A los 16 años, Manuel Botana convenció a sus padres de que le pagaran un curso de stand up.  Aquel adolescente que sentía que no destacaba en nada tuvo un pálpito y el escenario se transformó en un modo de vida, junto con sus roles de guionista, animador de eventos, dramaturgo y director, siempre con la risa como hilo conductor.

Ahora, a sus 28, relata fragmentos de ese derrotero en su primer texto propio, el unipersonal Mucho, que conjuga varios géneros que lo atraen, desde la comedia hasta el musical, y presenta como una salida del clóset en formato íntimo. Dice que disfruta cuando logra hacer “algo profundo” y a la vez “una obra simple para los espectadores”. Como si invitara al espectador a ingresar a su cuarto, se apoya en diferentes monólogos para cantar y llorar (como Anne Hathaway, apunta), para actuar bien (como Cate Blanchett). Desde niño sus referentes estuvieron en Hollywood y siempre fueron femeninos, incluso en películas de acción, como Tomb Raider y Los ángeles de Charlie, que llegó a alquilar 25 veces del videoclub.

Hijo del dirigente nacionalista Sergio Botana y parte de una familia que incluye al empresario periodístico Natalio Botana, el actor descubrió a un personaje especialmente simpático en su árbol genealógico: Raúl Damonte Botana (1939-1987), alias Copi. Leyó La guerra de las mariconas y quiso saber más de ese escritor, historietista y dramaturgo.  Se entusiasmó con los puntos de contacto que encontró con esa suerte de tío lejano, sobre todo en el tono, una ironía que permite desplegar una emocionalidad fuerte, incluso trágica, sin dejar de hacer comedia.

A diferencia de Copi, Botana no apela a un seudónimo: “Primero que nada, no pido permiso para escribir, porque entiendo que tengo total derecho a contar mi historia y a pensarla. Y es una familia de recontra escritores”, recalca.

Su espectáculo plantea un personaje confesional, que siempre quiso actuar, aunque lamenta que nadie haya descubierto su talento: “La masculinidad tiene mucho que ver con la performatividad, ¿no?”, pregunta Botana, y cita a la antropóloga argentina Rita Segato cuando habla de que “ser hombre tiene que ver con actuar un montón de cosas y, específicamente, con actuar un mandato de potencia para hacerse valer”.

Botana testeó Mucho el año pasado en salas más chicas (El Espacio Vacío y Teatro Alianza) pero interpretar un texto propio y personal en un sitio como el Solís es otro asunto. De todos modos, no será su primera vez: allí hizo Manifiesto para unicornios insatisfechos (2023), estuvo invitado a La bella Helena (2022), una coproducción de la Comedia Nacional y la Banda Sinfónica de Montevideo, y antes montó The Shrew (2017), de la compañía Teapot, con la que además llevó al Sodre Furiosa (2021), por la que obtuvo una nominación al Premio Florencio al Mejor actor de reparto. Con la agrupación Bestia Peluda protagonizó la obra para niños El viaje al centro de la Tierra (Teatro Alianza, 2019) y junto al equipo de Teapot, que dejó de ser únicamente un elenco de teatro educativo en idioma inglés para dirigirse a un público más amplio, creó el espectáculo Voz y voto (2023, Sodre).

Como comediante, llevó adelante el ciclo Disculpá el kilombo (Bluzz Bar, 2015-2019), que produjo y creó junto a Laura Falero, y la improvisación lo llevó a integrar las compañías BotanaEsUnGil y Sandra. Dirigió el espectáculo Plasticina (2017, El Galpón). Fue guionista de la serie El Kimberley Proyect (UN3TV, Funny or Die) y La Voz Kids (Canal 10).

De todo ese bagaje rescata el stand up como “la mejor manera de aprender a estar en escena, de aprender a comunicarte con el público y a estar muy muy presente, de aprender a decir un mismo texto como si fuera la primera vez, siempre fresco, de alguna manera”. Eso le permite llevar adelante este unipersonal sin vivirlo como una pesadilla; al revés, dice, “es un sueño”.

A raíz de Mucho, este año el colectivo Ovejas Negras lo convocó para que fuera presentador en el escenario de la Marcha de la Diversidad. La magnitud de la propuesta le dio tantísimos nervios, pero nadie le quita lo que significó esa experiencia: “La verdad, para ser una persona que estuvo en el clóset hasta los 22 años, animarse a presentar la Marcha de la Diversidad fue importante, como pararme en un lugar político en el que creo profundamente”.

La película de su vida

Botana tiene entre manos un proyecto cinematográfico, Primavera en Sayago, el primero que escribe y que tiene planes de dirigir. Fue seleccionado por el fondo de desarrollo del ACAU y quedó finalista del concurso Taco Larreta. “Es una película que en principio fue mi tesis”, cuenta el licenciado en Comunicación Audiovisual por la ORT. También es una historia con ribetes autobiográficos, que rescata el rol que tuvo su abuela en su crianza.Aunque tiene bastante de su peripecia, del momento en que sus padres se separaron y Manuel se mudó con su madre al mismo terreno de la casa de su abuela, no reservó un para sí mismo.

Mucho, dirigida por Luciana Lagisquet. 5, 6, 12 y 13 de noviembre a las 20.00 en la sala Zavala Muniz del teatro Solís. Entradas $ 550. 2x1 para la diaria.