Catherine Vergnes acostumbra a presentarse en vivo con una réplica del escudo nacional labrado en plata prendida a un collar. Le canta a la patria y una de sus canciones lleva como título “Sangre charrúa”. Sin embargo, incluso a primeras horas de la mañana, cuando nos encontramos para esta entrevista, no parece “uruguaya”. Ajena a cualquier imprecisión o descortesía casual, de esas que acumulamos a diario entre el apuro y la pereza, lleva adelante su carrera con orgullosa estirpe de folclorista criolla y el profesionalismo de una artista de proyección internacional.

Cantante y compositora de su propio repertorio, nació y se crió en Paysandú, en un hogar donde siempre hubo música, con un padre apicultor, y aficionado al folclore, y una madre maestra que usaba la guitarra para hacer más amenas las clases en su escuela. Además de guitarra, estudió, entre otras disciplinas: teatro, ballet, y composición literaria con Washington Benavides y Numa Moraes.

Cree que a ninguna canción le debería faltar poesía, o algún tipo de vuelo, y cita un fragmento de “La Revancha”, una de sus canciones preferidas: “Llevo emponchado el buen tino, y un puñado de suerte. Voy cabresteando el destino con la esperanza de verte”.

Con un estilo musical que respeta la tradición, pero, con la fiesta como excusa, se permite cualquier maridaje de raíces. En poco tiempo logró una gran aceptación del público local, y se ha presentado con buen suceso en los más importantes festivales folclóricos de Uruguay, Argentina y Brasil.

Viene de presentarse en el festival capitalino Acá estamos y se apronta para iniciar una gira nacional en la que compartirá las canciones de Refugio, su nuevo disco.

¿Por qué le pusiste Refugio?

La música siempre fue un refugio para mí, pero se volvió todavía más importante en los últimos años. En la música encontré un lugar para protegerme de toda la angustia y tristeza que viví durante la pandemia. Muchas de las canciones de este disco cargan con esos sentimientos, nacieron de esas amarguras, pero se convirtieron en algo positivo, en una creación de superación y optimismo, y me permitieron entender que te puede pasar algo, pero siempre tenés revancha, y que las cosas duelen hasta que le encontrás una explicación. Además, decidí que se llamara Refugio en vez de Mi refugio para que cada persona encuentre su propio refugio en esas canciones.

Foto del artículo 'Catherine Vergnes: “En la música encontré un lugar para protegerme de toda la angustia y tristeza que viví durante la pandemia”'

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En las canciones más esperanzadoras no dejaste de mencionar los momentos de dolor.

Es que me parecía importante poder mostrar esa otra faceta. La gente te puede ver arriba del escenario viviendo una alegría constante, y eso es real, pero abajo del escenario, en la cotidiana, vivís las frustraciones y los fracasos que sufre cualquiera.

Me tocó pasar por momentos muy negativos, y la verdad es que no tenía otros sentimientos. Así nacieron esas canciones, con algo de nostalgia y angustia, pero donde también aparece el optimismo porque es la actitud que tengo, ante todo.

¿Qué recordás de esos momentos donde apareció la inspiración para escribir estas nuevas canciones?

Tienen que ver con diferentes situaciones que se fueron sucediendo. Por ejemplo, la canción “Me caigo y me levanto”, nace de una aventura en el campo, en Paysandú. Cuando arrancó la pandemia me fui para allá a pasar con mi familia y a aprovechar el aire libre. Yo tengo una yegua, Chichita, y hacía dos años que no la andaba. Un día salgo a cabalgar con ella, pero claro, después de tanto tiempo en libertad, Chichi estaba muy mañosa. En un momento salgo al galope, ella pega un retozo, y yo volé por el aire y caí de espaldas en el pasto. Me quedé tirada un rato con la yegua al lado, y en ese instante pensé en cómo uno cada vez se cae, tiene la chance de pararse y de volver a intentarlo, y que no es necesario tener un caballo para caerse. Por todo lo que estábamos pasando, yo sentía que estaba caída en el suelo. Uno se cae de la vida misma.

“En Refugio, si bien aparece lo criollo, hay unos colores y sonidos que generan eso de: ‘Opa, ¿esto es folclore también?’. Y sí, es folclore”.

Tu primer disco tiene folclore y también otros géneros. ¿Qué te llevó a terminar eligiendo al folclore tradicional como tu música?

Pienso que son etapas de la vida. Cuando empecé a componer, a los 16, 17 años, escuchaba mucha música de todo tipo. Ya tenía una raíz folclórica, pero me gustaba fusionar lo que hacía con otros instrumentos, y así aparecen el saxo o el clarinete en melodías de folclore puro. Y estaba eso de ser adolescente y buscar otras cosas para ver hasta dónde podía llegar con mis canciones. Después de toda esa búsqueda me di cuenta de que lo que más me gustaba transmitir, y que además le gustaba a mi público, era el canto criollo, de raíz. De todas formas, creo que eso se nota sobre todo en Soy campera [su segundo álbum]. En Refugio, si bien aparece lo criollo, hay unos colores y sonidos que generan eso de: “Opa, ¿esto es folclore también?”. Y sí. Por ejemplo, “Me duele” es como un carnavalito, que es un folclore, pero del norte argentino, y entonces siempre estamos hablando de un folclore latinoamericano.

También tenés una conexión fuerte con Brasil. ¿Cómo surgió?

Empecé yendo de gira con unos amigos. Se generó un boca a boca en Río Grande del Sur sobre lo que yo hacía, y así me empezaron a invitar cada año. Es increíble porque ellos son muy locatarios, y no le abren el mercado a cualquiera. Y conmigo pasó algo muy extraño. Les encanta escuchar mi voz en el folclore, y les gusta escuchar folclore en una voz femenina. Cada vez que voy canto todo mi repertorio y agrego algunas canciones de su cultura riograndense.

