Existe una estética de serie barrial y cruda, con Tumberos como precursora y seguida por las ya de culto El puntero, Okupas y El marginal, que tienen la capacidad de narrar con brutalidad y aspereza la cotidianidad de unas calles, de una cárcel, del mundo del deporte o de la política. Esa marginalidad pandillera, más una mezcla de corrupción y drama familiar, es lo que narra Barrabrava, la nueva apuesta argentina de Prime Video.

La serie sigue a César y a su hermano menor, Adrián el Polaco, hinchas fanáticos y parte de la barra brava del club del ascenso Atlético Libertad del Puerto, liderada por el histórico Tío, jefe y dueño de todos los negocios. A partir de un fuerte conflicto interno por la venta de la estrella del equipo, la barra se quiebra en dos y los hermanos son desterrados de ese selecto grupo de su amado club.

En venganza, y para retomar el control, le declaran la guerra a la otra fracción de la barra brava, arriesgando su vida y poniendo a prueba su propia relación. Bastante solos y sin poder político que los ayude, los hermanos desarrollan magistralmente técnicas de supervivencia y arman un plan, en una realidad hostil, plagada de traiciones, pero también de un fuerte código barrial y amor familiar.

Aunque el sentido de pertenencia al barrio y al club atraviesa todo, se abren microhistorias: la reaparición de una hija adolescente, las difíciles relaciones en una familia marginada, la vulnerabilidad de un hermano discapacitado y el perverso enlace entre el Polaco y la mujer de un exjugador del club. En una atmósfera de permanente tensión, la vida familiar es atravesada por la necesidad de venganza y la violencia, y los enfrentamientos de fanáticos son el puente para explorar los dolores y las carencias humanas más íntimas.

El fútbol es usado como excusa para exponer el alcance monstruoso de un aparato corrupto que incluye a políticos, policías, dirigentes, contratistas, jugadores e hinchas. Pero también es mostrado como el catalizador más grande de la sociedad, su válvula de escape, un lugar donde los despreciados por el sistema encuentran algo de felicidad y sentido. La serie también deja espacio para esta otra cara del deporte más cercano al corazón de las sociedades rioplatenses.

La producción de ocho capítulos, filmada en gran parte en Uruguay en 2021 (en locaciones como el Gran Parque Central, el estadio Tróccoli, el complejo habitacional Euskalerría, el ex Mercado Modelo o el club Neptuno), está creada y dirigida por los experimentados Gabriel Nícoli y Jesús Braceras (Monzón, Todos contra Juan) y cuenta con un equipo de guionistas de lujo, entre ellos el propio Braceras, Mariana Wainstein (División Palermo) y Diego Fió (El amor después del amor). Además, hay un brillante elenco: Gastón Pauls, Matías Mayer, Miguel Ángel Rodríguez, los uruguayos Martín Quiroga y Alfonso Tort, y Gustavo Garzón.

Con ritmo vertiginoso, una fotografía que genera un eficaz impacto visual y un guion sólido, la miniserie atrapa de principio a fin. Las actuaciones están a la altura (se destaca la buenísima dupla protagónica Pauls-Mayer) y en función de un clima sórdido perfectamente logrado. Barrabrava retrata con inteligencia una pasión para muchos y un negocio para unos pocos.

Barrabrava. Ocho capítulos de 40 minutos. En Prime Video.