Hace casi 20 años –que según Gardel no son nada, pero en realidad son un montón–, parecía que Gerard Butler había llegado para comerse el mundo. Era la nueva estrella masculina del momento –con su Leonidas en el arrollador estreno de 300, de Zack Snyder, basada en la novela gráfica de Frank Miller– y lo que fuera que eligiera para seguir adelante sólo prometía éxito seguro y consagración completa como estrella de acción.
Sin embargo, o Butler eligió mal o las películas resultaron peores de lo que él esperaba, ya que su carrera devino una serie de films de acción malísimos que fueron confinados a ese infierno particular que se conoce como “directo a video” (o, para adecuarnos a nuestros tiempos, de estreno directo en streaming), como la saga –sí, porque son tres– en la que es el agente secreto Mike Banning (y cada película tiene un “has fallen” en el título) o cosas terribles como Dioses de Egipto.
Algo cambió a partir de 2018. Butler viene estrenando películas decentes –los competentes thrillers de acción Den of Thieves y Hunter Killer, o la excelente película de misterio The Vanishing–, en las que vuelve a demostrar que es un actor muy convincente, con matices, aristas y capacidad dramática al tiempo que convincente héroe de acción. Una suerte de rescate personal en películas que están alejadas quizá del mayor estrellato o presupuesto, pero que son dueñas de una eficacia innegable.
A estas podemos sumar Alerta extrema (ridículo título que promete muy poco, lo sé, el que Amazon le da al original Plane). Aquí Butler es el piloto Brodie Torrance, un hombre común y corriente cuya tarea es llevar un avión con pocos pasajeros de Singapur a Hawái. Justo antes de despegar, se suben a prepo unos agentes del FBI que trasladan a un peligroso prisionero, Louis Gaspare (Mike Colter, el –hasta ahora– Luke Cage de Marvel), con orden de extradición a Estados Unidos. El vuelo es normal hasta que se topa con una tormenta, un rayo y un aterrizaje forzoso en una islita de Filipinas sin control gubernamental alguno y plagada de guerrilleros hasta la copa de las palmeras.
No han pasado 20 minutos de película y tenemos a todos los pasajeros secuestrados y a nuestro piloto teniendo que hacer una incómoda alianza con el criminal que transportaba para tratar de rescatarlos.
Si bien podemos decir que estamos ante una película que hemos visto ya muchas veces, aquí lo familiar, lo directo y sincero del planteo se vuelve particularmente refrescante. Una hora y media de cine que puede remitir a otro tiempo, a las historias de acción old school que poblaban nuestras pantallas en los 80 y 90, con Butler en la piel de un protagonista que es un hombre obligado a realizar una hazaña imposible por las circunstancias, y con Colter en un generoso secundario de pocas palabras y muchas acciones (al que saca mucho provecho a fuerza de carisma, que tampoco le dan tanto para desarrollar).
Con una realización austera, sólida y que no se desvía nunca de su objetivo, el director Jean-François Richet (el mismo del díptico sobre Mesrine, la remake de Asalto al precinto 13 o la estupenda El emperador de París) entrega exactamente lo que se le puede pedir a una película como esta: que sea concreta, que sea entretenida, que no decaiga nunca. Y nosotros, junto a Butler, que suma otro casillero en el lado del bien, agradecidos.
Alerta extrema. 117 minutos. En Prime Video.