Cuando apareció Bird Box en 2018 (basada en la novela homónima de Josh Malerman) su éxito fue inmediato y abrumador. Sostenida por una rendidora historia posapocalíptica y por la taquillera Sandra Bullock interpretando a Mallorie, una mujer que desafiaba una misteriosa amenaza alienígena para llevar a dos niños a un sitio seguro, la ficción de suspenso se convirtió en la película más comentada del momento y sigue siendo la cuarta película más vista de la historia de Netflix.
Tomando como punto de partida aquel efectivo film hollywoodense, ahora la misma fuerza oscura e invisible que provoca suicidios masivos devasta las calles españolas en Bird Box Barcelona. Este spin-off está dirigido por Alex y David Pastor, con experiencia en cine perturbador: fueron los creadores de Infectados en 2009 y Los últimos días en 2013. Los Pastor vuelven a la pesadilla distópica en la que la humanidad está al borde de la extinción por culpa de una desconocida fuerza letal, lo que deja pocos sobrevivientes y un mundo en el que ya no se sabe en quién confiar.
Ahora la historia se centra en Sebastián (Mario Casas), quien intenta proteger a su hija Anna (Alejandra Howard) del inminente fin del mundo y hace alianza con varios sobrevivientes, en especial con la psiquiatra inglesa Claire (Georgina Campbell) y el científico Octavio (Diego Calva). Deben evitar, igual que en la película original, el contacto visual con estos invasores, cuya imagen conlleva a un irrefrenable suicidio.
Bird Box Barcelona se sitúa en la misma línea de tiempo que la primera película, pero, inteligentemente, cambia de locación a un país católico como España, lo que le permite un interesante giro al introducir el delirio religioso como puente narrativo. El argentino Leonardo Sbaraglia es quien interpreta al padre Esteban, un convencido de que la invasión de estos seres terroríficos es producto de un apocalipsis bíblico.
Las comparaciones con la original son inevitables, y a pesar de tener estructuras similares y líneas de tiempo duales, Bird Box Barcelona es más inquietante y logra instalar un terror existencial gracias a su tono sombrío y místico. Mientras Sebastián recorre las desoladas calles de Barcelona junto a otros sobrevivientes, se palpa una imprevisibilidad de la que carecía la primera película y se refuerza la amenazante noción de que la invencible fuerza podría atacar en cualquier momento.
La historia de este mundo a ciegas plantea una feroz lucha contra la desconfianza, que está en su punto más alto y que obliga a los humanos a alterar la forma en que se ven unos a otros. Predomina el “sálvese quien pueda”, pero también obliga a organizarse y ayudarse. Padre e hija son el eje emocional de la película, y su vínculo da pie a cambios en el rol heroico de Sebastián,
Bird Box Barcelona también tiene escenas de mayor tensión que la original y momentos de acción espectaculares, al tiempo que representa algunos de los mayores temores humanos. Sus directores se enfrentaron al enorme desafío de crear una historia tan atractiva y emocionante como la anterior, y lo lograron.
Bird Box Barcelona. 112 minutos. En Netflix.