“Cuando yo tenía 18, el interior no era nada fácil. Hoy en día tampoco, pero ya tenemos un buen camino armado y nos llaman de los festivales”.

¿Qué recordás de tus primeras actuaciones en vivo?

A los siete años empecé a tocar la guitarra, y a los ocho ya tuve mis primeras actuaciones en fiestas de Paysandú: cumpleaños, fogones, lo que fuera. Y después en la adolescencia empecé a recorrer concursos musicales por otros departamentos. Cuando yo tenía 18, el interior no era nada fácil. En realidad, hoy en día tampoco, pero por suerte ya tenemos un buen camino armado y nos llaman de los festivales. Aquello de mandar currículums, golpear puertas, y perseguir a las organizaciones para que me conozcan ya no es necesario, acá en Uruguay. Ahora estamos haciendo el mismo trabajo en otros países.

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¿Una cantante en el mundo del folclore la tiene un poco más difícil?

El hecho de ser mujer no fue un freno para nada en mi vida. Creo que porque empecé desde muy chica y me fui ganando mi lugar. Si bien lo mío no era masivo, de a poco fui haciendo mis cosas, entonces, después de mucho trabajo, sé que puedo contar con mucha gente que alguna vez me vio actuar o me ayudó. Y al volver a un lugar pasa que alguien dice: “Sí, claro, ella estuvo en mi programa de radio”, o “me acuerdo que vino a un beneficio”. Tal vez, hoy en día lo que sí puedo reconocer es una especie de constante evaluación de lo que hago por el hecho de ser mujer.

¿Qué relación tenés con tu guitarra?

Me caso con ella. Es mi compañera de vida, y la testigo de un montón de sensaciones. Siempre pienso que ha estado mucho tiempo al lado de mi corazón. Yo toco todos los días la guitarra, porque ensayo, pero también porque me hace bien. Es mi refugio.

Y un día cualquiera, ¿qué tocás en la guitarra?

Lo que se me venga a la cabeza. Depende de mi estado anímico. Si estoy muy manija empiezo con una chacarera y algún folclore argentino con mucha energía. Y otro día de tranquilidad, quizás me pongo a tocar una bossa nova. Me encanta cantar en portugués.

Además de cantante y compositora, sos psicóloga. ¿Qué te llevó para ahí?

La música siempre estuvo, pero iba haciendo la típica rutina de vida: escuela, liceo, universidad. Aunque no fue que mis padres dijeron: “De la música no vas a vivir, tenés que estudiar”. Todo lo contrario. Me dieron a mí y a mis hermanos toda la libertad de hacer lo que quisiéramos. Desde chica me gustaba la psicología. El hecho de que existiera una profesión que servía para solucionar los problemas de otras personas, me parecía fascinante. Entré en la carrera y me recibí en 2018. Lo que sucedió es que mientras estudiaba, seguía con la música y cada vez me iba mejor con mis canciones. A punto de recibirme me dije: “mi público cada vez se va agrandando más, y tengo muchas composiciones. Tengo que intentar un año, a ver qué pasa”. Dicho y hecho. Me enfoqué de lleno en la música y ese año logré un montón de cosas. Es como que todo estaba ahí pronto para hacer, pero si yo no tomaba esa decisión, no iba a pasar nada en mi vida como artista.

Vas a empezar una gira que va a recorrer teatros de todo el país. ¿Qué expectativas tenés?

Muy buenas. La gira nace a partir del estreno de Refugio. Tenemos un espectáculo que incluye las nuevas canciones y los clásicos de siempre y con mi banda nos vamos a presentar en 25 teatros de todo el Uruguay, llegando a cada capital de cada departamento, pero también yendo a tierra adentro como nos gusta a nosotros. Y la inauguramos el 2 de junio en la sala Zitarrosa, con artistas invitados internacionales y va a ser una fiesta.

En el evento Acá estamos, en la rambla de Punta Carretas (archivo, marzo de 2023).

En el evento Acá estamos, en la rambla de Punta Carretas (archivo, marzo de 2023).

Foto: Rodrigo Viera Amaral

¿A qué lugar de Uruguay te gusta volver para dar un concierto?

Esa pregunta es difícil. En primer lugar, Paysandú, que me encanta. Me quieren mucho allá, y eso lo agradezco un montón. También me gusta ir a Tacuarembó. Su gente tiene un criollismo y una alegría muy especial. Y otro departamento al que me gusta llegar y en el que siempre nos ha ido muy bien es Rocha. Lo destaco porque mucha gente dice que los rochenses son muy tranquilos a la hora de presenciar un espectáculo, incluso ellos mismos se perciben así. Pero a nosotros nos pasó todo lo contrario. Cada vez que vamos es una fiesta y la gente está como loca, y acompaña mucho. Siempre la gente es divina y nos recibe de forma espectacular.

¿Cuál dirías que es la característica de tu personalidad que te ha ayudado a sacar adelante tu carrera?

La perseverancia. Además, me hice un test de fortalezas y esa fue la que apareció primero. Y también la actitud. Muchas veces tenés un revés y pensás: “¡Pero la pucha, loco! ¿Para qué hago esto? Largo todo”. Pero después te das cuenta de que te estás boicoteando, y a todo un equipo que está detrás de tu proyecto, y ahí nace la perseverancia que te permite decir: “Lo voy a intentar otra vez, y otra vez, y otra vez. Y eso es lo que hace la diferencia.