Si hablamos de Diane Lane y Kevin Costner, hablamos de dos brillantes y experimentadas figuras capaces de ponerse en la piel de cualquier personaje, y en Let Him Go no fallan. Este emotivo thriller de suspenso dirigido por Thomas Bezucha (La joya de la familia, The Good House) es una adaptación del bestseller homónimo de Larry Watson de 2013 y está ambientado en la década de 1960 en el medio oeste de Estados Unidos (en el estado de Montana, más precisamente).
Es, de algún modo, un western moderno, con Costner en el rol de un sheriff retirado que siempre tiene ese aspecto de hombre rudo pero tierno a la vez. Es la historia de Margaret y George Blackledge, una pareja de veteranos granjeros y criadores de caballos que tenían una vida bastante apacible junto a su hijo James (Ryan Bruce), la esposa de este, Lorna (Kayli Carter), y el bebé de la pareja, Jimmy. A pesar de que Margaret siempre había tenido una relación algo complicada con su nuera, todo iba bien hasta que James muere de forma extraña en un accidente con un caballo y sus vidas cambian para siempre.
Un tiempo después de enviudar, Lorna se vuelve a casar con el controlador Donnie Weboy (Will Brittain), quien, además de maltratarla a ella y a su hijo, se los lleva a vivir a Dakota del Norte junto a su particular familia. Margaret, al ver los abusos sufridos por su nieto y su exnuera, con el apoyo de su esposo irá a rescatar a su nieto. En el camino descubrirán complejidades de su propio matrimonio, pero sobre todo serán sometidos a una dura prueba cuando se enfrenten al siniestro y atemorizante clan Weboy, dominado por una implacable matriarca (Lesley Manville).
Se desata, entonces, una batalla entre dos mujeres poderosas. Magistralmente, Lane le da vida a una mujer que ha tomado una decisión: no volverá sin su nieto. Es interesante el contraste entre la avasallante personalidad de Margaret y la aparente actitud distante y cansina de George, en una inversión de los paradigmas de género con los que se acostumbraba representar a la época. Esto también da permiso a un gran desarrollo del personaje de Costner: pasa de ser un simple acompañante de la misión de su esposa a ser parte activa de esa revancha con la que buscan salvar a su nieto.
El tono de esta lucha entre el bien y el mal es lúgubre y pausado, pero el ritmo es lo suficientemente intenso como para transmitir el real conflicto de fondo. Let Him Go es un drama familiar profundo, técnicamente impecable (con increíbles locaciones, fotografía y montaje) y un sólido guion apoyado en brillantes interpretaciones. Es una película de combustión lenta, que crea un suspenso perfecto. Entre tanta oferta taquillera de superhéroes, resulta placentero encontrarnos con este discreto y calmo viaje al western, con momentos de violencia que resultan impactantes. Un thriller duro y descarnado, pero también un emocionante relato acerca de las pérdidas y de mujeres salvando a otras mujeres.
Let Him Go. 108 minutos. En Netflix.