Cabría consultar con alguien más memorioso que uno (o más viejo) para tratar de ubicar los reportajes que José de Zer hacía para Nuevediario sobre mediados y fines de la década de 1980. O si no, se puede mirar el especial que Damián Kuc le dedica en sus recomendables Historias innecesarias, luego de ver la película El hombre que amaba los platos voladores.
Sea por el aporte del memorioso o por el video de Kuc, sabemos que en 1984 José de Zer era uno de los periodistas estrella de Canal 9, en particular concentrado en la sección espectáculos y, más específicamente, en la farándula argentina y en el teatro de revistas de Carlos Paz o Mar del Plata. Nacido como José Bernardo Kerzer en el seno de una familia judía de algún punto capitalino (ni el lugar ni la fecha exacta son del todo seguras), participó de muy joven en el conflicto bélico entre Israel y La República Árabe Unida que se conoció como la Guerra de los Seis Díaz, experiencia que -si le hacemos caso tanto a la biografía oficial como a la película- lo marcó a futuro.
En ese 1984, De Zer pega un giro dentro de su carrera en el noticiario y comienza una serie de informes o reportajes que lo lanzarían a la fama total y absoluta que ocuparía durante más de una década. En ellos, abrazó felizmente cuanto concepto disparatado se le cruzara -ovnis, lugares malditos, posesiones-, cubriéndolos con aparente rigor periodístico y acompañado de su fiel camarógrafo, Chango.
Hay quien puede afirmar, con bastante acierto, que lo que hacía De Zer era lo que hoy por hoy conocemos como fake news. Pero había en él y sus informes, antes que nada, un afán de generar puro entretenimiento. Y en su propia figura algo de ese quijotesco cruzado capaz de internarse en las sierras de Córdoba durante meses hasta dar con la pista firme de un platillo volador.
Este tipo de figura, me atrevo a decir, sólo podría gestarse en el país vecino. La popularidad de De Zer fue cimentada en altísimos ratings e informes cada vez más polémicos, pero fue en particular su primer acercamiento a estos temas -en el cerro La Candelaria- acaso el más popular. Sobre ese momento puntual es que se concentra la película dirigida por Diego Lerman y escrita por él junto con Adrian Garza Beniez, el director de Gigante y El 5 de Talleres.
Sbaraglia enorme
En esta ficción, un enorme e irreconocible Leonardo Sbaraglia da vida a José de Zer y es asombroso su trabajo. Seguimos al periodista en su salto desde reportar la farándula a cubrir platillos voladores a partir de una turbia propuesta que le hacen, justamente, terratenientes cordobeses. Pero no es todo fiasco en De Zer, sino que hay una convicción real, una verdadera motivación, detrás de los reportes que genera. Ojo, convicción real que igual no impide que falsee testimonios, invente pruebas o directamente exagere cualquier indicio, en pos de mantener a la cadena televisiva -en la ficción, Canal 6 en vez de 9- produciendo el espacio.
Así, mientras trata de investigar más y más, y recorre las sierras al grito de “seguime, Chango, seguime”, con Sergio Prina en la piel del camarógrafo (y gran secundario), De Zer va construyendo su propio misterio, su propio universo. En la visión de Lerman, el periodista es casi un personaje herzoguiano y hay en toda su presentación algo de la fascinación que se apoderaba de Richard Dreyfuss en Encuentros cercanos del tercer tipo. Si bien respeta varios aspectos biográficos, esa presentación está lejos de construir una biopic en regla, puesto que las libertades son muchas (y se agradecen).
Acaso ahí esté el punto que no le permite a la película volar más alto: en mantenerse cercana al De Zer real en lugar de abrazar verdaderamente toda la locura del De Zer personaje (o, incluso, toda la locura que podemos imaginar en el De Zer real tampoco), generando una comedia dramática con un protagonista disparatado y desmedido, pero al que no se aprovecha hasta las últimas consecuencias.
Acompañado por un gran elenco -Osmar Núñez, María Merlino, Norman Briski, Mónica Ayos, Guillermo Arengo y Daniel Aráoz-, Sbaraglia brilla con luz propia, y aporta muchísimo a un relato que entretiene y cuenta parte de la posible historia de José de Zer, un campeón del periodismo televisivo sin límites o un chanta de cuidado (usted elige). Lo hace, además, aprovechando las locaciones de la historia real y reconstruyendo cuadro a cuadro algunos de sus informes especiales, que todavía podemos encontrar en Youtube para reconstruir nosotros también a tan particular personaje.
El hombre que amaba los platos voladores. 107 minutos. En Netflix.