“Encontrar la voz no es vaciarse de las palabras de los otros sino adoptar y abrazar filiaciones, comunidades, discursos. Cualquier artista sabe esto, no importa cuánto intente esconder ese saber”, escribe María Gainza en Un puñado de flechas (Anagrama, 2024). Gainza, crítica de arte devenida escritora de libros que tanto pueden clasificarse como ensayos como relatos, conoce de lo que habla. La hibridación es una vía validada. En esa veta, convocando distintas disciplinas, se ubica el espectáculo Universo Troche, que por iniciativa de la dramaturga y directora Vachi Gutiérrez (Bienvenido todo), llena la sala mayor del teatro Circular de músicos, actores y un dibujante que se presta a la performance: Gervasio Troche.
“Todos tenemos que echar abajo la casa donde nos criamos”, reza, palabras más, palabras menos, uno de los primeros parlamentos de la troupe que, provista de narizotas como picos, funge como personaje grupal salido del papel. Ese coro, al que por momentos se une en coreografías el propio Troche, recorre la biografía de este hijo de exiliados uruguayos, nacido en el barrio porteño de Avellaneda en 1976, que pasó por México y Francia, olvidando lenguas y acentos a medida que cambiaba de país. Es cuando se instala en La Teja que ese niño enfrascado en garabatos empieza a frecuentar el quiosco para copiar a sus ídolos, entre los que se destacan dos, sobre todo: el argentino Quino y el rumano-estadounidense Saul Steinberg.
Parte fundamental de la pieza es la gran pantalla donde se van proyectando los trazos en tinta y agua que Troche hace desde un escritorio, callado pero sonriente, animando el resultado manualmente, con simples movimientos del papel o asistido por las visuales de Miguel Grompone. En ocasiones los intérpretes interactúan con los dibujos y el efecto llena de gratitud infantil a las gradas.
Colegas como el argentino Liniers han hecho experiencias escénicas con su oficio, aunque bien distintas.
Un carácter apacible y lúdico atraviesa los cuadros que delinearon Vachi Gutiérrez y Andrés Gallina para contar cómo Troche, quien asistió al taller de Tunda Prada y Ombú y también pasó por la Escuela Nacional de Bellas Artes, fue encontrando un estilo, desde el dientudo personaje Mangrullo hasta el descubrimiento de la página negra “agujereada” por las estrellas, donde unos simpáticos narigones mudos parecen asumir su existencia por medio de elementos recurrentes, como las linternas, los paraguas, la cuerda floja.
La satisfacción de haber sido publicado, primero en el periódico barrial El Tejano, de ser seleccionado para la extinta revista Guambia, de trabajar luego en el diario La República y en otros medios locales, como Lento y fuera de fronteras, en Folha de São Paulo y La Nación, pero también de mostrarse en su blog personal, es transmitida con la modestia de quien persevera hasta encontrar un rumbo.
El hall del teatro ya anuncia un clima de festiva calma, atravesado por banderines y originales en tinta china y acuarela pinchados en las carteleras, además de un mostrador donde están a la venta sus tres libros: Dibujos invisibles (2013, Sudamericana/Reservoir Books), Equipaje (2015, Criatura editora) y Lumbre (2022, Editorial Club), aparte de camisetas ilustradas. Al ingreso a la sala, un mural va avanzando función a función. Al final, lo remarca el autor, el público puede llevarse de recuerdo los dibujos hechos esa noche.
Universo Troche en teatro Circular (Rondeau 1388) los sábados a las 21.30 y los domingos a las 19.30. Entradas: $ 600 en boletería y Redtickets.
Petrona en el Parque Rodó
Petrona, una obra de teatro-danza sobre la vida y obra de la pintora Petrona Viera (1895-1960), vuelve a presentarse con entrada libre este fin de semana en el jardín y en el auditorio del Museo Nacional de Artes Visuales. Con una estructura metaficcional, el espectáculo presenta a un grupo de artistas que buscan hacer una obra escénica sobre la pintora Petrona Viera y con esa intención contactan a Matilde, su sobrina, para que les comparta su historia. A partir de su relato, el elenco hace un recorrido por la vida y obra de la pintora. La dramaturgia y la coreografía son una creación colectiva, dirigida por Carmen Lecueder y Agustina Morel, acompañadas en la interpretación por Federica Mancebo y Patricia Porzio. La función de este sábado a las 17.00 es especial, ya que contará con la intérprete de lengua de señas Sofía Dibarboure y luego habrá una charla de media hora. Están programadas más presentaciones para el sábado 30 y el domingo 1º de diciembre.
Soñadoras en el jardín
Diez de cada diez es una acción colectiva que se lleva adelante desde 2015 abordando problemáticas de género. Su propuesta Un sueño en el parque se realiza al atardecer, dando inicio a una performance protagonizada por una niña que sueña que está perdida en un bosque donde no tiene miedo. Mediante el juego de luces de los celulares y sonidos las actrices hacen coreografías que se entrelazan en el jardín mientras el público ingresa a esa atmósfera de ensoñación o bosque encantado descubriendo a diversos personajes que componen un museo vivo bajo el cielo estrellado.
El Jardín Botánico (entrada por la avenida 19 de Abril) es el escenario de esta performance dirigida por la artista visual Valeria Píriz que se reedita este sábado a las 20.30. Si bien el ingreso es libre, sugieren un bono colaboración de $ 300 y toman reservas al 094 931 993.
Participan Alejandra Cuadrado, Deby Alazraki, Ernestina Pereyra Gallo, Gabriela Rosselló Caics, Isabel Toledo, Jennyfer Piazza, Josefina Piñeirúa, Kellyns Herrera, Lucía Mato, Maite Bigi, Makkela, Mariana Escobar, Milene Rouiller, Silvia Copello, Valeria Martínez y la propia Píriz.