Una plaza de pueblo amplificada con la más diversa selección musical; un montón de revistas y diarios en español y en portugués a disposición para recortar, pegar y rearmar; una colección de discos importados de un padre sonidista y musicalizador de Bella Unión, en Artigas; un primo del padre dueño de un cine que le habilita la entrada a la sala cuantas veces quiera. A comienzos de los 80 Paola Dalto descubrió de un saque a la princesa Leia de Star Wars, la bossa nova de Chico Buarque, los robots de Kraftwerk, los discos de Donna Summer, la pinta de Rick Deckard en Blade Runner y los sacos blancos de Roberto Carlos.
“Mi vida es así, lo que puede haber cambiado es que ahora sea un poco más o menos conocida, pero siento que siempre fui DJ”, dice Dalto, en diálogo con la diaria, justo después de chequear su escenario para el sábado, ubicado en el balcón de la Intendencia de Montevideo, poniendo en perspectiva sus comienzos como musicalizadora y conductora de radio en Artigas y su agenda de este verano, con fiestas por la costa uruguaya, luego de participar en dos eventos multitudinarios en la rambla de Punta Carretas como La Bajada y el festival Montevideo Late.
En su lista de fechas trascendentes también se destacan los sets de primavera en su rol de figura icónica de la Marcha de la Diversidad, que en 2023 la encontró en los festejos de San Carlos, en Maldonado, y otros eventos menos promocionados y más conocidos entre aquellos que salen a bailar, cualquier día de la semana, muy entrada la madrugada.
Madonna es uno de sus grandes referentes como artista, pero también nombra a Pearl Jam, Metallica, Tame Impala y al joven artista uruguayo Eros White. Por sobre todos ellos, en su rostro maquillado y su vestimenta laboral reluce el espíritu de David Bowie: “Lo que sucede es que lo conocí en mi preadolescencia y me abrió la cabeza en muchos aspectos con su imagen y su música”, dice sobre su admiración por el británico. “Es alguien que me ha acompañado mi vida entera a través de su obra, que es inabarcable y que también incluye las artes plásticas y el cine. Fue un adelantado a su tiempo, y creo que ese vanguardismo fue el que me permitió pensar: ‘Yo quiero ir por ese camino’. Sigue siendo una fuente inagotable de inspiración”, afirma.
Antes de dedicarse por completo a su trabajo como DJ, trabajó en varias disquerías de la capital: “Me encantaba. Cobraba por estar ocho horas escuchando música y charlando sobre discos, que es de las cosas que más me gusta hacer”, reflexiona. “Además, yo misma gasté, y sigo gastando, un montón de plata en música. Me acuerdo de juntar monedas de niña o de pedir discos para mis cumpleaños”. Dalto se considera una coleccionista que, al contrario de amigos y colegas, se rige por un orden caótico de almacenamiento que sólo ella puede codificar; entre sus joyas destaca un white label del grupo Bauhaus con una versión de “Ziggy Stardust”. “En ese vinilo se me unen muchos universos”, apunta.
Miles de sensaciones
“Es una experiencia hermosa. Se produce un ida y vuelta de energía muy difícil de describir”, dice sobre lo que se siente cuando le toca actuar ante miles de personas. “En escala pequeña también percibo esa energía, la valoro y la disfruto, pero a gran escala es increíble”.
Poner a bailar a cientos de miles de personas “no es fácil de lograr”, asegura. “Eso te lo da el oficio. Tenés que saber cómo conectar con gente que no necesariamente llegó al lugar para verte a vos, que en una de esas sos parte de un festival. Yo me valgo de mi amor por la música y mi gran amplitud de gustos. En el Montevideo Late, por ejemplo, los 40 minutos que tenía pautados los organicé para recorrer 40 años de historia con canciones de hoy y de siempre”, explica.
A la hora de definirse entre sus colegas, antes de elegir un género o subgénero de la música electrónica se reconoce como una “todoterreno”: “Soy un poco de cada cosa, y eso me permite moverme en diferentes fiestas y lugares del país. En mi ADN está lo inmediato del pop, el rock y otras cosas de las que me nutro, como el teatro, el cine, las exposiciones de pintura y fotografía. Puedo estar musicalizando una boda, otro día hago un set en un festival de música electrónica, y otro abro para Vanessa Britos”.
Una en 300
Dalto también resalta su orgullo como representante de la cultura rave local “desde el minuto cero” y recuerda sus noches en Milenio, en la Ciudad Vieja: “Yo vivo yendo a ver a mis colegas y recorriendo fiestas. Te diría que es lo que más disfruto. No puedo vivir sin bailar house y techno hasta el amanecer”, confiesa.
No hace mucho que se enteró de que será la única DJ de la grilla de espectáculos musicales con los que este sábado la intendencia comienza a festejar los 300 años de Montevideo. “Estoy súper honrada de ser parte de este evento e intentaré dar lo mejor de mí para honrar mi profesión y dejar muy en alto el nombre de todos los DJ uruguayos. Esa es mi meta principal”, asegura.
A las tres de la tarde, Paola Dalto dará play a sus bandejas y de noche, pasadas las 12.00, volverá con otro set, antes de una llamada con 300 tambores. “En mi primera vuelta voy a homenajear a Montevideo con canciones de artistas uruguayos de diferentes épocas, desde Carlos Gardel a Martín Buscaglia”, adelanta. “En la segunda, teniendo muy presente mi activismo LGTBIQ+, va a sonar mucha música de disidencias del Uruguay”, promete.
“Las polémicas siempre están rondando este tipo de espectáculos, y más en estos tiempos en que todo está más polarizado que nunca”, afirma sobre los debates públicos que se han generado a partir de esta actividad. “Toda expresión del arte es política, pero lo que realmente importa es que esto es una fiesta”, concluye.