morales (quien se encarga de las baquetas de casi todo el disco), que golpea como un corazón lento, y en la que gracias a los teclados –como pasa en otros temas del disco–, la canción levanta vuelo y se vuelve más épica.

Las cálidas voces de María Viola y Gonzalo Deniz brillan al unísono en la versión de “Desconsolados 2”, y le dan una brisa más pop a la canción, como si fuera de ellos. Y esto se siente en todo el disco: los músicos llevan las obras de Darnauchans para su cancha, adaptándolas a sus coordenadas estéticas; es decir, es un álbum de versiones, no de covers. En “Desconsolados 2” ambos tocan guitarras, además de que Carlos da Silveira también aporta sus seis cuerdas; y en medio de ellas, en la coda se destaca el violonchelo tocado por Viola, que le da el tinte melancólico necesario a una canción tristemente esperanzadora.

Pago

Como no podía ser de otra manera, el disco también incluye una versión de “Pago”, la canción más enorme de Darnauchans, en el sentido figurado del término, pero también en el más literal, dado que la original, incluida en Zurcidor (1981), dura siete minutos, y la grabada para este homenaje incluso un poco más. “Pago” es una oda al padre de Darnauchans, desde que empieza hasta que termina, y originalmente es una canción de instrumentación minimalista, con la guitarra de Fernando Cabrera (que también hizo el arreglo de la seis cuerdas) haciendo de las suyas.

Esta versión está impulsada por la banda Bolsa de Naylon en la Rama de un Árbol, encabezada por Diego Cotelo, y se reparten las voces entre siete personas, todas muy distintas entre sí (Ani Ruiz, Paola Larrama, Elena Ciavaglia, Fabrizio Rossi, Francisco Trujillo, Fernando Cabrera y Cotelo), que a su vez, a través de la mezcla, están distribuidas en distintos espacios del espectro estéreo, creando, cuando van apareciendo entre versos, ese edificio de sonidos del que habla la canción, sobre todo si se escucha con auriculares. Es un acierto que muchas voces se encarguen de una canción tan personal del Darno, como para distribuir el peso de los pesados versos. En la coda, con la famosa repetición obsesiva de “timbres, teléfonos, despertadores”, todo es envuelto por una tormenta instrumental que la transforma en un viaje psicodélico.

A la sutil milonga de corazón roto “Final”, otra de Sansueña (cuya letra Darnauchans compuso junto con Victor Cunha), Milongas Extremas la transforma en una milonga completa, a puras guitarras. Mientras, la que le sigue, “LQQD”, del último disco del cantautor, El ángel azul (2005), pasa por varios enfoques instrumentales, gracias a los teclados y las guitarras, y para ella ponen su voz Samantha Navarro y Rodra.

Encaminándose hacia el final del disco, Alfonsina y Marcelo Fernández se ponen al hombro una viajera y viajada versión de la canción “De los relojeros”, una de las más atmosféricas del disco, para cerrar con “Dicen los cantores”, con la voz de Alejandro Ferradás y Alejandro Spuntone. Esta canción, original del álbum en vivo Entre el micrófono y la penumbra (2001), resulta un cierre perfecto para el disco, porque resume la esencia de todo esto: “Nosotros vinimos cantando los días, / dejamos el cielo y las restas del aire; / nosotros cantamos las cosas del mundo: / los vivos, los muertos y el hombre y su viaje”.

El no viento de la luna, de varios artistas. Little Butterfly Records, 2023. En plataformas.


Rada gratis en Barrio Sur

Ruben Rada presentará su nuevo disco, Candombe con la ayudita de mis amigos, de versiones candomberas de otros artistas, el sábado desde las 16.00 en Isla de Flores y Cuareim, en pleno Barrio Sur, con entrada libre. “Siempre soñé con llevar este show al barrio, totalmente gratuito, que la gente pueda ir al barrio a escucharlo; lo único que les pido es que canten”, dijo Rada en un video publicado en sus redes sociales.

Trotsky Vengarán y Pogo

La banda de Guillermo Peluffo y Hugo Díaz está festejando los 20 años del lanzamiento de Pogo (2003), su emblemático primer disco en vivo. La cita será el sábado a las 21.00 en La Trastienda, con entradas por Abitab que van desde $ 800 a $ 1.600.