Desde la primera canción que dio vida al –ya no tan– nuevo proyecto de Alberto Mandrake Wolf (Mandrake y los Druidas), que arrancaba el homónimo disco debut de 2017 y que se titulaba, justamente, “Comienzos, comienzos”, quedó claro para dónde iba la mano musical: un rock de enfoque clásico, ensamblado en forma orgánica, sin muchos agregados de posproducción –los famosos overdubs–, que a su vez suena amplio, atmosférico –lo contrario al punk, por ejemplo, que suena a espacio reducido–, con tendencia a crear climas. Parte de esto se debe a que Mandrake formó la banda con músicos que, pese a ser más jóvenes que él, comparten el mismo amor por el rock clásico (Ignacio Iturria en guitarra y voz, Ignacio Echeverría en bajo, voz y piano, y Federico Anastasiadis en batería, voz y percusión).

Hay una regla no escrita en el mundo de la música según la cual en el tercer disco de una banda es cuando se nota realmente de qué está hecha. Sea como fuere, lo cierto es que Mandrake y los Druidas acaban de publicar su tercer álbum, La suite de Raymundo –disponible en plataformas digitales y en vinilo, se presenta este sábado en el teatro Solís–, en el que efectivamente terminaron de redondear su enfoque estético y musical, tanto en forma como en contenido, haciendo carne aquella regla.

Para empezar, se trata de un disco conceptual, en el sentido más clásico y rockero de la expresión. La primera parte del álbum consta de siete “piezas” que conforman la suite que da nombre al disco –y que fue publicada aparte en plataformas, como EP, a fines julio–, un río de canciones y partes instrumentales –cada una numerada y con un título, como si fuera música clásica– que fluye continuo en un total de 16 minutos y medio.

El rock clásico –es decir, anglosajón– está lleno de ejemplos de este tipo de suites, como los 23 minutos de “Atom Heart Mother”, del disco homónimo de Pink Floyd, de 1970. Pero también hay ejemplos rioplatenses y ajenos al rock –pero cercanos a la música clásica, de donde nace el concepto– como la “Suite Punta del Este”, de Astor Piazzolla. Pero embarcarse en esto en pleno 2023 es una odisea, ya que con el déficit atencional que impera, por las infinitas pantallas y redes, implica atrapar al oyente para que a la tercera “pieza” siga escuchando en orden y reprima sus ganas de hacer cualquier otra cosa –como escuchar otra banda o dejarse llevar por el modo random de Spotify–.

La suite de Raymundo nos pone en ambiente desde el arranque, con el suave arpegio de guitarra eléctrica, que tiene un vaivén onírico, y no en vano ese primer movimiento se llama “Dormilón” y Mandrake presenta a un personaje sobre el que “dicen que de tanto soñar despierto se durmió, / de tanto irse por las ramas nunca más nadie lo vio”. Ese inicio da paso al puramente instrumental “El camino de los gauchos”, con un riff de guitarra contundente y arrollador –doblado por el bajo–, bien zeppelinero, ideal para despertar al “dormilón”.

En el tercer “movimiento” (“Miro, miro para arriba”) vuelve el tempo más lento y también un ida y vuelta entre lo real, lo onírico, lo irreal y afines. Mandrake canta ubicado en la pandemia (“hoy es un día de marzo del año 2020, / confinado estoy) y hace explícita la confusión: “Nuestro planeta se ha vuelto una gran cárcel, / la peste está afuera y adentro también. / A veces siento que me hablan ángeles / y lo irreal es normal”. El estribillo, un pedido desesperado pero pop (“fuera de mi cabeza, / de mi galaxia, / fuera de mi galaxia, / de mi cabeza), es de los más inspirados del disco, y en la coda irrumpe un arreglo de guitarra que tiene destellos –claro está– de vuelo cósmico –o lisérgico–.

El disco fue grabado en vivo en el estudio y el continuo fluir de las “piezas” es tan real que, cuando todavía estamos asimilando el eco que quedó de la anterior, arremete la que viene y no da respiro. En el cuarto track tenemos otro instrumental pesado, a cargo de otro riff zeppelinero, pero que en una parte despliega unas notas agudas repetitivas que huelen orientales. Así se da paso al quinto movimiento, “Yo no sé lo que es, me parece que es un puma”, una canción de dos minutos a puro hard rock, con un empuje salvaje de acordes que preguntan y responden.

Foto del artículo 'Rock en suite: Mandrake y los Druidas lanzaron nuevo disco'

Luego de tanta ebullición, la calma: “Welcome to my mundo” es una canción que empieza instrumentalmente tímida, con un caminante bajo al mejor estilo del clásico “Hit the Road, Jack”, de Ray Charles, que al final tiene a un Mandrake en plan blusero negro atrapado en el cuerpo de un blanco, que aúlla como un lobo intentando liberarse, para cerrar con “Revolotear de gavilanes”, una balada blusera que alterna con boogie-woogie.

La segunda parte del álbum consta de seis canciones “sueltas”, es decir, sin conexión aparente con la suite, pero que, obviamente, siguen la misma línea estética –por algo es un disco–, pero no sólo en lo musical sino también en las letras, porque algunas obsesiones vuelven a aparecer (lo onírico, por ejemplo: “La vida es un sueño dentro de otro sueño”, es la nolanera frase que tira Mandrake en “Todos esos incendios”). Hay cosas que podrían ser de un disco anterior, como “Homúnculo”, que empieza como un luminoso hard rockabilly para, de golpe, transformarse en un oscuro instrumental y después volver al principio como si nada.

“Lovecraft escucha la lluvia” es la que cierra el álbum, cambiando bastante la escenografía, ya que, por su métrica, melodía y ritmo –en 2x4–, desprende aires tangueados con alguna pizca afrancesada. En medio de este empuje atrapante, Mandrake canta un estribillo que quizás sea el más pegadizo del disco, por su melodía pero también por su letra, que queda retumbando: “¿Dónde irá a parar este mundo careta? / ¿Dónde irá a parar tanta hipocresía?”.

La suite de Raymundo, de Mandrake y los Druidas. El disco se presenta este sábado a las 20.30 en el teatro Solís. Entradas en Tickantel de $ 600 a $ 900.


Orquesta de las Señoras

Este sábado a las 20.00 en la sala Zavala Muniz del teatro Solís se presentará La Orquesta de las Señoras y sus diez integrantes interpretarán un repertorio de compositoras latinoamericanas –que incluye tangos, valses y milongas– y también material propio. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 450.

Pecho ’e Fierro

La banda de folclore y rock tocará este sábado desde las 21.00 en Magnolio Sala (Pablo de María y San Salvador). Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 600.

Walter Bordoni

El músico presentará su nuevo disco y libro, Promesas, memorias y algunos olvidos, este sábado a las 21.00 en la sala Camacuá (Camacuá y Juan Carlos Gómez). Las entradas se consiguen por Redtickets a $ 500. Hay 2x1 para suscriptores de la diaria.

Patricia Turnes y Siamesa

La escritora y cantautora Patricia Turnes se presentará junto con el dúo electropop Siamesa (conformado por Carolina Gil y Elena Rosano) este sábado a las 21.00 en el Auditorio del Sodre. Las entradas se consiguen por Tickantel a $ 500. Hay 2x1 para suscriptores de la diaria.