Voy a comenzar citando un tuit de alguien que no conozco, pero a quien el algoritmo de Twitter me recomendó (a los efectos de una mejor comunicación, no utilizaré los nombres nuevos que quiere imponer el pelmazo de Elon Musk). El tuit de Meg Indurti decía: “The Other Two llena ese hueco bizarro específico que dejaron en mí 30 Rock, Community y Arrested Development”. Nombrar a tres de mis series favoritas y referirse de tal modo a lo que uno siente en ausencia de este tipo de humor fue suficiente como para que le prestara atención a The Other Two, serie cuyas tres temporadas están disponibles en HBO Max.

La premisa la conocía, pero es tan variada la oferta que hasta ese tuit no le había dado una oportunidad: un adolescente llamado Chase Dubek cobra fama mundial gracias a una canción compartida a través de internet, convirtiéndose de la noche a la mañana en un nuevo Justin Bieber. Él y su madre se vuelven figurita repetida en la televisión y otros eventos, y no paran de triunfar. Sin embargo, el foco de la historia está puesto en sus hermanos mayores, Cary y Brooke. El primero es un actor que se gana la vida como mozo, mientras que la segunda es una bailarina que no sabe qué quiere hacer de su vida.

Drew Tarver y Heléne Yorke son, entonces, los otros dos. Dos ejemplos perfectos de habitantes de Nueva York que llegaron a la ciudad con un sueño y actualmente solamente tratan de no quedarse dormidos. Sus imperfecciones, desde las más pequeñas hasta las más gigantescas, así como la excelente química entre los dos actores, hacen que esta comedia de media hora enganche rápidamente a los espectadores. Máxime si le sumamos estar ladeados de comediantes de mayor trayectoria como Molly Shannon (la madre de los tres) o Ken Marino (el manager de Chase).

The Other Two encuentra su voz en forma bastante rápida, dedicándose a diseccionar el mundo del espectáculo, los claroscuros de la fama inmediata, las movidas de marketing, y los controles de daños cada vez que una estrella da un paso en falso. También se coloca en un nivel de picaresco más alto que otros productos del rubro, y especialmente toma una decisión narrativa tan obvia como poco vista, al menos entre los títulos más populares, de mostrar las relaciones sexuales homosexuales con la misma naturalidad e igual de gráficas (sin ser explícitas) que las heterosexuales.

Más allá de tantas diferencias, está claro que Cary Dubek tiene mucho de Michael Bluth, y por momentos Drew Tarver parece un clon joven de Jason Bateman. Y que la serie toma varios clichés del género, incluyendo el ida y vuelta de la relación de Brooke con su ex Lance (un muy efectivo Josh Segarra). Incluso la suma de Shuli (Wanda Skyes) como ejecutiva de una disquera no es más que otro personaje de Wanda Skyes en el registro que mejor le sale.

Las primeras dos temporadas entretienen y hacen reír. Nadie les está diciendo que haya que saltearlas. Ahora, ambas no son más que el entremés para la tercera, en la que The Other Two decide tomar el testigo de las series mencionadas por Meg Indurti en el primer párrafo y abraza el absurdo para empezar a meter goles en el ángulo. Se para sobre lo construido en los primeros 20 episodios (por eso también son ineludibles) y, sin dejar de darle palos a la industria del entretenimiento, elastiza el verosímil para incluir situaciones que en los años anteriores hubieran sido un poco mucho.

Hay una trama exquisita sobre aquellos que son invisibles por no ser parte de la industria, otra sobre un rol gay en una película de Disney, y una cena en un restaurante que tiene mucho de The Rehearsal, el documental delirante de Nathan Fielder que también estamos extrañando mucho. Hasta se atreven a hacer humor con la pandemia, y lo hacen bien. Lo que también tiene la última temporada, que podría partir alguna clase de agua, es una escalada de mala leche por parte de “los otros dos”, hasta convertirlos en personajes tan desagradables que el juicio de la última temporada de Seinfeld los hubiera condenado a la silla eléctrica.

A propósito, esa tercera temporada fue la última. Así que después de ver las tres volverá a quedarnos ese hueco bizarro y tendremos que andar buscando con qué serie llenarlo. Se aceptan sugerencias.

The Other Two, tres temporadas de diez episodios de 20-45 minutos En HBO Max.