Uno puede suponer que luego de terminar la exitosa y premiada producción de Rescatando al soldado Ryan (1998), su director, Steven Spielberg, y su protagonista, Tom Hanks, querían aprovechar la investigación histórica y el entusiasmo que les provocaba reconstruir episodios de la Segunda Guerra Mundial. Apenas tres años después realizaron y estrenaron para HBO Band of Brothers, que acaba de ser puesta a disposición por Netflix.
Se trata del inicio de un camino que todavía no termina y que nos ha regalado por el momento dos de los mejores productos bélicos que haya visto la televisión –o el cine, por qué no– hasta la fecha.
La Easy Company
Band of Brothers reconstruye las peripecias de la Compañía Easy del 506º Regimiento de Infantería de Paracaidistas de la 101ª División Aerotransportada del Ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Desarrollada a partir del libro de Stephen Ambrose del mismo nombre (1992), la historia da comienzo en 1942, cuando vemos el entrenamiento que tendrá este regimiento de paracaidistas, al que acompañaremos hasta 1945, ya en Alemania. Siguiendo el periplo real e histórico de la compañía, el relato alterna con testimonios de los propios soldados reales, veteranos al momento de la producción, que comentan antes, durante y después aquello que vemos.
Producida por los propios Hanks y Spielberg (y con ambos cumpliendo roles de showrunner), estamos ante una alucinante producción que reconstruye cada escenario, cada ciudad, cada campo de batalla con un realismo sobrecogedor. El resultado, claro, es durísimo y no son pocas las veces en que uno termina partido al medio por lo que ve, lo que viven o lo que hacen los protagonistas (el episodio en los campos de concentración es un buen ejemplo).
Hay un equipo de directores estupendo: Phil Alden Robinson, David Frankel, Mikael Salomon, el propio Hanks. Pero donde reluce sin fin es en su elenco. Absolutamente coral, la plantilla principal es gloriosa: Damian Lewis, Ron Livingston, Donnie Wahlberg, Scott Grimes, Shane Taylor, Rick Gomez, Dexter Fletcher, Neal McDonough y un interminable etcétera. Resulta también un catálogo de actores hoy por hoy muy conocidos, que pueden pasar desapercibidos si uno parpadea: Stephen Graham, Tom Hardy, Simon Pegg, Dominic Cooper, Jimmy Fallon, James McAvoy, Andrew Scott y más.
Aunque cada episodio es imperdible, me permito destacar dos. “Bastogne” cuenta el interminable bombardeo en el nevado bosque que da nombre al capítulo. Narrado desde la perspectiva del cabo Roe, el “médico” de la unidad, es una suerte de actualización de una de las mejores películas bélicas jamás realizadas: Battleground (William A. Wellman, 1949). “Why We Fight“, el del campo de concentración, sigue demoliendo a cualquiera que tenga algo a la izquierda del pecho.
Ganadora de cuanto premio hubo en su momento, lo mejor que se puede decir sobre Band of Brothers es que sigue siendo insuperable en su género, una verdadera proeza televisiva.
Hermanos de sangre (Band of Brothers). Diez episodios de una hora.
Los marines del Pacífico
En el momento de su estreno (2010) comparé a Pacific con su hermana mayor y eso la mató: no pasé del primer episodio. Y la verdad es que fui injusto, porque aunque estamos ante un producto en cierta medida (muy corta) menor que Band of Brothers, esta miniserie que narra la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico desde la perspectiva estadounidense va ganando confianza episodio tras episodio y alcanza un inmenso valor propio.
Probablemente lo que no la deja volar con tanta fuerza es que el conflicto en sí mismo se desarrolló de manera diferente, y allá donde en Band of Brothers teníamos una sola compañía y una sola campaña a lo largo del tiempo y en varios países, aquí tenemos diferentes tandas de personajes que van rotando por numerosas islas y batallas, lo que genera mayor dispersión narrativa.
La campaña del Pacífico fue mucho más ardua y extensa en la vida real, por lo que es lógico que vayamos viendo tandas de personajes relevo, pero eso hace que algunas veces terminemos extrañando algún personaje que nos caía bien o que nos cueste enganchar rápido con otros recién llegados. Pero cuando nos acostumbramos a que ese va a ser el formato, pronto el drama, la tensión y la emoción nos ganan.
Con la figura de Bruce McKenna como showrunner, una reconstrucción de época perfecta, la buena mano de directores como Jeremy Podeswa, Carl Franklin o Graham Yost, y un elenco infinito (James Badge Dale, Jon Seda, Rami Malek, Jacob Pitts, Brendan Fletcher, William Sadler, Jon Bernthal, Nate Corddry y Matt Craven, entre muchísimos otros), la serie alcanza su mejor nivel nada menos que en sus tres últimos episodios, por completo desoladores, con el final de la guerra y la conclusión amarga de qué significó participar en ella para los personajes que lograron de algún modo contar el cuento.
El Pacífico. Diez episodios de una hora.
Maestro del aire
Esta subida de ambas miniseries a Netflix da esperanzas –e incrementa el entusiasmo– ante el anuncio de que, por fin, la tercera miniserie de Hanks y Spielberg sobre la Segunda Guerra está en marcha. Anunciada hace ya 13 años, Masters of the Air se va a concentrar en la campaña aérea y en particular en los tripulantes de un bombardero BL17, también conocido como “fortaleza voladora”, lo que recuerda a la maravillosa Memphis Belle (Michael Caton-Jones, 1990).
Confirmado su estreno para antes de fin de año, sólo queda esperar, calentando el pico con estas otras dos maravillosas miniseries que tanto nos han dado y nos vuelven a dar.