Amanda Mustard fue durante más de diez años una fotoperiodista autodidacta e independiente radicada en Egipto y Tailandia, donde cubría guerras, naturaleza y viajes, en una carrera que le dio una sensibilidad y un ojo agudo para las buenas historias. Ahora hace su debut cinematográfico con el estremecedor documental Great Photo, Lovely Life, en el que regresa a su hogar en Pensilvania para investigar los abusos sexuales cometidos por su propio abuelo.

Así, nos lleva hacia su familia, definida por un trauma aplastante. Hacer un trabajo tan crudo y profundamente personal sobre el abuso intrafamiliar no es fácil, y menos redondearlo con el cuidado necesario; hace falta una valentía excepcional.

El documental empieza con imágenes cámara en mano de Mustard y su madre Debi mientras llegan a un residencial de ancianos. El nerviosismo es palpable: el hombre que visitan es Bill Flickinger, el abuelo pedófilo serial que ha abusado de muchas niñas y miembros de su familia, entre ellos Amanda y su madre.

Cuando le preguntan sobre sus acciones, Bill es abierto y carente de arrepentimiento. Habla de ellas en abstracto, con horribles excusas para liberarse y echarles la culpa a sus víctimas. A lo largo del documental habrá varios episodios tratados con total franqueza que muestran que las acciones del hombre eran un secreto a voces.

A través del intenso recorrido documental vemos como las figuras femeninas han tenido un rol fundamental (con una madre culposa y una abuela inmersa en el silencio) para la increíble impunidad con la que Bill cometió sus abusos durante décadas. Es la cara más cotidiana del mal: un hombre en apariencia amoroso, que en realidad es un monstruo escondido en una familia sumisa, cómplice y facilitadora.

Con su investigación, Amanda intenta ordenar y cerrar su historia: confronta a su madre y enfrenta a su abuelo pedófilo, que sostiene que Dios perdonará sus pecados. Aunque siempre supo que su abuelo era “espeluznante”, no conocía detalles de su horrendo pasado. Amanda mira fotos viejas y contempla un retrato familiar que en el reverso dice “gran foto, hermosa vida” como si alguien quisiera convertir esta falsedad en realidad. Entiende que el efecto destructivo de su antepasado es multigeneracional: su madre Debi se casó joven con un marido violento, por lo que volvió a vivir con sus padres, exponiendo a sus dos hijas a estar cerca de su abusador.

Amanda se agota y se rearma; describe con entereza las zonas oscuras de su linaje familiar y de un sistema judicial defectuoso. Busca saber, sanar y recomponer su propio vínculo con su madre, su hermana y los hombres. Necesita que las personas que han abusado de ella reconozcan que lo hicieron; no busca venganza, sino que se hagan responsables de sus atropellos. Pero Mustard no es sólo autorreferencial, sino que ofrece a las mujeres abusadas por su abuelo cierta calma y redención; ella se responsabiliza y pide perdón en su nombre.

Great Photo, Lovely Life es un relato que, con sensibilidad y empatía, mira al pasado para mostrar la verdad detrás de las fachadas que enmascaran miseria y crueldad. Un documental del que nadie sale ileso.

Gran foto, hermosa vida. 112 minutos. En HBO Max.