Con su ópera prima Promising Young Woman (2020) la escritora británica Emerald Fennell no sólo consiguió un Oscar a mejor guion original, sino que se transformó en una referente al momento de ironizar sobre las clases acomodadas y sus privilegios. Todos sentimos fascinación por los ricos; las sórdidas vidas de los aristocráticos siempre han sido nutrido material para las novelas y el cine.
En este segundo trabajo como directora, Fennell analiza las vidas de un clan de británicos ricos a través de los ojos de un extraño. Al igual que Promising Young Woman, Saltburn comienza como una comedia oscura para luego convertirse en un thriller psicológico. Con su ingenio característico y un elenco liderado por el actor irlandés Barry Keoghan en su mejor actuación, Saltburn es una crítica ácida a la ostentación y una provocadora sátira sobre jóvenes ricos y excéntricos.
Oliver Quick (Keoghan) acaba de empezar su primer año en Oxford como estudiante becado y está dolorosamente fuera de ambiente: es inteligente y culto, pero socialmente está bastante perdido. Todo resulta hostil para Oliver hasta que el gran hombre del campus, Félix Catton (Jacob Elordi, Elvis en Priscilla, Nate Jacobs en Euphoria), le ofrece su amistad, tras un hecho fortuito, y lo seduce instantáneamente. Félix es rico, carismático y parece conseguir todo lo que quiere.
Luego de una tragedia familiar que atraviesa a Oliver antes de las vacaciones, Félix (en un momento de genuina caridad) lo invita a Saltburn, su casa de campo, sumándolo a su extravagante familia. Pero Oliver, quien se ve deslumbrado por el encantador y aristocrático mundo de los Catton, toma esto como una oportunidad. Conoce a los padres de Félix, Sir James Catton (Richard E Grant), Elsbeth (Rosamund Pike), y a su hermana Venetia (Alison Oliver) y queda fascinado por su riqueza. Y es sólo cuestión de tiempo para que eso lo transforme a él y también a sus ambiciones.
Mientras la historia se sitúa en Oxford, su intención es claramente mostrar la despiadada y escandalosa diferencia entre los que tienen y los que no. Pero cuando la narrativa se traslada a la casa de los Catton, la transición de la comedia negra al thriller funciona a la perfección mediante escenas que traspasan todos los límites, con una familia disfuncional pasivo-agresiva y bajo un constante erotismo. La tensión sexual entre Oliver y Félix avanza sutilmente (muy similar a la dinámica entre Matt Damon y Jude Law en El talentoso Sr. Ripley), generando una atrayente y seductora confusión en el espectador.
La transformación de Oliver es magistral; es el eje narrativo de la historia y la razón de ser. Su personaje muta de manera exponencial y el descubrimiento de su real historia es impactante, pasando del tímido chico de pueblo a un hombre manipulador y oscuro. Oliver entra en la mente de cada uno, los inquieta y los seduce. En su rol (brillantemente ejecutado por Keoghan) muestra una amplia gama de aristas, desde un niño en apariencia desconectado y sin suficiente cuidado, hasta el dueño de un cerebro ingenioso y retorcido. La discreta manipulación de Oliver con los Catton sirve como base detrás de este drama de tono negro y turbio.
De cinematografía y locaciones perfectas, Saltburn es una excelente alegoría de los desclasados y de los que quieren ser lo que no son. Representa el sueño utópico de ser rico y a la vez odiar a los ricos (“perros mimados durmiendo panza arriba, sin depredadores naturales”), y es un relato transgresor sobre las clases sociales, el valor del dinero y el deseo.
Saltburn juega con la mente del espectador y por momentos es fascinantemente aterradora y perturbadora; un thriller psicológico típicamente inglés, de primer nivel, que representa una sátira social y cultural. Una sensual y elegante burla a la deconstrucción del sistema de clases, altamente recomendable.
Saltburn. 127 minutos. En Prime Video.