La activista medioambiental Greta Thunberg es una de las figuras más controvertidas de los últimos años. Nacida en Estocolmo en 2003, criada en una familia de artistas y diagnosticada con el síndrome de Asperger, ha llevado adelante una lucha contra el cambio climático con vehemencia y determinación. Amada y odiada (Donald Trump fue uno de sus mayores detractores), Greta es sensible e intelectualmente brillante.

La docuserie de tres partes Greta Thunberg: A Year To Change The World la acompaña entre 2019 y 2020, cuando la activista se tomó un año sabático, para recorrer el mundo en busca de respuestas. Si bien el viaje se interrumpió por la pandemia, su objetivo no sólo era enviar un contundente mensaje sobre el cambio climático, sino también visitar lugares donde afectó el ecosistema. El documental cuenta con intervenciones de su papá Svante y de varios especialistas y científicos.

La aventura comienza en octubre de 2019 en Canadá: Thunberg y su padre van a Edmonton para que ella dé un discurso en una huelga climática. Durante su proclama habla de cómo los países que aceptaron los acuerdos firmados en París en 2015 no están reduciendo las emisiones de CO2 y sostiene que el mundo gastará su “presupuesto de carbono” en diez años. De allí viajan al glaciar Athabasca, consumido en los últimos 40 años por el aumento de la temperatura y el hollín de los incendios forestales que impide que el hielo refleje la luz necesaria. Todo esto antes de cruzar el Atlántico en catamarán (no usa aviones por las emisiones de combustible fósil) para asistir a la cumbre climática en Madrid y al Foro Económico Mundial en Suiza.

La cámara acompaña a Greta en su cruzada para lograr que los gobiernos tomen en serio el cambio climático, mientras enfrenta resistencias y recibe aclamación: es criticada y también escuchada, un fenómeno sociológico en sí mismo. Pero ella ya no quiere sólo atención personal: “La gente escucha cuando hablo, pero no quiero eso. Quiero que escuchen a la ciencia”.

La figura de Thunberg es interesante y magnética, sin aires de divismo ni arrogancia, y por momentos parece padecer su fama: no quiere estar donde está ni disfruta del protagonismo que le da la destrucción paulatina del planeta. Esta ágil docuserie refleja fielmente que ella no quiere hacer lo que hace pero siente que es su obligación moral. Dice cosas incómodas a personas poderosas y la intransigencia resulta lógica.

Si el cambio climático es una realidad innegable, ¿por qué su principal vocera sigue siendo tan rechazada? El documental muestra que aún existen dudas acerca de la financiación de la aguerrida y poco simpática activista, y algunos señalan que podría haber un negocio lucrativo. Y ese es el principal enemigo de Greta, quien se ha convertido en un símbolo de lucha y a la vez en un foco de suspicacias que opacan la intención de su discurso.

Greta Thunberg: A Year To Change The World es una docuserie reveladora y bien narrada que logra transmitir una real urgencia, con la mirada puesta en una adolescente que con sólo 15 años se enfrentó al Parlamento sueco para exigir una solución y que ahora, una mujer de 20, sigue siendo objeto de burlas y cuestionamientos, ya que parece más fácil atacar y tratar a una joven de “trastornada” que hablar del verdadero problema. Vemos a David contra Goliat: la lucha entre una chica que dice lo que nadie quiere oír versus las grandes corporaciones. Resulta utópicamente esperanzador observar la contienda.

Greta Thunberg: Un año para cambiar el mundo. Tres episodios de 50 minutos. En HBO Max.