Dueños de una tradición milenaria que conjuga el asombro y el misterio del elenco itinerante, el circo sigue en pie, agiornado y vital. Este verano se renuevan las propuestas en la costa, con carpas instaladas en Piriápolis y La Paloma.

Tranzat

Desde hace ocho años la carpa del Tranzat se instala durante todo el verano en Piriápolis, por lo que ya es una visita esperada. Mudanza mediante, desde el 2 de enero está en La Horqueta, junto al Castillo Piria, y abrirá todas las noches hasta el 28 de febrero. El ingreso es por orden de llegada, el portón se abre a las 20.00 y las funciones son a la gorra (se sugiere un monto mínimo de 250 pesos como contribución para los artistas).

Clown, humor físico, rueda Cyr –rueda simple que debe su nombre a Daniel Cyr, confundador de la compañía de circo contemporáneo Cirque Éloize, quien la adaptó y desarrolló en 1996–, malabares, contorsión, acrobacias, telas, equilibrismo, suspensión capilar, hula hula, danza, bastones, presentadora y presentadores de circo y música en vivo componen una variada oferta que deleitará a los espectadores. La compañía cuenta con 12 integrantes, diez de ellos artistas, y una de las claves de la diversidad de la propuesta está en que reciben la visita de grupos invitados: los lunes y martes hay varieté a cargo de invitados; el resto de la semana hay varieté Tranzat.

El nombre del circo es un homenaje a su historia transatlántica: se trata de un proyecto que nació de la colaboración de El Picadero, de Uruguay, y la Association Cirque sans Raisons, de Francia, que gestiona la primera carpa de circo en nuestro país que se dedica al desarrollo, la investigación y la creación en el ámbito del circo contemporáneo, una etiqueta que refiere a criterios estéticos y, sobre todo, al énfasis en lo teatral. Desde aquel 2014 en que se formó, el Tranzat levanta su carpa cada verano junto al Castillo de Piria y ha recibido a cerca de 150.000 espectadores.

Circo Tranzat (archivo, enero de 2019).

Circo Tranzat (archivo, enero de 2019).

Foto: Alessandro Maradei

Cada noche ofrecen una amplia gama de espectáculos originales en funciones que combinan destreza, música en vivo y una amplia gama de disciplinas circenses aptas para todo público. Además, desde el ingreso los visitantes estarán inmersos en un espacio lúdico que invita al disfrute, con circoteca, cantina y food trucks para hacer más amena la espera.

Migra

Proyecto Migra regresa al balneario rochense La Paloma en su séptima temporada a todo circo, con funciones diarias a la gorra en la carpa frente a la Bahía Grande, a 50 metros de la avenida Solari, que tiene capacidad para 200 espectadores. “Nuestra casa es un espacio móvil, un centro cultural itinerante que viaja desde los epicentros urbanos hasta los territorios más alejados, brindando espectáculos de nuevo circo y un espacio abierto para todxs, porque creemos que la cultura es un valioso canal de encuentro para construir una comunicación alternativa que promueva la integración y la diversidad”, sostienen.

Fundada en 2015, Proyecto Migra es una plataforma especializada en el circo contemporáneo y con una fuerte impronta teatral. Cuentan sus integrantes que en sus siete años de existencia “se ha constituido como un referente en Argentina y en América Latina por la calidad y singularidad de sus propuestas”.

Se definen como “un circo sin animales ni domadores” que llevan adelante “artistas profesionales de circo motivadxs por un proyecto artístico, poético y social”. Ofrecen un espectáculo abierto a todo público, con una programación variada que incluye diferentes propuestas durante la semana, talleres de circo para las infancias, seminarios, residencias y conciertos, entre muchas actividades.

Para este año anuncian tres espectáculos nuevos, disfrutables tanto para niñas y niños como para adultos, en funciones que reúnen la destreza del circo con una puesta en escena renovada y fresca, todos los días a las 21.30 y a la gorra, un concepto que reivindican: “Para que sea completamente accesible, para que nadie se quede afuera, para tener la libertad de poner un precio, para encontrarnos frente a la decisión de valorar el trabajo ajeno, para entender una vez más que el trabajo artístico no es gratis, para poder disfrutar sin el peso de un número prefijado. Pero la gorra no es gratis, no es una limosna, no es una propina, no es un poquito, no es lo que sobre, tampoco una contribución. Es una decisión consciente, de los que hacemos y de quienes nos acompañan; la gorra es una entrada. La gorra es libertad, por lo tanto, es responsabilidad. Es una elección, como el circo, un estilo de vida”.

Los lunes son los días en que reciben y comparten con el público la actuación de compañías invitadas, tanto nacionales como internacionales: Pieles, de la locataria Danzandoando, Borska de la compañía uruguaya Clap Clap Circo, Américo, de Camila Basterra, que llega de Rosario, Argentina, y las también argentinas Soko con Amistá y Las Dukesas con Fuga y Dukesas vuelve.

El resto de la semana es de los anfitriones, que los martes y miércoles ofrecen su espectáculo Aquellos años, los jueves y viernes, El festejo y los sábados y domingos, Excéntrico cabaret.

Además, durante todo enero darán talleres de circo para las infancias en las tardes de martes y jueves, de 15.30 a 17.00.