El subgénero de la comedia romántica, cuya explosión se dio en las décadas de 1980 y 1990, se ha convertido en los últimos años en una rareza cinematográfica en medio de una industria saturada de éxitos de taquilla de acción y franquicias de grandes productoras. Las historias que exploran con profundidad las complejidades de las relaciones han quedado relegadas a un segundo plano.

Sin embargo, cuando se narran con cuidado y se ejecutan con calidad, esas comedias nos dan la oportunidad de reflexionar sobre los lazos y la vulnerabilidad de la experiencia humana. Es el caso de Una aventura en Marruecos, de Susannah Grant (guionista de la icónica Erin Brockovich), protagonizada por Laura Dern (ganadora del Oscar en 2020 como actriz de reparto por Historia de un matrimonio) y Liam Hemsworth (conocido por la saga Los juegos del hambre) en el papel de dos personas bastante solitarias que transforman su extraña relación en una historia de amor que les cambia la vida.

Similar, por su hilo conductor, a La idea de ti (con Anne Hathaway) y Baby Girl (con Nicole Kidman), Una aventura en Marruecos plantea la genuina conexión entre dos personas con una gran diferencia de edad cuando es la mujer la mayor en el vínculo, invirtiéndose el estereotipo habitual de un hombre maduro con una mujer más joven, tan usado y agotado en el cine.

Dern es Katherine, una exitosa escritora de mediana edad que, en medio de un bloqueo creativo, viaja a Marruecos a un retiro internacional de autores para terminar su último libro. Hemsworth es Owen, un joven agente inmobiliario que viaja allí para acompañar a Lily (Diana Silvers), su novia, también escritora, que disfruta del repentino éxito de su primera novela. Ambos están en ese paradisíaco lugar, pero aparentan otra cosa. Katherine pasa el día entero trabajando metida en su laptop y poco le interesa la interacción con los demás, mientras que Owen es un outsider del mundo de las letras que siente que no tiene nada que hacer en ese lugar. Su encuentro, casual e inesperado, da inicio a un profundo proceso de transformación que atraviesa por completo a ambos.

Alejada de muchos de los clásicos clichés de las comedias románticas, la película describe este amor maduro desde la conexión fortuita entre dos personas pero también desde la desconexión de sus propias relaciones anteriores. Dern es muy creíble como una mujer con una exitosa carrera que ahoga sus penas en su obra, pero es, sobre todo al inicio, una mujer dura y difícil de conocer, mientras que Hemsworth hace que Owen sea sensible y cercano, con lo que logra concitar empatía: no sólo se siente como el extraño en este retiro, sino cada vez más como un extraño en su propia relación. En Marruecos algo de ellos muere, se desprenden de lo que quisieron que fuera y no pudo ser, y viven su nuevo vínculo como una experiencia transformadora. Su historia se aborda desde el lado de las imperfecciones, del ser uno mismo, de las falsas idealizaciones sobre el amor romántico y de la vital importancia en la aceptación de la naturaleza del otro para que eso funcione.

Casi como una microversión de Antes del amanecer, con un ritmo calmo y pausado que desmenuza cada personaje, Una aventura en Marruecos es una historia delicada y sensible con una tensión lo suficientemente fuerte para mantenernos atentos al desenlace de la historia de Katherine y Owen. Con hermosos paisajes, buenas actuaciones y un cálido guion, la película es el relato del encuentro de dos personas en momentos clave de su vida, en medio de un viaje que termina siendo de autodescubrimiento, sobre cómo el amor y la identidad están tan enlazados y cómo un cruce casual puede determinar el cambio de rumbo de nuestra vida.

Una aventura en Marruecos. 96 minutos. En Netflix.