Como sabe todo fan del cine de horror, lo mejor siempre viene de oriente. Sea porque los códigos son distintos, sea porque no abrazan convenciones típicas del género, sea porque su propia escuela les ha dado muchísimo éxito, cuando hablamos de cine de horror japonés, coreano, chino, filipino o, como toca hoy, tailandés, hablamos de algo siempre eficaz como mínimo, funcional como norma y escalofriante en la mayoría de los casos. Rang zong o The Medium no es la excepción.

Empecemos por lo único malo, así nos lo sacamos de encima: la película está absurdamente obsesionada con el falso documental o found footage que tan de moda estuvo en el género a partir de The Blair Witch Project (1999). Por fortuna, el mayor momento de éxito de este recurso, que abolió su propia efectividad, parece haber quedado atrás. Conviene matizar su ineficacia en The Medium (que varía, por supuesto, según el ojo del espectador), dado que la pátina de “falso documental” aporta frescura al film: durante largo rato, sus entrevistas y filmaciones brindan una mirada casi antropológica sobre el chamanismo en Tailandia, y cómo se relaciona con el fenómeno de médiums y posesiones (no específicamente demoníacas o negativas: se habla de dioses que se corporizan en personas para llevar adelante sus designios, que no tienen por qué no ser positivos).

Justamente, nuestra protagonista y objeto del documental es Nim Tonvali (Sawanee Utoomma), la médium espiritual de la localidad Isan, sobre el norte de Tailandia. Esta mujer dice estar poseída por el espíritu de la diosa Bayan, a la que los locales rinden culto e invocan en rituales de protección, y cuya función, bastante más práctica de lo que uno imagina, es más de figura referencial o de consejo. El origen de su posesión se remonta a su infancia y es un asunto de familia, puesto que su tía había sido en su momento la portavoz de Bayan y le hubiera tocado en suerte esta tarea a Noi (Sirani Yankittikan), su hermana, si no se hubiera negado.

Ese legado parece ponerse de nuevo en movimiento mientras los documentalistas hacen su trabajo, cuando Mink (Narilya Gulmongkolpech) comienza a dar cuenta de todos los signos de la posesión. El problema está en que, a medida que Mink se comporta más y más raro y comienzan a ocurrir ciertas muertes a su alrededor, la médium Nim, todavía en funciones, sospecha que no es realmente Bayan quien está interviniendo, sino algo mucho peor.

Con calma y cuidado, la película del director Banjong Pisanthanakun (responsable de la ya mítica Shutter de 2004) apela a una construcción del mundo de médiums y posesiones absolutamente diferente a todo lo que hayamos visto. No hay nada cristiano involucrado, lo que nos aleja de los relatos de exorcismo tradicionales, y el “sistema” que rodea al accionar de Nim, la protagonista –Utoomma está simplemente estupenda, con la joven Gulmongkolpech a la altura–, es sólido, coherente y, fundamentalmente, verosímil.

El tono parsimonioso de la primera hora tiene una gran recompensa: la media hora de cierre es explosiva. Una ida al demonio alucinante, con homenajes a lo mejor que nos ha dado el found footage (a la española REC en particular), que demuestra que, en buenas manos, no hay subgénero agotado, sea el de posesiones y exorcismos o el del falso documental.

The Medium. 131 minutos. En Prime Video.