En años recientes hemos visto a Mae Dong-seok, más conocido internacionalmente como Don Lee, golpear mucho. Mucho y a todo. Criminales en su saga The Roundup; zombis en la ya mítica Tren a Busan; policías en las variadas veces que ha hecho de mafioso, y hasta guerreros cuando la cosa lo ha llevado a la Era Joseon o la Corea medieval. Seguro que no quiere repetirse, así que ahora lo vamos a ver repartir tortazos a soldados, zombis medio reptiles y hasta cocodrilos gigantes de dudoso CGI. Porque, como la diversión nunca termina con este Bud Spencer coreano, ahora la aventura lo lleva a una Seúl posapocalíptica donde escasean los alimentos pero sobran los enemigos a los que arrearles hostias al por mayor.

Curiosamente, lo de posapocalíptico viene de otra película, puesto que esta Badland Hunters es una solapada secuela de Concrete Utopia (2021, también en Netflix), donde se mostraba esta serie de inexplicables terremotos que arrasaban con la ciudad asiática. No es necesario, sin embargo, correr a ver nada de esto. Los terremotos ocurrieron, punto. Lo que queda de civilización adopta rápidamente características propias de la ficción distópica.

Don Lee interpreta a Nam-Sam, un tipo de oscuro pasado pero que en este presente tan aciago hace lo que puede por su comunidad, siendo el cazador principal de Villa Ómnibus (llamada así por razones evidentes), uno de los poblados sobrevivientes. Allí llega una comitiva de científicos, que explica que en un edificio cercano un doctor está haciendo una base para la mejor supervivencia de los jóvenes, e invitan a Han Su-na (No Jeong-ee) a ir con ellos. Pronto se revelan las turbias razones de estos sujetos, pero los villanos no cuentan con que la chica es amiga de nuestro protagonista y este, junto a su compañero Cho Ji-wan (Lee Joon-young) y una exsoldado de ese mismo edificio, Lee Eun-ho (Ahn Ji-hye), partirán raudos al rescate.

A partir de allí, ocurre lo esperable, pero no por eso menos divertido. Acción disparatada al por mayor, sin olvidar la tradicional mala uva coreana (o sea, pasan cosas bastante malas sin importar que estemos en una aventura menor ligera y escapista), un Mad Doctor a lo Frankenstein como gran villano a vencer (Lee Hee-joon, divertidísimo) y muchos homenajes al cine y televisión clase B de los 80, en particular a V. Invasión extraterrestre, más unas peleas espectaculares, que para eso es que uno se pone a mirar una de Don Lee: los tortazos duelen, los malos vuelan por los aires y nuestro héroe –invencible, pero falible, simpático y comprador– va apilando rivales.

Es muy probable que ante una mirada rigurosa poca cosa se sostenga en esta Badland Hunters. Pero la película apela a la complicidad de su espectador: miramos esto porque sabemos qué vamos a recibir. Lo miramos por ser fans de Don Lee. Y Don Lee nunca te deja a pie.

Badland Hunters. 107 minutos. En Netflix.