Whitney Houston fue sin dudas una de las mejores cantantes de la historia: dueña de una voz deslumbrante que abarcaba desde el R&B, el soul y el blues hasta el góspel (con el que se formó), fue también una destacada actriz, modelo y productora. Con una carrera que superó los 30 años de éxitos y altibajos, es la artista femenina más galardonada de todos los tiempos y su temprana muerte en 2012, cuando tenía 48 años, la transformó en una verdadera leyenda.
Ahora HBO suma a su catálogo Quiero bailar con alguien: la historia de Whitney Houston, una brillante biopic dirigida por Kasi Lemmons (directora en Eve’s Bayou y actriz en El silencio de los inocentes), guionada por Anthony McCarten (Bohemian Rhapsody) y protagonizada por la actriz británica Naomi Ackie (Master of None, Star Wars: el ascenso de Skywalker). Esta biografía a modo de homenaje a quien fuera catalogada como La Voz muestra de manera vívida el ascenso y la caída de Houston, sus brillos y sombras, y cómo fue arrastrada hacia lo más profundo de las adicciones y la depresión. Una gran artista que no fue bien tratada por la prensa y que no merecía su trágico final.
La película parte de los inicios de Whitney, criada en un hogar de Nueva Jersey y entrenada por su exigente madre, la también cantante de soul Cissy Houston (integrante de The Sweet Inspiration, grupo telonero en shows de Elvis Presley y Aretha Franklin, e interpretada aquí por Tamara Tunie), hasta su ascenso al estrellato. Siguen su entrada a los 11 años en el coro góspel infantil de la iglesia New Hope Baptist, su paso como corista de su madre, su descubrimiento por el productor Clive Davis (Stanley Tucci), la negación familiar a su sexualidad, sus intentos por independizarse artísticamente de sus padres y el arduo camino para llegar a ser una artista reconocida mundialmente que cantaba con las entrañas.
A diferencia de muchas biopics de estrellas de pop y rock, uno de los grandes aciertos de la directora es dejar la voz original de la cantante y montarla en una perfecta modulación de su protagonista. Es imposible hacer un biodrama de Whitney Houston sin la voz de Whitney Houston, ya que nadie puede igualar su expresividad, su potencia, su afinación exacta y aparentemente natural y su alcance vocal. Y a pesar de que Naomi Ackie no es tan parecida físicamente a Whitney, logra una interpretación increíble reviviendo la incandescencia de la artista, las pasiones y demonios que la persiguieron durante toda su enorme pero a la vez truncada carrera.
Este nutrido recorrido por la historia de Whitney muestra con gran autenticidad su lucha contra las drogas, su turbulento matrimonio con el cantante Bobby Brown (quien ignoró su fatiga física y mental y la animó a seguir de gira, y gran responsable de su caída), su amor de madre a su hija Bobbi Kristina (fallecida en 2015), la traición de su padre John (Clarke Peters), quien manejó pésimamente su carrera y luego la demandó por 100 millones de dólares cuando ella lo hizo a un lado, y la reacción negativa ante su música “no lo suficientemente negra”.
Quiero bailar con alguien: la historia de Whitney Houston celebra el descomunal talento de Whitney en lugar de insistir en la oscuridad. Es el relato de una mujer valiente y compleja que sólo quería cantar, que sabía hacerlo como ninguna pero que fue fagocitada por la industria, los vínculos tóxicos, el peso de la fama, la presión de la ansiada perfección y las adicciones. La mejor voz de su generación, que vivió y murió demasiado rápido.
Quiero bailar con alguien: la historia de Whitney Houston. 146 minutos. En HBO.